Desde el momento en que Teresa Sousa llega a Pontes años después de cerrar el taller de confección de camisones, los recuerdos se agolpan y, como quien tira de un hilo para deshacer una pieza de labor, se presentan uno tras otro buscando el sentido de casi una vida.
Aunque Seda de Florencia tiene a Teresa como protagonista, una solista está mejor acompañada de una orquesta, y esta es también una novela muy coral que da voz a cada una de las mujeres que forman parte del taller de costura. De hecho, en esta historia tiene mucha relevancia la capacidad del ser humano de progresar cuando lo hace desde lo colectivo. En esta recién publicada novela, Pilar de la Rosa pone el foco en la idea de que las personas somos capaces de afrontar nuestros problemas y superarlos cuando tomamos conciencia de ellos y nos ayudamos entre nosotros. En la novela, las decisiones que toman cada uno de sus protagonistas influye de una manera determinante en la vida de los otros, cambiando por completo el devenir de su existencia.
Así, un viaje a Florencia organizado por su hermano cambiará para siempre la vida de Teresa Sousa que, inspirada por los artistas florentinos, decide emprender un negocio de confección de camisones cuyas telas recuerden las de los cuadros de los Uffizi.
«[…] me faltan palabras para describirte la belleza de esas telas, casi mágicas, que fueron el embrión de Seda de Florencia, porque aquella noche cuando me puse el camisón me dio la impresión de que me ponía un saco».
Fundar una cooperativa textil en un pueblo devastado y empobrecido de Galicia en los años 50 del siglo pasado era una aventura arriesgada, pero nada paró a Teresa ni a María Luisa, a su cuñada, ni a Adela, una mujer marginada, para involucrar a una veintena de mujeres más en este proyecto. La manufactura de camisones de lujo en el taller Seda de Florencia se convierte en el centro de sus vidas, pero no es solo un recurso económico, sino que es un motor de cambio que las ayuda a superar traiciones, penurias y desengaños y a fortalecer su autoestima.
Es el trabajo conjunto de Teresa y las chicas de la seda lo que las llevará al éxito. Pero no es solo el trabajo, sino la red de cuidados y las relaciones de complicidad que se establecen entre ellas. Son mucho más que compañeras de trabajo, son amigas que se apoyan en los momentos buenos y los malos. Seda de Florencia es un canto a la amistad entre mujeres y a la importancia de los espacios de mujeres como refugio ante los problemas de la vida.
«Dentro de las posibilidades que le ofreció estaba la de crear una cooperativa, fue la opción que más le gustó. No porque fuera a correr menos riesgos, para Teresa Sousa y sus compañeras eran los mismos: si el negocio funcionaba todas ganarían dinero, si no funcionaba no les quedaría más remedio que cerrar. Todas se habían arriesgado, todas habían trabajado sin cobrar, por eso eran compañeras y amigas».
Además, el taller no es solo una tabla de salvación para las mujeres de Pontes, sino que también lo es para los hombres, que años atrás perdieron sus trabajos en la fábrica de los Trasosmontes, la familia adinerada del pueblo. La existencia del taller está intrínsicamente ligada a la desaparición de la fábrica. Pontes ha quedado devastado y la economía de las familias pende de un hilo. La cooperativa da vida a las mujeres, pero también al pueblo.
«Seda de Florencia fue un éxito desde el principio y debía reconocer que sin el incendio de la fábrica, probablemente, Seda no hubiera existido».
A caballo entre Pontes, Madrid y Florencia discurren las historias de Seda de Florencia y cada espacio tiene su propia función. Florencia es un lugar que impulsa el cambio, donde se dan las experiencias liminales, Pontes es el lugar de la acción y Madrid es el lugar donde se es en libertad, donde Teresa consigue vivir una vida que desafía la moral de la época sin ser juzgada en exceso.
En Seda de Florencia, Pilar de la Rosa consigue transmitir las experiencias de los personajes a través de una narración sensible y bella, de la que emana el amor que las mujeres del taller ponen en cada una de sus acciones. La novela está cargada de una nostalgia vital que, sin caer en un exceso de sentimentalismo, muestra cómo el discurrir de los años moldea las personas que somos. La historia abarca la vida de las protagonistas desde la fundación del taller hasta su vejez y, como es lógico, también refleja las decepciones, los fracasos, la crueldad de la enfermedad y la tristeza de la muerte.
En definitiva, Seda de Florencia es un viaje por los vericuetos de la vida, las decisiones que tomamos, las personas que nos acompañan… conformando un todo imperfecto. Un relato bello y agridulce como la vida misma.
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