Ninguno de nosotros se esperaba tener que vivir esta realidad tan distinta causada por una pandemia mortal que se ha extendido globalmente.
Mucho menos las víctimas de la covid-19 pensaron que aquel contagio iba a posicionarlos en una contienda entre la vida y la muerte.
Eso mismo le ocurrió al escritor Daniel Guepard, quien tras su experiencia como paciente del virus durante cinco meses en un hospital, reunió toda la fuerza de la que siempre ha hecho acopio para contarnos, a través de una autobiografía llamada Abrazado por la muerte ( publicada por Editorial Bubok), su vivencia personal.
Como una redención para otras víctimas, sus familiares y para el resto de ciudadanos que, sin haber vivido algo parecido, puedan sentirse conmovidos por una historia tan honesta y sincera como esta.
«Nunca pensé que la historia de la humanidad a nivel global podría verse alterada por un enemigo invisible a simple vista, que no se sabe bien cómo se atrinchera, del que no se conoce cómo consigue penetrar nuestras defensas y hacer que nuestro cuerpo casi enloquezca, como si luchara contra un fantasma oculto y al acecho en resquicios ignotos de nuestro organismo… que después de abrazarnos nos mata en silencio».
Leer este relato sobrecogedor es experimentar un cúmulo de sensaciones a flor de piel en donde la narración del autor nos hace ser todavía más conscientes de la vivencia tan dolorosa y desconcertante a la que han tenido que hacer frente muchos de los afectados por el coronavirus.
Esta autobiografía nos genera, de manera indirecta, una responsabilidad social todavía mayor, pues Abrazado por la muerte es un grito lleno de vigor y esperanza. Daniel Guepard nos suplica: «¡No os rindáis…! Del abrazo de la peor muerte podemos librarnos…». Nos insta a no dejarnos vencer por el temor o el desconsuelo, a oponer resistencia a este enemigo pandémico y a permanecer con una actitud optimista, pues este es uno de los factores que funciona como un faro para nuestra mente.
Tras una ensoñación que lo hace viajar al otro lado del planeta, el escritor se despierta en la cama de un hospital, en concreto en el Hospital Valle de Hebrón, donde le comunican la terrible noticia: «En ese momento, frente a una situación desconcertante, tan solo tenía un dolor indescriptible en el pecho y un profundo amor por la vida».
Pero además, la existencia de una trombosis en la pierna derecha y los diferentes ictus que sufre en la UCI, que le impiden mover la parte izquierda de su cuerpo, provocan en él la incapacidad para hacer tareas rutinarias.
Como un renacer, lleno de dudas y de temores, el protagonista tendrá que volver a aprender a vestirse, a caminar o a comer, mientras el lector estremece y anima en la distancia al protagonista de la historia. Porque Daniel Guepard ha escrito una autobiografía tan emotiva y positiva que es imposible no empatizar y sentir toda la fuerza y valentía que transmite en cada línea.
«No digo que Dios haya operado en mí un milagro, bastante milagro es en sí la vida misma. Lo que sí me atrevo a afirmar es que mi fe en Dios ha sido un dique de contención frente al coronavirus, no porque haya frenado su progresión en mi cuerpo, sino porque ha mantenido vivo mi espíritu de lucha».
El autor nos relata, nos confiesa, nos abre su alma para abrirnos una puerta hacia la resistencia, la lucha, la creencia y la confianza mientras nosotros, como lectores, no podemos hacer otra cosa que observar y escuchar este relato tan hermoso como impactante.
¿Cómo no prestar nuestros ojos a los que han estado en la primera línea de la batalla?
No podemos dejar de lado o ignorar estas historias. Es más, debemos reivindicarlas y hacerlas tan nuestras como el propio Daniel Guepard para que nada se borre, pero sobre todo, para hacernos más fuertes y responsables ante este virus.
«Diría que ahí empezó a forjarse mi carácter luchador que, entre otras cosas, me ha servido para vencer el despiadado ataque del coronavirus, los varios ictus que tuve estando en la UCI, una trombosis en esos mismos días, y otros inconvenientes…, como el tener que aprender de nuevo a caminar, a vestirme, a comer…».
Pues el objetivo del autor no es otro que el de ofrecer su testimonio para que nosotros lo recojamos y nos concienciemos, para ayudar y fortalecer a aquellos otros pacientes que se encuentran en la misma situación, para rendir homenaje al equipo médico de la sanidad pública, para acompañar a los familiares que, como su mujer, también estuvieron al otro lado de la sala esperando su recuperación.
«Las estadísticas, tozudamente francas, lo han demostrado: miles de profesionales sanitarios infectados en España y en el mundo. Mientras escribía estas líneas, leí que tan solo en España ya habían fallecido 76 médicos por coronavirus. Héroes que ya lo eran en vida y que no necesitaban que la muerte certificara ese merecido reconocimiento».
Abrazado por la muerte es un obsequio para el lector, para que agarre la historia de Daniel Guepard, la respete y la tome en serio, tanto en el aspecto más oscuro y traumático, como aquel que arroja una ráfaga de luz que nos grita: «La vida nos está esperando».
Leer esta autobiografía es sin duda uno de los mejores testimonios a los que podemos hacer caso y abrir nuestra mano para sostenerlo, pues en él reside toda la vitalidad, osadía y esperanza que podemos usar como una brújula mientras todo regresa a la añorada normalidad.
Disponible en: Bubok
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