El categórico título de este ensayo representa a la perfección la esencia de todo el texto que nos presenta el abogado especializado en la Ley de Memoria, Eduardo Ranz: denunciar una etapa histórica aberrante en España y reclamar justicia para los familiares de las víctimas de la Guerra Civil y del franquismo.
Si echamos la mirada hacia el pasado y hacia la Historia, el quinto mandamiento judeocristinao, dentro de su decálogo ético reza así: «No matarás, porque cualquiera que mate será culpable de juicio». Sin embargo, ha pasado más de una década desde que la Ley de Memoria Histórica se aprobase en el año 2007 y la lucha por recuperar todo lo perdido no ha sido fácil y la implicación por parte de los gobiernos se ha hecho esperar.
Toda la senda recorrida desde la aparición de la ley hasta los primeros cambios efectivos se recogen en No matarás. Memoria Civil. Tan necesario es este libro para conocer parte de la Historia de España y para no olvidar que incluso el expresidente del gobierno José Luis Rodríguez Zapatero ha colaborado realizando el prólogo del libro. En sus palabras:
«No puede sorprender entonces la afirmación de que la lectura de este texto se antoje imprescindible para conocer el rendimiento jurídico de la Ley de Memoria, así como para el planteamiento de las reformas de la misma sobre bases ciertas. Pero también es muy ilustrativa sobre la realidad de las pretensiones que la Ley trata de atender, sobre los nombres y apellidos de la Ley, sobre las personas concretas que reclaman conocer el paradero de sus deudos, identificar y rescatar sus restos, reivindicar su memoria».
El propio escritor es una de esas víctimas que reclaman al Estado parte de su identidad, pues su bisabuelo, Andrés Ranz Iglesias, fue un desaparecido de la Guerra Civil. La labor de investigación llevada a cabo para conocer la verdad de todo lo que ocurrió no fue sencilla, pues distintos frentes asediaban una exploración que llevaba oculta durante demasiado tiempo. Y es que rescatar los restos familiares para calmar el alma no es algo con lo que todo el mundo esté de acuerdo.
Muchos se empeñan en afirmar que el pasado debe quedar enterrado. Sin embargo, Eduardo Ranz se mantiene firme: «Les invitaría a ir a una fosa, escuchar a las familias, vivir el silencio que se forma cuando aparecen los primeros huesos, y acudir a un entierro con dignidad posterior, y después les volvería a preguntar».
«Bajo el marco político de la reparación, y el teórico, la Ley de Memoria Histórica y una sentencia judicial que autoriza u ordena a exhumar, en 2018 se sentaron algunos precedentes de reparación de mínimos. Por primera vez en democracia las familias formaban parte del proceso y de la toma de decisiones, visitando el Valle, recibiendo una explicación, dentro de la objetividad, sensible a la situación dramática que habían vivido las familias. Por vez primera, se entregaron certificados de reparación en masa a las víctimas del Valle en el Ministerio de Justicia, previamente recibidas en la Moncloa. Se decidió la toma de muestras de ADN, así como el acceso del Dr. Etxeberría Gabilondo al interior del Valle».
El libro de No matarás. Memoria Civil elabora un repaso, lleno de rigor, de todas las medidas que se han llevado desde la aprobación de la Ley. Desde denuncias a falangistas, pasando por las peticiones de retirada de placas y símbolos franquistas, hasta la mención de la represión contra la mujer, a quienes Eduardo Ranz otorga un gran reconocimiento por ser «las verdaderas heroínas, porque sobrevivieron. Sus maridos fueros ejecutados, ellas fueron convertidas en despojos sociales, reduciéndolas a una situación de minoría de edad, y lograron salir adelante, en el mejor de los casos eran detenidas, en el peor, daban a luz durante su cautiverio y en algunos casos se veían desposeídas de sus bebés por sus apropiadores».
La labor de investigación, experiencia y conocimiento sobre el tema, se materializa en este libro en donde también se aportan testimonios fotográficos históricos que acompañan el texto y que le otorgan más veracidad, si cabe.
Uno no puede evitar estremecerse ante los hechos relatados que destacan por su objetividad y claridad, en contraposición a la elaboración aséptica cuando el autor expone las leyes y procedimientos. A pesar de todo, se palpa todo el sentimiento e involucración emocional que acarrea Eduardo Ranz y que le ha llevado a sacar a la luz No matarás. Memoria Civil.
Un libro que deja huella y que no permite el olvido, pues la memoria no debe erosionarse para que no se pierda el presente. Gracias al exhaustivo trabajo de Eduardo Ranz y de su lucha, grandes cambios han tenido lugar para que las víctimas puedan recuperar a sus seres queridos y localizar sus fosas para que cicatricen y caigan las heridas.
No matarás. Memoria Civil nos habla también de la historia de un país dividido y que difícilmente podrá reconciliarse, pero también de la necesidad de tapiar el dolor a través de la restauración de una ley hecha para reconocer a las víctimas.
La constante guerra entre fallecidos y verdugos es una lacra que jamás podrá disolverse. Las heridas y la memoria se heredarán mientras sigan existiendo y, gracias a libros como el de Eduardo Ranz y a la existencia de la Ley de Memoria Histórica, la incertidumbre se ha convertido en una certeza.
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