Buenos días, Nicholas. Hablamos contigo porque acabas de publicar una emocionante novela de ciencia ficción titulada Lágrimas negras de Brin. Sabemos que el mundo que describes en este libro no es nuevo, pues ya lo trataste en 11,4 sueños luz. ¿Qué te empujó a seguir con la historia? ¿Cómo enfrentas el proceso de creación?
Cuando quise continuar la historia sentí que necesitaba profundizar más en las raíces de varios de los personajes que aparecen en 11,4, así que mientras estaba inmerso en el trabajo de creación de algunos personajes clave que ya aparecían en ese libro me topé con una historia mucho más potente de lo que esperaba en un principio.
No pude evitarlo y me desvié de mi intención original, así que terminé escribiendo una mezcla entre precuela y secuela. Un libro paralelo que puede ser leído de manera independiente, pero que para los que conocen 11,4 será una aventura diferente y muy especial al contemplar las cosas desde otro punto de vista.
Otro de los puntos fuertes de tu novela es que, en cierto modo y hasta un determinado momento, mezclas la fantasía con la ciencia ficción (de hecho, uno de tus protagonistas es un enamorado de Tolkien). ¿Ves algún tipo de conexión entre ambos géneros? ¿Por qué te pareció que hacían “buena pareja”?
Debo decir que personalmente no me gusta Tolkien y en cierta forma aparece como guiño con un poco de mala leche. Hago muchos guiños de esos en mis textos porque, me gusten o no, todos los autores que he leído han dejado algo en mí.
David Brin tampoco es mi autor favorito, y ahí le tenemos dando nombre a mi mundo. He jugado mucho al rol y sobre todo he leído fantasía alternativa, como la de Stephen R. Donaldson o Terry Goodkind, fantasía que huye de los clichés y conecta el mundo real con el fantástico. De ahí viene Brin, cuyos aspectos prácticos como la magia y el combate, así como la escenografía, son parecidos a lo que podemos imaginar en un MMRPG en realidad virtual; pero lo importante es que a la vez es el mundo real de unos pobladores con existencia propia, los deònach. La mezcla de realidades es lo que convierte Brin en una metafantasía que escapa de los límites y se fusiona perfectamente con el ciberpunk del siglo XXIII.
¿De dónde surgen Brin y Veluss? Háblanos un poco de tus influencias literarias. ¿Qué te aporta la ciencia ficción y qué tiene de especial este género sobre otros para ti?
Brin y Veluss vienen de lo mismo, de la necesidad de mis personajes de huir buscando respuestas. Son dos tipos de encierros que me proporcionan la excusa perfecta para crear una historia de personajes. A pesar de todos los decorados, la escena que más me puso los pelos de punta es donde se enfrentan Roona y Andelain, en una nada virtual. Lo importante es lo que ha llevado a esos personajes a esa situación. El que me lea encontrará influencias claras de William Gibson (Neuromante), Frederik Pohl (Pórtico) y Robert Silverberg (Muero por dentro), de forma más sutil puede que también de autores como Houllebeqc y, me gustaría pensar, aunque sea una minúscula fracción, de Francisco Umbral.
La ciencia ficción permite construir un marco excepcional para cierto tipo de historias que serían imposibles sin ella. Me encantan las distopías y para eso la ciencia ficción es única.
Si hay algo que destaca en tu novela es un tema controvertido y de gran actualidad: el impacto de la tecnología en las experiencias humanas. ¿Qué desafíos presenta la “mimetización” del ser humano con la tecnología?
Inicialmente no era el tema principal, pero es inherente al ciberpunk: la relación del hombre con la máquina. En el futuro tendremos cada vez más presente esa pregunta: ¿hasta qué punto el hombre requerirá de una fusión cada vez más íntima con la tecnología? ¿Cuándo dejaremos de ser hombres para confundirnos en una mezcla inclasificable de tecnología y sentimientos? En mi novela hablo de la deshumanización del hombre y de la humanización de la tecnología, además de su punto de encuentro desde varios personajes complementarios.
El mundo futuro que describes en el libro está orientado a la satisfacción y alteración de los sentidos. Las personas consumen una droga llamada trank y consuman sus deseos e impulsos más perversos en los mundos de Brin, pero nunca llegan a sentirse satisfechos. ¿Dónde crees que radica esta problemática del comportamiento humano?
El hombre desde siempre ha buscado respuestas en las drogas. Yo lo he intentado llevar al límite creando el trank, la droga perfecta. De hecho, 11,4 comienza haciendo un repaso a la historia de la droga.
