David Avante, autor de Di-vertimentos y poemas no divertidos, demuestra su versatilidad con las palabras en Cuarenta formas de extraviarse en un laberinto.
Esta recopilación de pequeños cuentos y relatos destila originalidad y sensibilidad literaria. La obra reafirma a Avante como un destacado poeta contemporáneo, confirmando su talento en cada página.
La estructura del libro es en sí un laberinto literario. Diferentes particiones nos sumergen en diversos extravíos durante el recorrido: sueño, famosos, entre los hombres, en la mente, algunos extraños y otros del propio laberinto como tal. Cada sección se construye con meticulosa destreza, entrelazando lo onírico con lo tangible, lo mítico con lo cotidiano.
En el extravío de los sueños, Avante teje visiones etéreas, trazando paisajes oníricos que capturan el alma. Luego, en el extravío de famosos, nos sorprende. Transforma finales de historias conocidas y retuerce hechos, desafiando nuestra comprensión de lo familiar. Figuras históricas como Romeo se fusionan con la vida diaria, creando narrativas frescas y sorprendentes. Y así, poco a poco, introduce a los lectores en los recovecos más personales e internos de la mente humana, con una sensibilidad y un ingenio propios de su prosa.
«UNA FAMILIA FELIZ
—Dime, Lobo, ¿te gusté desde un comienzo?
—Sí, Caperucita Roja, me gustaste mucho; tenías un no sé qué, un sabor natural, a selva, a fresas silvestres…
Tierno diálogo entre Lobo Feroz y Caperucita Roja, convertidos ya en feliz pareja, mientras en torno juguetean, lanzando temibles aullidos, sus numerosos hijos, mundialmente conocidos más tarde como los famosos Hombre-lobos».
Avante demuestra un dominio excepcional del lenguaje. Como bien menciona el escritor Enrique Lafourcade, camina con el idioma en la sangre. Cada palabra, cada frase, cada metáfora es una muestra de su delicadeza y sapiencia. Su habilidad para tejer realidades, retorcer lo conocido y sumergir al lector en un entramado de simbolismos es sumamente brillante.
«LA CASA VACÍA
En la mansión vacía el aire se estremece de pronto con un largo y triste grito, pero, como la casa está vacía, nadie lo escucha.
Ni siquiera tú, lector, que tan sólo puedes imaginarlo.
El grito, inútil, se pierde y agota en las habitaciones».
La obra nos recuerda a grandes autores como Bierce, Kafka y Borges. Pero Avante no es una mera sombra de estos maestros. Su capacidad para combinar la paradoja, el absurdo y un humor melancólico lo posiciona como un faro en el vasto océano literario.
La esencia de sus cuentos, llenos de «temblores humanos», es conmovedora. Avante tiene el don de impresionar, provocar y hacer reflexionar al lector culto, y logra hacerlo con una gracia y una facilidad envidiables. Nos invita a explorar sus laberintos, a perdernos y a encontrarnos, a cuestionar y a maravillarnos.
«MINOTAURO
El turista griego que visitaba el laberinto, en el cuadragésimo recodo, (había girado siempre a la derecha, como le recomendaron), se encontró de pronto frente al Minotauro. Al comienzo se asustó: a la luz de la antorcha lo encontró terrible de ver, pero también sucio y triste.
—Señor —escuchó decir al monstruo—, me encuentro extraviado. ¿Podría indicarme la salida?»
Cuarenta formas de extraviarse en un laberinto no es solo un libro; es una experiencia. Un viaje por los recovecos de la mente y el alma de una voz talentosa e innovadora en la literatura contemporánea. David Avante es un poeta, un visionario, un maestro y, sobre todo, un artista que transforma palabras en obras de arte.
Para aquellos lectores en busca de un desafío intelectual y emocional, esta obra es esencial. Avante es sin duda, una lectura imprescindible.
Cuarenta formas de extraviarse en un laberinto está disponible en librerías.
Disponible en: Amazon, Barnes&Noble, Buscalibre.com
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