A Javier Corpas Mauleón no hay historia que se le resista, y así lo ha demostrado tras haber ganado el accésit del VIII premio «Wilkie Collins» de novela negra con su Desayuno para el muerto. Un reconocimiento destacable, pues este tipo de premiaciones escapan de lo ordinario y solo se reservan para aquellas obras que han dejado una huella imborrable en el jurado del concurso.
Ello ha propiciado que haya saltado a las páginas de M.A.R. Editor, que hoy muestran con orgullo a Corpas como uno de los autores más destacables de su catálogo. Así, Desayuno para el muerto parece haber entrado en los corazones de todos cuanto lo han leído, y aquí vamos a hablar un poco de él para que tú tampoco te pierdas esta joya de tintes policíacos.
La historia se desarrolla, sobre todo, en Pamplona, descrita por el propio autor como «la Meca de los espías, tanto en los conflictos mundiales o las reiteradas invasiones francesas, como en la media docena de guerras civiles que se dieron en los cien años previos a 1939». «Las fiestas de la capital navarra», dice, «han camuflado entre su multitud diversas conspiraciones”. Y él ha aprovechado esa historia para encumbrar como leyenda del espionaje a sus propios personajes: Óscar Serrano («Plinio») y sus compañeros del CNI español.
Nada podía darle un toque más emocionante que desarrollar la trama en sanfermines, fiesta destacable por el jolgorio y el bullicio que genera por cada callejón pamplonés a partir de principios de julio. Porque es en ese caos donde comienza todo: la muerte de un ciudadano cubano en extrañas circunstancias que a Plinio no le resultan muy convincentes. Impulsado por su intuición, perfilada por los años de servicio en el ya mencionado organismo, decide inmiscuirse en esa extraña trama de espías que parece estar moviéndose alrededor.
Castristas, anticastristas, líos diplomáticos con influyentes norteamericanos de por medio. Quien quiera una historia de donde sacar «chicha», que no busque más, porque lo mejor de todo es que, aunque el género policíaco está en auge y cada vez hay más autores que lo cultivan, Corpas Mauleón ha conseguido construir una historia personal, con estilo propio y ferozmente narrada. No en vano está diplomado en Criminalística y Criminología, y a su trabajo literario le preceden multitud de artículos de historia de las más diversas índoles.
Será quizás ese bagaje lo que le ha permitido llevar a las páginas de su libro ese ambiente victorioso de los sanfermines, ese descaro indómito de los participantes y espectadores que se dan cita, muchos de ellos sin saberlo, en Desayuno para el muerto. Porque todos ellos contribuyen al desarrollo implacable (e impecable) de esta trama de espías. Son el telón de fondo de una ambientación exquisita, los ingredientes que propician una imagen cautivadora y una historia rocambolesca y llena de reveses.
Pero son Plinio, sus compañeros y sus contrarios los que dotan de fuerza a la historia; no en vano Corpas les ha dado a todos una sobrada verosimilitud, de la cual podemos disfrutar gracias a la rica caracterización de cada uno de ellos. «Para mí deben ser completos y tener hondura», comenta el autor, «Eso estoy obligado a mostrarlo por vía de sus reacciones, sus gestos y su lenguaje». De igual manera aborda los escenarios por los que se mueven, cuyas ricas descripciones transforman las palabras en fastuosas visiones y realidades. Y dice también el autor: «todas mis páginas están envueltas en rigor de ambientación. Lo que incluye, desde la orografía y edificaciones, hasta las vestimentas, condumios o armas».
Es esta complejidad tan inabarcable la que nos sitúa ante una lectura imprescindible para los amantes del género, si bien cualquier otro despistado que se cruce con el libro en algún momento de su vida se verá irremediablemente atrapado en él. Pero esta afirmación no es baladí, pues como ya hemos mencionado, lo que Corpas ha conseguido con su libro es muy difícil de hacer: dotar de presencia a su texto, construir un elenco de personajes capaz de hacerse sentir a través de una construcción narrativa sin fisuras.
Prueba de ello es también el trasfondo de cada uno de los protagonistas de la historia, que son proyectados continuamente «con virtudes más fallos, con valentías o miedos; y [que] se mueven con motivaciones coherentes para asuntos verosímiles; próximos», en palabras del autor. Es también, quizás, ese juego institucional que se muestra y que se mueve entre archivos clasificados y secretismos lo que ofrece también un acercamiento del lector a los personajes. Porque a pesar de ser agentes del CNI, se ven igualmente inmersos en incontestables dudas acerca de sus superiores, los pasos que han de dar y qué peligros pueden acecharles unos metros más adelante.
Desayuno para el muerto, de Javier Corpas Mauleón, es sin duda una lectura poderosa. De personalidad única, diferente a otras publicaciones del género, esta novela pasó por encima de las expectativas del jurado del premio «Wilkie Collins» y ahora ha sido editada para encumbrar la lista de lecturas predilectas del público.
Experto en historia militar y articulista en diversos medios regionales y nacionales, está también diplomado en Criminología y Criminalística.
Es autor de más de un centenar de ensayos históricos. Ha ganado varios premios literarios: el premio nacional “Antonio José Quintana”, el premio de relato “Edit Ars”, el segundo premio de relato breve “Letras con Arte” y el segundo premio “Talento”, y fue finalista de relatos “Nuevo Casino”. Es accésit del VIII premio “Wilkie Collins” de novela negra por Desayuno para el muerto.
Por su trayectoria, ha recibido la Gran Cruz y Encomienda de Caballero de Santiago-Marqués de las Amarillas, así como la Croix D’Honneur y Cruz Orden San Lázaro de Beneficiencia, entre otras recompensas. Ha sido nombrado miembro del consejo científico de la revista Razón Histórica y Caballero de Honor de la Oliva Navarra.
Disponible en: Amazon, Ediciones Irreverentes Librería, Agapea y Casa del Libro
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