Buenos días, Vicente. Nos alegra mucho poder hablar contigo sobre tu novela El zoológico paralelo (Editorial Tregolam) en la que nos hablas de la vida de su protagonista el cual descubre sus raíces guineanas y decide regresar al país. ¿Por qué decidiste situar allí la acción?
En mi trabajo de cooperación, he conocido numerosos países africanos, sin embargo, sólo he estado 48 horas en Malabo. No lo conozco. Pero desde hace muchísimos años, he convivido con familiares y a amigos que habían trabajado allí en tiempos de la colonia, hasta la independencia. También he conocido a colegas guineanos y he atendido, en España, a numerosos pacientes guineanos. Nunca he vivido el recuerdo, el dolor por un tiempo y un espacio, por un mundo amado y desaparecido irremediablemente, como lo he hecho bebiendo historias de guineanos y españoles de la colonia. Me han regalado historias conmovedoras en un español bello y amable. Tengo, desde hace tiempo, plasmadas en un libro de cuentos, historias aprehendidas en mi vida de cooperación. He escrito otros libros, pero simultáneamente, escribía El Zoológico, como un corolario de los demás. He sentido la necesidad invencible de que fuera mi primer libro.
En un momento dado del relato, cuando el protagonista está terminando el bachiller, se da cuenta de algo: «…había permanecido prácticamente indiferente al hecho de que tenía una familia guineana y que esa familia era algo más que un recuerdo nebuloso e intermitente, comencé a sentir la imperiosa necesidad de buscarla, encontrarla o al menos recuperar su recuerdo». ¿Qué le lleva a Isidoro Alarcón descubrir su verdadero origen e ir tras él?
Existe, en niños evacuados de una situación de pobreza extrema, violencia o catástrofe, después de un tiempo de agitación o, por el contrario, de silenciosa ensoñación, un fenómeno psicológico parecido al troquelado de algunas especies de aves al salir del huevo: siguen al primer ser que ven y les presta atención, se apuntan a su especie, sea pato o habilitado de clases pasivas. Olvidan absolutamente lo que paso en el huevo. He visto a niños de hasta 8 años, olvidar su idioma, su familia y su pasado, nacer con 5 años como Isidoro. Es una estrategia de supervivencia; muchas veces, la certeza, durante su vida, de que no queda, o es imposible recuperar nada de la vida pasada, los mantiene así de por vida. Pero frecuentemente, una repentina sensación o sentimiento, los despierta a su vida anterior. En estas circunstancias, suelen buscar un vestigio o un recuerdo con la tenacidad de Tiempo.
Unido a la pregunta anterior, ¿crees que la historia de la vida del protagonista es a la vez la historia del descubrimiento de sus raíces? ¿Siente una necesidad de pertenencia con Guinea?
Yo viví un internado a la misma edad y de la misma duración que el de Isidoro. Cuando sales, además, coincidiendo con el inicio de los estudios universitarios, eres una especie de Gaspar Hauser. El mundo te fascina y te amedranta simultáneamente. Isidoro, teme y busca, tanto sus raíces maternas (africanas) como paternas (guardadas por la única hermana de su padre, que lo mantiene, pero lo desconoce). Dolorosamente, sabe improbable una familia guineana y absurda una española. Mantiene clavado, el terrible descubrimiento de la infancia, de que existe un zoológico paralelo, destinado a animales que serán presas de las fieras del otro zoológico, para evitar que se les duerma el instinto. Le hace elegir por familia a las presas, a los destinados a perder. Esta decisión fraguará, como cemento, en certeza a lo largo de su vida.
Cuando Isidoro llega a Guinea acude como cooperante y enseguida asiste como ayudante de cirujano. Observando tu biografía existen algunos paralelismos ya que también eres cirujano y has ayudado con tu labor en diferentes países. ¿Existen otras analogías aparte de esta entre tú y el protagonista?
Como he explicado a muchos amigos, esta no es una novela autobiográfica. Yo no soy hijo de cura (creo) y aunque se me concedió el honor de poder considerarme negro en un remoto pueblo del Congo, mi piel es blanca. Cada personaje, está tejido con los recuerdos y los sentimientos de tres personas que me han impresionado a lo largo de mi vida (ayer cené con un tercio de Don Beltrán). Yo como autor, he abusado y soy un tercio de tres personajes. Isidoro es uno de ellos, pero en él, son mucho más potentes los otros dos.
Has publicado libros sobre diferentes estudios científicos relacionados con la oncología, campo que es tu especialidad, pero esta es tu primera novela. ¿Qué se siente al ver un libro tuyo de narrativa en el mercado?