Distopía social, drogas, tecnología, sexo y violencia son los cinco de los seis pilares del ciberpunk. El sexto, la inteligencia artificial, es la guinda del pastel. No puedo decir mucho más, para no estropear la sorpresa al que quiera leer Lágrimas negras de Brin. Lo cierto es que en este libro me recreo en el aspecto lúdico de la distopía que he construido en el siglo XXIII: fiestas de todo tipo, nuevas formas de ocio, nuevas formas de entender la vida… como los que se pasan su existencia metidos en un mundo virtual como Brin. Las drogas acompañan a la sociedad, junto con los impulsos y deseos, que tan importantes son para mí.
Andelain Dauvin es uno de los personajes más enigmáticos de la novela. En un momento determinado se dice lo siguiente de ella: “En la red todo existía; precisamente, su habilidad consistía en encontrar la verdad y documentarla”. ¿Cuánta “mentira” hay en la red? ¿Cuánto podemos mentirnos a nosotros mismos cuando nos sumergimos en ella y cuánto se mienten entre ellos los protagonistas?
Me alegro de que hayas captado la ironía de que en un mundo hiperconectado como el que planteo todo esté tejido de mentiras, y que precisamente exista una profesión capaz de pescar los retazos de verdad que hay dispersos por la red.
No solo en la red, un mundo tecnológicamente más complejo alberga más facetas y, por lo tanto, más mentiras. Todos los personajes de la novela ocultan cosas que se van desvelando página a página; nadie es lo que parece, en un sentido o en otro.
¿Qué es Grimm? ¿El paradigma de algo grande e incomprensible para nosotros? En su multitud de formas y personalidades, ¿qué representa este personaje?
Grimm representa el hilo conductor de todo, desde el principio hasta el final, un personaje inclasificable y que lo da todo para el lector.
Es la magia de la ciencia ficción, ni los dioses griegos tenían la capacidad de Grimm de explorar los límites de la humanidad. Me reservo una gran sorpresa para el tercer libro, que cerrará la serie y que creo que rendirá un buen tributo al concepto de Grimm y lo que representa: una esperanza para la humanidad.
Hacia la mitad de la novela se conforma un grupo de amigos bastante heterogéneo cuyas habilidades son clave para alcanzar sus objetivos. Háblanos un poco más del resto de protagonistas y qué papel juega cada uno en la novela. ¿Cómo surgió cada uno de ellos y a qué necesidad respondía?
Valerie es otro de los personajes que necesitaba crear después de terminar 11,4, pues es quien lleva el peso de lo que ocurre en la nave. Es el catalizador. Como me suele pasar, pasó de un esquema a un personaje con vida propia que reclamaba cada vez más. Es mi personaje favorito por la fuerza dramática que tiene.
Andelain Dauvin es otro personaje clave para entender el origen de Grimm, representa la maternidad y el amor. Un amor atormentado y complejo. Un personaje fascinante, ya que es una mujer madura muy cínica y que ha llegado a un punto muerto en su vida. Podría ser un personaje de Houllebeqc, si no fuera porque es una mujer protagonista, fuerte y poderosa.
Nos ha parecido muy original cómo juegas con los nombres de unos y otros personajes para difuminar las barreras de la sexualidad y de la identidad. ¿Qué intención tenías con ello?
Soy de los que todavía creen en la fuerza de los nombres. La ambivalencia y la confusión que creo es intencionada, pese a que algunos lectores se han podido confundir en algún punto. Me encanta esa sensación de ir leyendo y que algo en mi mente encaje de repente y lo que he leído hasta entonces cobre un doble sentido.
El juego de la ambivalencia sexual que hay durante toda la novela se debe a que no se puede intentar recrear un mundo futuro, distópico, sin darle varias vueltas a algunos paradigmas básicos de la sociedad, como la sexualidad. El sexo forma parte orgánica de todo el relato, pero como parte de la historia, no simplemente como escenas decorativas.
¿Qué piensas que puede ofrecerle Lágrimas negras de Brin a los lectores?
Una historia muy diferente a lo que quizás están acostumbrados, donde nada es lo que parece. Lágrimas negras de Brin es una historia compleja, para lectores que buscan mucho más que una línea argumental tradicional, y que contiene personajes a los que cuesta conocer de verdad porque no dejan de experimentar y crecer.
