Bajo la influencia de los cuentos de Christian Andersen y la fascinación que siente por libros como la saga de Harry Potter y El principito, Mónica G. Contreras ha dado vida a Melly, la pequeña y bondadosa hada que protagoniza Las aventuras de Melly. Esta ópera prima narra las pericias del hada en su día a día y la forma en que ayuda a otros seres vivos del bosque con su determinación, su valentía y su gran corazón. Entre estos animales, veremos una familia de escarabajos que no pueden cruzar un charco, a unos patitos enseñando a nadar a su hermano menor, a un pez en apuros, a una ardilla egoísta o un pájaro que, como Melly, aún no sabe volar.
La línea que siguen los capítulos es clara y responde a la clásica estructura de inicio, nudo y desenlace. Es decir, presentación, conflicto y resolución de este. Mónica G. Contreras ha sabido marcar perfectamente esas partes para que el mensaje que quiere transmitir con sus cuentos llegue de forma directa y limpia hasta su público: los niños. Su prioridad ha sido proporcionarles una lectura entretenida por la que puedan deslizarse sin dificultades al tiempo que asimilen valores como la amistad, el respeto y la bondad. Así, la característica principal de Las aventuras de Melly radica en su sencillez, en la sobresaliente capacidad de la autora para seguir un patrón básico y que nada estorbe al público o haga que pierda el interés. No obstante, los puntos positivos del cuento no quedan ahí.
El personaje protagonista ha sido pulido y delineado con tanto esmero y mimo que resulta imposible no identificarse con él. Melly es una niña más que está descubriendo el mundo, conociendo a otros seres vivos y empezando a relacionarse con ellos. Sin diccionarios ni reglas, va aprendiendo lo que es la amistad y cómo sus acciones repercuten en aquellos que le rodean y en ella misma, pues a cada paso Melly se siente más valiente y confiada. Apenas consciente de esto, su afán por ayudar a los animales va venciendo a sus miedos e inseguridades, los cuales son sustituidos por astucia y perseverancia. La pequeña hada no sabe cuándo conseguirá volar, pero confía en que lo logrará si no deja de intentarlo una y otra vez. Jamás se rinde ante las adversidades y su corazón emana pureza y generosidad.
Además, los niños disfrutarán la lectura el doble gracias a las ilustraciones que Eduardo García Torres ha realizado para la ocasión, con las que, una vez más, volvemos a la sencillez. Unas pocas líneas y colores bastan para generar una escena-resumen entrañable que disfrutarán los más pequeños y que despertará la nostalgia de los adultos. Las ilustraciones evocan la niñez, esos primeros dibujos que realizábamos con nuestro estuche de lápices de colores y las Plastidecor. Hay orden y espontaneidad, imperfección y armonía… En resumen, esa mágica y enternecedora disyuntiva entre cómo vemos el mundo y cómo lo representamos cuando estamos descubriendo lo que es dibujar. Las ilustraciones incluidas en Las aventuras de Melly, por tanto, apoyan la narrativa y la ensalzan moviéndose en el terreno de su público.
Con este debut, Mónica G. Contreras camina con paso firme y resolución por el género infantil, un área en la que, sin duda alguna, seguirá creciendo, como Melly; desplegando su imaginación para que tanto los niños como los adultos que los acompañan disfruten de una historia amena y didáctica a partes iguales.
Libro: Las aventuras de Melly
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