Buenos días, Auxi. Encantada de poder saludarte. Te entrevistamos porque nos morimos de ganas de que nos reveles algunos de los misterios de tus libros (pero no muchos, claro, que ahí está la gracia). El primero de todos: ¿qué te llevó a escribir cada uno de ellos? ¿De dónde surge la historia inquietante de El rostro en el laúd y los pintorescos e insólitos casos de Casos descartados?
La idea de la novela El rostro en el laúd surgió porque quise mezclar dos elementos que me gustan bastante. Uno de ellos es la figura del juglar y el otro el género de terror. Es decir, quise escribir «una historia de terror sobre un juglar» y de aquí partió todo.
Con Casos descartados fue una situación diferente. Antes de escribir la novela me encontraba realizando un curso de escritura y una de las propuestas fue escribir un relato de época, por ejemplo del siglo XIX. Entonces escribí ese relato, que posteriormente se convirtió en el primer capítulo de Casos descartados. A este primer capítulo, «El caso del alquimista», le siguió otro caso y otro caso y otro caso… je je je.
La historia de El rostro en el laúd está construida desde la perspectiva de tres personajes distintos. ¿Crees que le otorga algo especial a la narración? ¿Es el perspectivismo una forma de enriquecer la lectura?
Con estos tres personajes quise hacer un «experimento» en la novela y es que cada uno de ellos obedece a un tipo de narrador. Con Julia se crea una narración omnisciente; Luis es testigo de los acontecimientos y el juglar va contando su propia historia.
Creo que este planteamiento va más allá de ser una percepción de cada personaje. Sin duda, dar varios puntos de vista enriquece la lectura de una historia, pues cada personaje la vive de una forma diferente.
Hemos leído por ahí que la época medieval es tu preferida a la hora de ponerte a escribir. ¿Qué es aquello que te fascina de aquellos tiempos?
Es una época que siempre me ha llamado mucho la atención y es una de mis favoritas a la hora de escribir porque siempre me ha despertado la imaginación. Sobre todo, la cantidad de personajes que se pueden sacar de ella y el amplio abanico de géneros que se puede tratar al escribir una historia de contexto medieval, desde fantasía oscura hasta humor.
Actualmente estoy escribiendo una nueva novela basada en estos tiempos y mezclando mis géneros preferidos.
¿Y qué relación tienes con el mundo medieval y las culturas precolombinas? ¿Tuviste que documentarte a la hora de elaborar El rostro en el laúd?
La historia en general siempre me ha gustado y, por supuesto, la mitología. En El rostro en el laúd hay una importante referencia a la cultura precolombina pero es complicado hablar de ella sin desvelar un misterio en la novela. Sí que es verdad que ya en el primer capítulo se hace alusión al Nuevo Mundo y a la Sevilla del siglo XVI, cuando esta ciudad era las puertas hacia esos territorios lejanos.
Aunque al plantear la novela en un principio en un contexto medieval, por el juglar, finalmente la ubiqué en un periodo un poco posterior, siendo este protagonista un juglar más «tardío». Pero decidir plantear la historia en un contexto histórico real, y en este en concreto, me hizo tomar este nuevo camino en la trama cuando todavía estaba amasando la idea.
Por supuesto, la documentación siempre juega un papel muy importante en toda novela. Me documenté mucho. Además, había asistido a visitas históricas por el centro de la ciudad en varias ocasiones. De hecho, en una de estas visitas me contaron la fascinación que debían sentir las personas al ver la llegada de los barcos que venían del Nuevo Mundo al puerto de Sevilla, y que buscaban a los marineros para escuchar sus historias. Me llamó mucho la atención este dato y así lo reflejo en la novela cuando, al comienzo, el juglar nos cuenta que él mismo buscaba estas nuevas historias para aprenderlas y poder narrarlas, ya que su público prefería un nuevo repertorio y no las antiguas historias que se contaban hasta entonces.
Esta es la parte que me fascinó. No obstante, hubo un proceso de documentación aterrador y fue cuando investigué sobre la Inquisición. Me impactó conocer que en mi ciudad, Sevilla, se encontraba el castillo de San Jorge. Se trata de una fortificación medieval cerca del río Guadalquivir que fue usada como sede y prisión de la Inquisición. Hoy en día es un lugar que pasa un poco desapercibido porque apenas queda ya de aquel castillo que se ve en los grabados de la época.
Tratándose de una historia de terror, no podía pasar por alto este lugar.
En El rostro en el laúd nos ha llamado mucho la atención la correlación que dibujas entre las prácticas que llevaba a cabo la Inquisición y las de los investigadores de determinadas ramas científicas. ¿Puedes hablarnos un poco más de esta idea? ¿Dónde están los límites de la moral?
Una historia de terror es el lugar idóneo para plasmar, valga la redundancia, lo más terrorífico de ser humano. Tanto en estos casos, como en otros, ¿cómo se puede hacer daño a alguien pensando que es algo que está «justificado»? Esto sí que da escalofríos. El hecho de hacer daño creyendo que se tiene un motivo legítimo y con el convencimiento de que para un objetivo sea necesario infligirlo.
¿Dónde están los límites de la moral? Es una pregunta compleja, pues… ¿qué entiende cada persona realmente por moral? ¿Estamos todos de acuerdo en su definición? ¿Qué sobrepasa la moral para unos y qué para otros…? Es inquietante.
Es imposible que Sigmund Sikerteils, el protagonista de Casos descartados, no levante en el lector cierta ternura con sus meteduras de pata constantes. ¿Por qué crear un personaje con esa personalidad? ¿Hubo algún rasgo físico o psicológico que descartaras a la hora de visualizar a tu protagonista?
