Buenos días, Patricia. Es un placer hablar contigo. Acabas de publicar La luz formidable, una novela trepidante con la siempre mágica ciudad de Madrid de telón de fondo. ¿Cómo surgieron los personajes de Álex y Sacha, los dos hermanos salvajes e incontrolables a la hora de publicar tu libro?
Encantada. Muchas gracias. Pues la verdad es que la idea de mis personajes llega siempre de forma muy gradual, tanto los personajes como los temas nacen a lo mejor de una imagen, de una sensación… Digo: cómo me gustaría leer sobre esto, esto estaría genial, así que ¿por qué no escribirlo? Y le doy vueltas a esa semilla a ver por dónde podría tirar para darle forma.
Álex y Sacha eran la mejor forma de exprimir la noche de Madrid al máximo, porque son especialistas en eso. Les encanta, lo hacen todo el rato, y creo que eran los mejores anfitriones para seguirles por todo eso que se va relatando en la novela. Además, el hecho de que sean hermanos y no amigos me gustaba, porque su relación es compleja, entran en juego muchas cosas, tienen una relación poliédrica.
Obviamente he conocido algunos Álex y algunos Sachas yo misma en la vida real, y supongo que a la hora de crear un personaje vas añadiendo también tus experiencias y tus impresiones, pero también veo que mis personajes suelen ir creciendo y formándose ellos solos. Muchas veces se me van de las manos y tengo que ajustarlos a la idea que tenía al principio, porque si no, hacen lo que les da la gana y ya no sirven. Vamos, que todo esto suele ser un proceso bastante complejo, con muchos cambios, totalmente vivo y apasionante, claro.
La historia de tu novela se desarrolla en una sola noche, y da tiempo a que sucedan todo tipo de cosas; desde fiestas rebosantes de droga y alcohol hasta una plácida comida en el mítico subterráneo de Plaza de España. ¿Fue difícil condensar tanta acción en tan relativo poco tiempo?
Yo no escribo con un guion predeterminado. A ver, sí que lo intento, tener un esquema de lo que quiero contar, de lo que va a ir pasando. Pero al final nunca lo cumplo. Es como te digo un proceso que va desarrollándose a medida que voy escribiendo y pasa por el corrector ortográfico. Lo que pasa es que sí tenía claro desde el principio que la noche de La luz formidable iba a estar llena de cosas, esa era la idea inicial, porque esas son las noches de Álex y Sacha, repletas de experiencias, de diversión.
Hice los esquemas y después la historia y todos sus giros se fueron por otro lado. Pero a lo que voy, la verdad es que no, no me ha resultado difícil. La novela tiene bastante trabajo detrás, claro, han sido varios años de jugar con ella, de limpiarla, de reorganizarla según los personajes iban pidiendo unas cosas u otras, pero que la noche tuviera acción, y bastante, era primordial, que pasaran cosas, y desde el principio supe que era importante organizar bien los tiempos para hacerlo creíble. Ojalá lo haya conseguido.
¿Qué te resultó más complicado de elaborar en La luz formidable?
A lo largo de la noche los hermanos y Valeria, la chica que conocen, pasan mucho tiempo charlando. Quería que las conversaciones entre los tres fueran parte de toda esta acción de la que estamos hablando, que lo que se dijeran tuviera miga, por así decirlo, que los conociéramos a través de lo que se cuentan, de cómo lo cuentan… Y que fuera interesante, claro.
Esto es lo que ha llevado más trabajo, las conversaciones a tres bandas, un poquito de encaje de bolillos. He tratado de encontrar esa cadencia natural que existe en una conversación con varios interlocutores, que además en la vida real nunca es perfecta, tiene ritmos diferentes, intervenciones desiguales, interrupciones… y quería que todo sonara verosímil, que cada uno tuviera su propia voz…. He aprendido muchísimo en el proceso, si lo he logrado mejor o peor no lo sé pero desde luego esa, la verosimilitud, era la intención totalmente.
Sacha parece querer deshacerse de todo vínculo impositivo, así podemos verlo cuando se enfrenta a su padrastro. Asimismo, Álex nos hace partícipes de largos soliloquios donde reflexiona acerca de sus ansias de descontrol. ¿Dirías que son, no obstante, realmente libres?
A lo mejor por ser familia Álex y Sacha podrían parecerse, pero para nada, hay grandes diferencias entre los dos. Creo que Álex sí es libre. Realmente él está donde quiere estar en la vida, está haciendo lo que quiere, a nivel de estudios, de proyección de futuro… Álex quiere pasar un buen rato esta noche y mañana va a seguir centrado en su propia vida. Pero Sacha… Sacha ya es harina de otro costal; él está convencido de que es más libre que su hermano porque es capaz de enfrentarse al padre y todo eso, por su estilo de vida, pero en realidad está mucho más perdido y hace uso de una libertad muy mal entendida. Esto se va viendo también en las decisiones no demasiado buenas que va tomando a lo largo de la noche, que acaban afectando a su hermano también de alguna manera.