Sin embargo, quería que el lector no pudiera desengancharse de la historia y que hubiera tensión constante para no aburrir; he cuidado especialmente este punto, de forma que sus casi quinientas páginas se puedan leer casi del tirón. Como mínimo, garantizo un buen viaje del que saldrán pensando sobre muchos temas y sentirán lástima por haber dejado atrás a los protagonistas de la historia.
Mucha gente piensa que la tecnología es la clave para avanzar en un mundo sin desigualdades. Sin embargo, en tu novela muestras un futuro donde la crueldad se exhibe con menos vergüenza y donde la gente sigue inmersa en una sociedad rígida y desalentadora. ¿Reside la clave del cambio en nuestro interior o en el uso que hagamos de las herramientas que tenemos a nuestro alcance?
Buena pregunta. Me temo que lo mío es más plantear preguntas, para que cada uno se fabrique sus propias respuestas. Si en algo creo es en la redención, y para eso sí que tenemos que utilizar las herramientas a nuestro alcance.
Como profesional en el ámbito de la tecnología, ¿cuál es tu opinión sobre la deriva de los estudios de inteligencia artificial hoy en día? ¿Qué desafíos plantean para la sociedad?
Muchas personas ligadas a la tecnología, como Stephen Hawking o Elon Musk, han expresado sus temores a los peligros de la inteligencia artificial, pero hoy día estamos literalmente en pañales. Creo que la gente tiene miedo al efecto que pueda tener en nuestras sociedades, como, por ejemplo, el impacto en el empleo o la destrucción de ciertos monopolios.
En Japón, que son mucho más prácticos, se han dado cuenta hace décadas de que la robótica y la IA son herramientas clave para el futuro de una sociedad humana que será muy diferente de la que conocemos. La robótica será la parte física, y la IA el cerebro de un nuevo compañero para el ser humano. Creo que hay que pensar más en las cosas buenas que puede traernos, desde el punto de vista práctico y no desde el negativo.
La biología, la medicina, la química y la física nos han traído desde épocas oscuras a una nueva ilustración de la información, pero también a varias formas de posibles extinciones masivas. El peligro no está en la pistola, sino en quien la empuña y las razones que tiene para hacerlo. Queda mucho tiempo para que podamos plantearnos un despertar de la consciencia de las inteligencias artificiales, y lo primero que harán será preguntar por sus padres, y quizás, solo quizás, intentar parecerse a nosotros. ¿Eso es malo? Quizás sí lo sea si para entonces el ser humano tiene las mismas tendencias que ahora.
¿Hay algo más que quieras decirle a tus lectores antes de despedirnos?
Pedirles que juzguen por la calidad de la historia antes que por la editorial, la portada, el nombre del autor o el título de un libro.
En el caso de autores como yo, desconocidos para el gran público, hay una resistencia a probar que muchas veces tiene una explicación, dado lo saturado del mercado editorial. Pero yo siempre pido lo mismo: abre el libro, vete a la primera página y lee el primer párrafo, solo uno. Si no te hace sentir nada, no sigas leyendo. Una vez pasas la primera página, nada importa, solo el lector y el mundo que tiene delante de él; esa es la magia de la buena literatura.
Leo prácticamente de todo, siempre que haya personajes reales encerrados en las historias, me da igual el género, aunque veo distopías por todas partes. Por eso mis novelas y mis relatos tocan aspectos que incluyen el género fantástico, la novela negra o la ciencia ficción. En todos ellos hay pasiones humanas; siempre por delante de la trama, ya que considero los personajes como lo más importante de una historia.
Si tuviera que nombrar a cinco autores que han creado imágenes imborrables en mi cabeza han sido Süskind (El perfume), Irving (Una mujer difícil), Bukowski (Mujeres), William Gibson (Neuromante), R. Silverberg (Muero por dentro). Otros autores con gran influencia en mi son Houllebecq, Updike, Umbral, Bolaño, y Welsh.
A finales de 2016, tras cuatro años de trabajo, publiqué mi primera novela: “11,4sueños luz,” un thriller distópico con tintes ciberpunk. Al principios de 2017 publiqué “Histerias ficticias“, una recopilación de relatos cortos y una novelette“Vuelta a casa”, que contiene noir, ciencia ficción y fantástico, entre otros géneros. En abril de 2018 he publicado mi segunda novela, “Lágrimas negras de Brin“, una vuelta al universo de “11,4 sueños luz”, funcionando tanto como precuela como segunda parte. En preparación tengo varios proyectos más, sígueme y te iré contando.
Disponible en: Amazon
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