Mi especialidad es la cirugía oncológica. Mucho más divertida que la oncología médica. Esta novela (también otras) estaba escrita desde hacía tiempo, durante años, en espacios de descanso de mi actividad en España y en otros países. La he cambiado mucho, como estoy cambiando la siguiente; pero mantengo su sentido y su son. Con modestia, hemos presentado algunos trabajos científicos relevantes y en su tiempo, me sentí orgulloso, creo que excesivamente orgulloso. Afortunadamente, ver la novela editada, me produce una alegría limpia, inocente, ausente de toda intención de competencia (quizás en las dos acepciones).
Lo que me ha conmovido, de una manera inesperada, han sido mensajes, comentarios, de muchos pacientes, supervivientes de cáncer. Los sentimientos que me han revelado me convierten en el escritor mejor pagado de la historia.
Teniendo en cuenta la historia tan interesante que nos has hecho llegar a todos los lectores, ¿te has planteado alguna vez traducir tu novela a otros idiomas para llegar a más gente?
Parte de mi formación fue en Italia. Tengo muchos amigos italianos. La supuesta proximidad del italiano y el español es falaz. Un italiano lee mucho mejor francés que español. Por el cariñoso esfuerzo de estos amigos y la fatiga del traductor de Google, me gustaría verlo en italiano.
El zoológico paralelo habla de las raíces, de una familia rota por la historia y la política en el contexto de Guinea y su independencia en los años 70. ¿Cómo ha sido el proceso de investigación para recrear de manera tan real una historia tan profunda? ¿Existe alguna escena que te haya costado más que el resto narrar?
La parte guineana, se ha podido hacer por esas historias que me contaron guineanos y que mi memoria, que es la única de mis potencias de la que no tengo queja, ha conservado en su integridad y de una investigación que la información electrónica, nacida durante la gestación del libro, hizo fácil.
No me ha costado narrar nada, tengo una escritura casi automática. Surge, como a los gitanos las bulerías, atropelladas, hechas de sentir y son. Después sólo queda colocarlas. No me cuesta escribir. Cuando oigo hablar del síndrome del folio en blanco, me doy cuenta de que yo sufro el síndrome de la falta de folios, de años.
El protagonista quiere encontrar a su madre y a su hermana de las que fue separado de pequeño, pero se encuentra con la realidad de una tragedia. Sin desvelar nada, ¿puedes contarnos cuál es el motivo que conduce a esta separación?
Esta separación, es un hecho, desgraciadamente real y frecuente. Es el acto de dolorosa entrega de un hijo, para salvarlo de un destino que se sabe cruel y posiblemente letal. Ahora está sucediendo en Nicaragua, Venezuela o la República Democrática del Congo, por citar tres lugares que conozco bien.
El título nos gusta mucho y nos resulta bastante inquietante. ¿Por qué decidiste nombrar así tu libro? ¿Es una comparación entre la vida del protagonista en España en contraposición con su infancia en Guinea?
Como he explicado antes, me parece una alegoría perfecta del mundo. Cuando yo, en la televisión aún de dos canales, descubrí que se criaban animales de ganado común, en la proximidad de los zoológicos para que los predadores pudieran medio cazar y así evitar su amodorramiento o aburrimiento, me sonó conocido. Hoy, no se si se seguirá haciendo, pero me parece la metáfora perfecta de lo que he visto en mi vida.
Sabemos ya cuáles son los riesgos a la hora de enfrentarte a un quirófano como cirujano ¿tienes la misma sensación como escritor al enfrentarte a los lectores?
El quirófano, es el lugar donde un cirujano vive, probablemente, los momentos de más miedo y satisfacción de su vida. No solemos, los cirujanos, hablar del acto quirúrgico sino con otros colegas. Como los militares que han combatido no hablan de la guerra. No le veo mucha relación con la creación literaria. A la práctica clínica, a la relación con los pacientes, sin embargo, le veo toda. La relación de un médico con un paciente siempre empieza con una historia. La historia clínica.
Estamos llegando al final de la entrevista, Vicente. Te dejamos un espacio para que puedas comentarle a tus lectores lo que quieras y que nosotros no te hayamos preguntado.
Comentarles mi agradecimiento.
Tratar con ellos, saberlos, me ha resultado tan enriquecedor y feliz como hacerlo con los pacientes. Soy un apasionado de la gente común, como Julián Marías. Creo que el verdadero héroe es el que madruga al día siguiente de la batalla, la sangre y el fuego aún en las calles, para hacer el pan. La cirugía y, ahora la literatura, me han permitido el trato cotidiano con estos héroes. Ha sido un privilegio.
Muchas gracias por tu tiempo, Vicente. Ha sido un placer hablar contigo sobre tu libro y ebook El zoológico paralelo. Desde Tregolam te deseamos mucha suerte.
Disponible en: Amazon y Librería Agapea
Compartir esta información
Tregolam
Empresa de Servicios Editoriales. Agregador de #Concursos Literarios y Becas, #ServiciosEditoriales, #Noticias, #Entrevistas, #Literatura