El primer rasgo que descarté es que fuera capaz de resolver los casos con inteligencia, porque de estos detectives ya tenemos, y muy famosos. Sigmund afronta los casos como lo haría una persona que no tiene conocimientos de investigación. Para él, lo más importante es que quiere ayudar, y, aunque lleguen a confundirlo con uno, ni siquiera es un detective. Además, hay que añadirle su carácter peculiar.
Me gusta leer en esta pregunta esa referencia a que el personaje despierta ternura en el lector. Algunos lectores también me han comentado esto mismo en varias ocasiones. Me encanta la idea de que Sigmund pueda llegar a ser un personaje muy querido.
De tus libros se concluye que eres una gran fan del género detectivesco. ¿Hay detrás de Casos descartados algún remanente de Sherlock Holmes o de algún otro gran detective de la literatura? ¿Por qué decidiste atajar casos “breves” e independientes entre sí?
Sí que es verdad que me gusta mucho el género detectivesco y, además, en Casos descartados no me olvido de la pincelada del terror a la hora de basar los sucesos de algunos casos (otro género que me gusta bastante). Aunque, por supuesto, esta novela finalmente es una comedia policíaca.
Con el protagonista, Sigmund, me quise alejar de Sherlock Holmes, y lo primero que debía hacer es precisamente lo que comentaba, que su forma de resolver los casos fuera incompleta o incluso casual, de modo que le falta toda la experiencia de un auténtico investigador.
Decidí hacer casos breves porque me planteé escribir una novela por capítulos conclusivos en cuanto a los casos, y que de fondo fuera sucediendo una trama general. Así, los lectores al leer cada capítulo tienen una historia completa con principio y fin. De esta forma, esta estructura me permitió escribir diferentes casos.
Sigmund cuenta con la inestimable ayuda de Hoggans y Carlotta. ¿Qué puedes contarnos de estos personajes? ¿Qué es aquello que cada uno le ofrece al protagonista para poder encauzar sus investigaciones?
Hoggans es un personaje bastante egoísta. Cuando quiere resolver un caso con Sigmund, siempre tiene un interés propio o quiere sacar algún beneficio. Y, por supuesto, no le toma nada en serio. Son personajes muy diferentes. Hoggans sí que es un agente profesional, pero prima en él sus propios intereses.
Carlotta sí es una compañera en la que Sigmund puede confiar. De hecho, lo hace. Confía mucho en ella. Y Carlotta también termina por apreciarle bastante. También son muy diferentes. Sin embargo, en este caso, esto les hace congeniar y formar un buen equipo.
Las historias policíacas o detectivescas refieren muy bien la sociedad que las vio nacer, allá por el siglo XIX y principios del XX, ya que siempre se enmarcan en una situación de ruptura absoluta del orden existente que hay que restaurar a través de la lógica. ¿Crees que hoy en día seguimos necesitando el restablecimiento de “lo bueno” o estamos más abiertos a la incertidumbre?
Lo curioso de hoy en día es que no parece que hayamos aprendido de los errores del pasado. Vemos épocas distantes y las juzgamos con tanta claridad… Pero no somos capaces de ver problemas que se repiten en la actualidad y que no se solucionan o no se solucionan del todo.
Quizás hoy en día vivamos en un ritmo más frenético que nos impide pararnos a analizar ciertos conceptos.
¿Tienen algo en común El rostro en el laúd y Casos descartados?
En ambas están presentes, en menor o mayor medida, mis géneros favoritos (suspense, terror, humor) y el componente histórico.
Y desde un punto de vista todavía más personal, las dos novelas nacieron desde una profunda ilusión: ser creadora de historias.
A la hora de escribir, ¿sigues alguna técnica en particular?
Me gusta trabajar mucho la idea principal y buscar aquello que la hace original. La trama la cuido mucho. Si no está bien construida la trama, «el esqueleto», mal vamos… La historia tiene que tener una base bien construida, con su lógica y sus giros. También trabajo mucho los personajes. Deben estar bien dotados de vida.
Dices que tu trabajo está enfocado a la escritura, el dibujo y el diseño gráfico, o sea, que eres una artista totalmente multidisciplinar. ¿De qué forma se influyen en tu trabajo unas y otras ramas del arte?
A mí me gusta realizar en una obra todo lo que está a mi alcance. Por ejemplo, de ambas novelas realicé las portadas y algunas ilustraciones que he ido publicando en mi blog y redes sociales. Me gusta implicarme al máximo. Incluso he realizado los booktrailers y las páginas web de las novelas, así como el diseño de marcapáginas y obsequios que se repartieron el día de las presentaciones de los libros.
Actualmente, escribo mi nueva novela. Será una novela ilustrada.
Y para terminar, Auxi, aquí tienes un pequeño apartado donde decirle a tus lectores cualquier cosa que no te hayamos preguntado en la entrevista.
Otro trabajo que me gustaría resaltar es mi participación como guionista en el podcast Terror y Nada Más. Los audiorrelatos, cuyos guiones son de mi autoría, se titulan «El maletero» y «El joven espantapájaros». Recomiendo escucharlos, ya que Terror y Nada Más hizo un trabajo magnífico cuando realizó las ficciones sonoras de estas historias.
Y, por otra parte, tengo que añadir que me encanta escribir microrrelatos. Tengo muchos de ellos publicados en mi blog y algunos han sido publicados en revistas, antologías y leídos en la radio.
Muchas gracias por esta entrevista. Han sido unas preguntas, sin duda, muy interesantes.
Disponible en: Amazon y Casa del Libro
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