Valeria, la tercera en discordia, dice en un momento del libro: “Soy una chica de barrio pasando el rato con dos niños de papá”. ¿Podrías explicarnos mejor qué resulta del choque de dos mundos tan distintos? ¿Qué aprenden los hermanos de ella y ella de los hermanos?
Es verdad que a lo largo de la historia sale a relucir esa diferencia, la sacan ellos varias veces, como en el caso que apuntas tú. Los tres creen que esa diferencia es interesante, que es graciosa, pero en realidad no es más que un juego. La verdad es que están por encima de todo eso.
Quiero decir que sí, que vienen de barrios diferentes, posiblemente de estratos sociales diferentes, y digo posiblemente porque Valeria, si lo piensas, es todo un misterio: ella habla mucho, bromea mucho, pero es muy reticente a desvelar cosas de sí misma. Pero como digo, aunque les hace gracia eso de la chica de barrio que pasa el rato con chicos pijos y demás… al final lo que quieren es lo mismo y lo que sienten es exactamente lo mismo: la alegría, la preocupación por ser aceptados de una forma o de otra, aprovechar al máximo su juventud, esas cosas. Saben que en realidad no son tan diferentes, aunque les guste tomarse el pelo con eso.
Así que en realidad yo no diría que hay un aprendizaje de su supuesta diferencia en cuanto a la procedencia. El aprendizaje viene cuando, al combinarse y producirse esta relación a tres bandas, salen a la luz cosas nuevas, sobre todo en la relación entre los dos hermanos; sentimientos y reacciones que no conocían el uno del otro, o que intuían, pero no habían mostrado hasta ahora tan a las claras. Ella es como un revulsivo y además lleva su propia mochila, ella tiene una historia fuerte detrás. Valeria me encanta como personaje, he disfrutado muchísimo con ella, tiene bastante fondo, y he intentado sacar de ella en todo lo posible todos esos matices y contradicciones que creo que tiene. Su encuentro con los hermanos supone para ella una especie de liberación, la oportunidad de dejar abandonada esa mochila durante unas horas y la de empezar a pensar cómo abandonarla definitivamente. Aunque claro, las cosas nunca son tan fáciles…
Tu libro es, sin duda alguna, una oda a Madrid y a las posibilidades que ofrece su noche. ¿Qué banda sonora elegirías para acompañar a tus personajes en cada momento que viven?
Bueno, genial pregunta. Escribo siempre con música. He escuchado tanta música escribiendo la novela que a veces creo que la propia novela es solo una expresión de lo que estaba escuchando en ese momento. Y la verdad es que ese estilo de música, tan movida, la música electrónica, los grandes DJs y todo eso nunca ha sido para nada mi estilo. Pero al final me he hecho casi una experta, en serio. Me influyó tanto que decidí abrir cada capítulo con un fragmento de una canción, a modo de cita, que podría representar ese momento preciso de la narración.
La música es además muy importante para los chicos y obviamente tiene un papel destacado en la historia. Entonces te diría, por ejemplo, tres canciones que podrían funcionar como banda sonora: «Some nights», de Fun; «Pursuit of Happiness», la versión de Steve Aoki; y «Sun is shinning», de Axwell e Ingrosso… Aunque hay más: «Headlights», de Robin Schulz. Es una música muy alegre y a la vez majestuosa. No me extraña que tenga tantos adeptos.
La voz de Álex, el narrador, resulta intensa en sus disertaciones sobre esta ciudad que nunca duerme. Sus reflexiones sobre la juventud, la rebeldía, etcétera, se tornan poéticas hasta un punto inconmensurable. ¿De dónde surge su discurso irreverente? ¿Qué influencias literarias de la autora podemos apreciar en él?
Es raro, pero no tengo ni idea de dónde surge el discurso de Álex, la verdad. Quiero decir que no es que él sea un poeta ni un filósofo precisamente, aunque a lo mejor sí tiene una sensibilidad más allá de lo que puede dar a entender de primeras y sabe ponerle palabras a las cosas que ve y que siente. De hecho, lo menciona en algún momento, su habilidad para expresarse, es algo que le gusta y que se le da bien… Pero si lo pienso detenidamente, creo que Álex podría ser una especie de alter ego de mí misma, y que a través de Álex pues le he dado una vuelta de tuerca a toda la historia, ya que yo quería contar lo que les pasa a ellos, la historia que viven, pero también quería explicar su mundo y sus vivencias de una forma más profunda y lírica.
No quería quedarme en la superficie de la acción sino darle a toda la novela un punto de mayor reflexión, y supongo que Álex me ha tomado la palabra. De todas maneras pienso que, a pesar de todas esas reflexiones o descripciones más literarias, el verdadero objetivo de La luz formidable es entretener, vamos… pasar un buen rato. Quizás alguien la ha leído y me ha dicho: «yo lo que quería saber es qué iba a pasar con ellos, si esto iba a acabar bien o iba a acabar mal, estaba enganchado con esos tres». Pues para mí ese comentario es oro, sinceramente, mucho más que si me hablan de la parte lírica o de las digresiones de Álex, que es verdad que las hay porque a mí me gustan, me gusta darle ese estilo literario a lo que escribo. Pero el verdadero objetivo era hacer que alguien pase de repente un buen rato leyendo, más allá de ningún otro tipo de pretensión.
