¡Hola, Noel! Es un placer tenerte de nuevo en Tregolam. En esta ocasión vamos a hablar de Monstruos (Valhalla Ediciones). En esta nueva novela, Topete roba dinero a su madre para huir de Belríos, su pueblo, a Madrid en una barraca de feria. Allí consigue crear uno de los mayores espectáculos de la capital de principios del siglo XX. Pero cuando el amor y la ambición hace peligrar todos sus logros, matar puede ser la única opción.
Lo reconocemos, no nos hemos podido despegar de este libro. ¿Cómo surgió la historia de Monstruos?
El germen nació hace bastante tiempo, cuando vivía en Países Bajos. En la ventana de un vecino colgaba el cartel de un documental titulado De kleine kaiser. En él, un maestro de ceremonias de principios del siglo XX, en un truco un tanto burdo, sostenía en la palma de la mano a un chaval con enanismo. Me cruzaba con el cartel varias veces todos los días y, si bien la historia del documental y de la novela no tienen mucho que ver, la imagen me estuvo dando vueltas en la cabeza hasta que encontré a los personajes de Monstruos y su propia historia de ambición y sueños rotos.
Recorrer las calles de Madrid de principios del siglo pasado junto a sus personajes ha sido toda una delicia. ¿Por qué decidiste aclimatar la obra en la capital?
Aunque soy toledano, mi pueblo está solo a media hora de Madrid, por lo que es habitual ir allí a trabajar, estudiar, comprar o salir de fiesta, así que es una ciudad que siento muy cercana. Por otro lado, además de que todo pasa por la capital, el tiempo en que se desarrolla la novela, con la construcción de la Gran Vía, la inauguración del Palace, el asesinato de Canalejas, el éxito de nuevos espectáculos como el fútbol o el cinematógrafo, es uno de los más cambiantes e intensos de Madrid.
La novela está ambientada en el mundo del circo, del cabaret y de los museos de monstruos de antaño. ¿De dónde viene esta fascinación por este ambiente circense?
Ese mundo de las barracas de monstruos, de los museos de engendros y curiosidades humanas lo hemos visto mil veces en libros, series o películas anglosajonas, pero parece que en España nunca se dieron, y no es verdad. En Barcelona, por ejemplo, era famoso el museo Roca, Clarín nos muestra una de estas atracciones en su cuento Avecilla, y solo hay que echar un vistazo a los periódicos de la época para encontrar referencias. Simplemente, pretendo reconocer que, aunque olvidado, este tipo de espectáculo no es algo ajeno a nuestra cultura.
Como comentábamos, la historia se remonta a la primera mitad del XX. Tanto la sociedad como la ciudad han cambiado notablemente desde entonces. ¿Fue complicado recrear esa ambientación? ¿Te documentaste para llevarlo a cabo?
Siempre es difícil recrear una sociedad y un ambiente que no son los tuyos. Y la única forma de hacerlo es documentándote y prestando atención a los detalles que vas descubriendo. No queda otra. Pero el proceso podría ser tan fascinante que te absorba y no sepas cuándo parar. Cuidado con eso.
La historia se alterna entre el pasado de Topete con la situación actual en la que se encuentra. ¿Por qué optaste por esta narración in media res?
Pues fue una decisión técnica. Podría haber contado la historia de manera lineal y sin saltos temporales, pero, tras probar las distintas opciones, comenzar la narración in media res e ir jugando con el tiempo era la forma más atractiva para el lector. Dotaba a la narración de más dinamismo y exprimía con mayor intensidad los conflictos de los personajes.
Como Tyrion Lannister, de la saga Canción de hielo y fuego de George R. R. Martin, Topete también es un personaje con enanismo. No obstante, esta representación sigue sin ser algo muy frecuente. ¿Consideras que la sociedad todavía mantiene a estas personas apartadas o no las respeta como iguales?
Hasta cierto punto, sí, claro. Gracias a Dios, la sociedad ha evolucionado increíblemente desde los tiempos en que se desarrolla la novela. Sin embargo, el mero hecho de que estemos hablando de ello ya muestra el camino que falta por recorrer. La integración plena se habrá conseguido cuando tengamos esta igualdad tan asumida y el debate haya quedado tan lejano que ni nos planteemos esta cuestión.
En muchos ámbitos del mundo artístico todavía existe un gran abuso de poder, especialmente sobre las mujeres. ¿Crees que, como ocurre en esta obra, es necesario que se exponga en fuentes como la literatura?
Siempre es necesario, aunque no sé si en verdad sirve de mucho. Lidia, uno de los personajes de la novela, sufre ese abuso de poder, pero también lo ejerce en su provecho con Topete, por ejemplo. Lo que quiero decir es que, en pleno siglo XXI, y quizá de manera más sutil o menos evidente, continúan dándose abusos de poder similares a los de hace un siglo por personas criadas en sociedades democráticas y supuestamente igualitarias. Parece otra parte oscura más de la naturaleza humana.
Las actitudes de muchos de los personajes cambian en función de sus propias conveniencias. ¿Cómo afecta esta anteposición de sus ambiciones a su moral?
Pues un poco al hilo de lo anterior, los personajes, como cualquiera, no son malos de manera absoluta ni totalmente amorales. Pero su ambición, y ese es el tema que pretendía tratar, si bien es necesaria para cumplir sus sueños, no solo les hace también perderlos, sino cometer actos a todas luces execrables.
Hasta el momento siempre te habías enfocado más en escribir relatos. ¿Por qué decidiste dar el salto a la novela? ¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Con cuál te sientes más cómodo?
No fue una decisión premeditada. A mi juicio, la forma, la extensión o el género lo da la propia historia, y estos personajes necesitaban una novela. El trabajo, desde luego, es más intenso que en el relato y la documentación, más exhaustiva, con muchas tuercas y engranajes que deben trabajar en sincronía. Pero la experiencia es muy gratificante. Eso sí, al relato le tengo un cariño especial y no lo he abandonado, ni mucho menos.
Actualmente, continúas siendo el responsable de la revista literaria Visor, especializada en los distintos aspectos del relato corto. ¿Qué aportaciones obtienes de esta en tu faceta como escritor?
La verdad es que tengo ambas facetas bastante separadas. Pero recibimos cientos de relatos para cada nuevo número de la revista y leemos absolutamente todos, por lo que tengo claro lo que funciona, o lo que a mi parecer funciona, y lo que no en una narración, y eso lo traslado a mi propia escritura.
Estamos deseando más obras tuyas. ¿Estás trabajando en algún otro proyecto? ¿Qué ruta tomará tu carrera literaria a partir de ahora?
Ahora mismo trabajo en un wéstern ambientado en la guerra de intervención estadounidense en México acerca del paso del tiempo y de la búsqueda de un objetivo por el que luchar. Ya ves que es algo totalmente distinto. Pero, como te decía, la forma, el género o la extensión lo da la propia historia, así que no me veo exclusivamente como «escritor de novela negra» o «escritor de romántica» o lo que sea, por mucho que digan los gurús del marketing editorial. Seguiré buscando historias que me apasionen e intentaré apasionar con ellas al lector.
Antes de finalizar, ¿te gustaría decirles algo a los lectores?
Que si quieren dar un paseo por un Madrid en pleno cambio hacia la modernidad, adentrarse en las intrigas y bajos fondos del cabaret y de los museos de curiosidades, y acompañar a unos personajes en constante lucha entre su ambición y su moral, esta es su novela.
¡Muchas gracias por tu tiempo, Noel! Te deseamos muchísimo éxito con esta maravillosa novela. Monstruos está disponible en librerías.
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