¿Te imaginas que todos aquellos misterios de nuestro planeta tuvieran una respuesta? ¿Que todas las religiones del mundo se tambalearan ante la evidencia de un pasado que explicara el surgimiento de las distintas creencias que pueblan la Tierra? ¿Crees que podríamos vivir como hasta ahora después de conocer toda la verdad?
Son estas preguntas y muchas más aquellas que trata Juan Carlos Liñán en su libro, publicado por Editorial Tregolam: La especie ~según Sauel~, una narración ficcionalizada de hechos muy reales que mezcla el mito con la revelación, la verdad con la curiosidad de lo que, a priori, resulta incomprensible.
Lo hace a través de un personaje muy particular: Sauel. Narrador y protagonista, se convertirá en el motor de la trama y nos llevará de la mano a través de su historia particular: que hace millones de años, amenazados por la colisión de un asteroide, él y sus compatriotas tuvieron que huir de su hogar hasta llegar, finalmente, al planeta Tierra. Lo hicieron gracias a que contaban con una tecnología poderosa y avanzada, algo que en el todavía primitivo globo terráqueo no existía. Es así como inician un proceso de adaptación y estudio de las costumbres de esos seres que, como ellos, son también humanos. Nuestros antepasados de hace miles de años.
Pero no se trata este libro de una mera descripción o elucubración de nuestro pasado ancestral, porque también cuenta con un ingrediente clave que engancha y fascina al lector: la acción. Sauel junto con su pareja Quara y los demás descubrirán con sorpresa las costumbres locales y se asentarán en un mundo que, poco a poco y sin saberlo, irán moldeando. Desde Egipto hasta la India, sus naves les permitirán viajar de un lado a otro y, además, en un momento dado, hacer frente a esa amenaza también engendrada en el seno de su civilización: Rahum.
Será para ellos una lucha por la supervivencia y un diálogo constante con los habitantes que, tanto aterrados como maravillados por su llegada, los tratarán como dioses. Pues será esta concepción del “extraterrestre” como “Dios” lo que de forma al mensaje principal del libro de Liñán: que en nuestro planeta hubo “dioses”, y que los misterios que entraña la fenomenología ovni o la arquitectura imposible de ciertas construcciones milenarias son fruto de una mente mucho más avanzada.
El propio autor destaca, de hecho, que “también está relacionado con la novela el Serapeum de Saqqāra, la Gran Pirámide o la «Estela del Inventario», ninguno de ellos sin controversia, todos ellos envueltos en algún misterio (…) estos últimos hallazgos están relacionados con el paso de los dioses por el planeta más que con la existencia actual de ellos”. La especie ~según Sauel~ trata así de dar respuestas a los objetivos de esas construcciones y a los métodos que pudieron utilizarse para levantarlas, además de a los misterios que guardan detrás de sus puertas templos como el de Sree Padmanabhaswamy, envuelto en la polémica desde hace años por la petición de los monjes y de la familia real india de que no se abrieran las puertas de la bóveda B.
Un libro, sin duda, que engancha por la fluidez de su lectura y la enorme intriga que genera. Porque también hay que decirlo: toda duda que quiera resolver se convierte al mismo tiempo en una imperiosa necesidad de leer más acerca de estos extraños hechos. Incluso cuando el autor explica teorías tan intrincadas y complejas como la teoría del todo, lo hace de una forma amable y asequible para cualquiera, porque ha sabido adaptar perfectamente a su prosa las necesidades de un mensaje que, además de formar, también puede entretener. Él mismo reconoce, de hecho, que la intención de esta novela es meramente divulgativa.
Pero Liñán ha agregado también un capítulo para los más escépticos: aquel que se titula “Historias de la historia”. Desde un punto de vista científico, el autor desgrana con facilidad no solo las teorías que rodean a estas construcciones o incluso a las distintas y extrañas pinturas que representan humanoides de hace miles de años. Pone así de manifiesto, además, un trabajo de documentación profundo que, aunque se produjo después de la escritura de la novela (los lectores tendrán que descubrir entre sus líneas por qué este extraño fenómeno de inversos), dio un resultado fascinante.
~La especie según Sauel~ es, por lo tanto y según el propio Juan Carlos Liñán, una novela inclasificable que destaca por su estilo casual, llevadero e intrigante: “Antes de buscar editor contraté una crítica profesional independiente”, dice. “Me sorprendió gratamente que la valoró con muy buena nota, pero también me sorprendió que dijo: «desde el punto de vista literario, esta obra es inclasificable». Se refería al género. ¿Es ciencia ficción? ¿Ciencia? ¿Historia? ¿Es novela de no ficción? Por el capítulo veintitrés sabrá que yo la clasifico como novela de ciencia ficción, pero también sabe que seguramente no lo sea”.
Ni qué mencionar tiene, además, la dimensión humana de estos personajes que, con Sauel a la cabeza, traen también a colación la necesidad de construir una conciencia colectiva donde la justicia prevalezca y la violencia se termine. Porque si ellos estaban a años luz de nosotros en cuestiones tecnológicas, ¿cómo no aceptar también que, muy probablemente, traían con ellos vientos de cambio y una filosofía a los pies de la verdad y del bienestar común? Quizás incluso se adelantaron a aquella famosa frase de Franklin D. Roosevelt que decía: “un gran poder conlleva una gran responsabilidad”.
Tregolam
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