Tomando su nombre de la mítica revista de Óscar Mariné, en el barrio de Malasaña encontramos un bar-museo que recibe el nombre de Madrid Me Mata. Una vez hemos sido testigos de la canalla Madrid que aparece en tu libro. ¿Qué opinas? ¿Nos mata o nos hace más fuertes? ¿Qué es ese aquel que tiene esta ciudad para ti?
Madrid te mata de amor. Pongámonos cursis, va, pero es que es así. Yo ahora por circunstancias de la vida vivo un poco alejada, pero la veo de perfil, allí delante, y todas las veces, pero todas ¿eh?, pienso: alucinante. Que pueden decir: ya está la de Madrid dando la brasa con Madrid. Pues somos así, qué le vamos a hacer. Madrid de noche y Madrid de día, que ahora yo, con más añitos y otros intereses totalmente diferentes a los que tenía antes, tengo mucha más afinidad con el Madrid diurno. Pero es que aquí tienes todas las variables y todas posibilidades… Y la verdad, aunque ahora prefiera otras cosas, los años de calle en las maravillosas madrugadas de Madrid están ahí, los que tenemos mucha calle nocturna a nuestras espaldas en esta ciudad es una cosa que no olvidamos jamás. Supongo que la novela es un homenaje a todo eso. Sí, yo creo que me ha salido un homenaje sin pensarlo demasiado. Lo llevaba dentro y lo he soltado.
Aunque La luz formidable es tu primera novela, ya has escrito numerosos relatos que no solo han sido galardonados en distintos certámenes literarios, sino también publicados. ¿Qué diferencias encuentras entre ambos géneros y qué te parece más complicado de cada uno?
Escribir relatos es más complicado, a mi modo de ver. Es una cosa totalmente distinta porque la novela te da margen, la novela va creciendo más lentamente, a veces casi va sola, te va marcando el camino, y otras es verdad que se descontrola y que tienes que luchar un poco con ella para volver a ponerla en el sitio que querías.
Bueno, a mí me pasa esto. Pero sí que hay margen, aunque tampoco es infinito; quiero decir que también en la novela tienes que controlar bien que estás contando lo que quieres contar y que no te estás yendo por las ramas o por caminos que no llevan a ningún lado. Pero el relato es como un chispazo. Llegas, cuentas algo concreto y efectivo, y te marchas. Bueno, al menos para mí eso es un buen relato. Y claro, es difícil. Hay que tener mucha técnica y muy buenas ideas. Ahora mismo acabo de publicar un cuaderno de relatos, Aquí yace nadie, un libro con diez historias breves. Pues ojalá haya conseguido esto que te digo del chispazo. Pero sí, la dificultad está ahí. Es innegable.
¿Estás inmersa en algún otro nuevo proyecto literario? ¿Qué temas te gusta tratar en tus obras?
Sí, estoy metida de lleno en una nueva novela. He aprendido cosas con La luz formidable, bastantes. Del proceso, del oficio de escribir, y bueno… todo eso creo que me está ayudando mucho en este nuevo proyecto. Es ilusionante. Y respecto a lo de mis temas… pues es bastante simple: yo quiero escribir lo que me gustaría leer. En ese sentido lo tengo claro, no tengo temas preferidos, sino más bien estados de ánimo, sensaciones y ganas de crear algo que me esté divirtiendo, algo que me motive y me haga disfrutar. Es que, si no, ¿qué sentido tendría?
De este segundo proyecto sí puedo afirmar que es mucho más personal y más… pausado, podría definirlo así. Algo más reflexivo. A ver, tampoco es que fuera muy difícil teniendo en cuenta la que se monta en La luz formidable… Pero sí, ahora estoy explorando por otro lado totalmente diferente. O bueno, no tan diferente porque al final siempre soy yo la que está ahí detrás, ¿no? Supongo que en todo lo que escribo siempre salen algunos rasgos similares, algunos temas fijos: la naturaleza de las relaciones, el mundo urbano, las calles, la observación del mundo desde planos más líricos… cosas así que siempre me andan rondando.
Muchas gracias por todas tus respuestas, Patricia. Antes de despedirnos, ¿tienes algo que decirle a tus lectores que no te hayamos preguntado?
¡Sí, dar las gracias! A la gente que ya me ha leído y que ha tenido comentarios tan amables. Y también que pueden asomarse si les apetece a mi cuenta de Twitter, donde voy subiendo cosas que me resultan interesantes (@pruizesteban); o a mi blog sobre narrativa contamporánea: www.patriciaruizespejo.com
Y a ti, gracias también por esta entrevista. Un placer.
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