Buenos días, Lou. Es un placer saludarte. La dama del piano y el fraile de la montaña es tu primera novela, la cual se encuentra plagada de un simbolismo abrumador. ¿Cuál era el objetivo de escribir un libro así? ¿Hubo algo que te inspirara estas ideas?
Buenos días. El placer es mío. Digamos que el simbolismo me ha servido para crear un contrapunto rico sin complicar la línea melódica de la novela.
Iba a escribir sobre dos temas que realmente me importan: la música y los derechos humanos. Quería que fuese una historia que pudiera seguir fácilmente cualquier persona, con independencia de su sexo, raza, cultura o religión. Por lo general, con la música es así. Unos se quedan con una capa y otros con otras, pero todos la disfrutan.
Aunque hay unos cuantos personajes en la novela, podríamos decir que los principales son aquellos que dan título a la misma: Lina Maldonado y Fray Lucas. Más allá de la música, ¿qué es aquello que les une?
En su interior, la duda. En cuanto a factores externos, que el lector saque sus propias conclusiones sobre si están unidos por el destino o la casualidad. ¿Puedo decir que en su historia interviene un perro maravilloso?
El tema de la muerte es, podríamos decir, aquel sobre el que gira el libro. Lina piensa que todos tus seres queridos morirán pronto y Fray Lucas llega huyendo de ella, sin saberlo, desde su México natal. Dinos, ¿crees que la muerte está más presente en nuestras vidas de lo que creemos? ¿Cómo la enfrentan los protagonistas?
Es diferente la aparición de la muerte cuando uno ha vivido lo suficiente que cuando se presenta antes de tiempo. El primer caso se puede llegar a entender como un acto de generosidad —hacerle hueco a los niños que nacen es, en cierto modo, algo hermoso—; sin embargo, al segundo es complicado encontrarle justificación. Y ahí tenemos a dos personajes que viven atormentados tratando de razonar por qué viven rodeados de tragedia.
En un momento determinado, Lina dice que lo único que quiere es ser libre. ¿Cuándo crees que siente ella esa libertad? ¿Cómo somos nosotros capaces de encontrarla? ¿Hay distintos caminos para ello?
En términos generales, creo que es imposible sentirse completamente libre. Y el precio de pretenderlo, aunque resulte paradójico, suele ser el encierro, porque se acaba levantando un muro de protección. Supongo que va con el carácter y con el concepto que se tiene de la dignidad.
Yo prefiero caminar libremente hacia el abismo a que otro me arrastre por su camino de confort. El problema de la protagonista es justo el contrario. Lina consiente que François la destruya porque es incapaz de alejarse de él. Ella, una reputada pianista, una mujer que lo tiene todo para seguir su propio camino y ser feliz, no puede liberarse ni aun siendo consciente de lo que le sucede. Ojalá la novela aporte su grano de arena sobre este tema.
El elenco de personajes que desfila a lo largo del libro es encantador, pero también contamos con otros como François, un hombre manipulador y sin escrúpulos cuyo modo de vida es bastante reprochable. ¿Cuál dirías que es su función en la novela?
Representa lo contrario del amor al arte. Es la avaricia, que no tiene nada que ver con el deseo legítimo de prosperar o crecer. Pocas cosas hay que me repugnen más que la mezquindad del avaricioso.
A lo largo de todo el libro podemos leer innumerables referencias a pintores, escritores, compositores… ¿Por qué darle esta importancia al arte?
La novela habla del arte como herramienta de salvación. Es la herencia que dejamos a las futuras generaciones, lo que nos aleja de la barbarie, lo único que tenemos para convertir el horror en belleza…
Nos ha llamado mucho la atención que, hacia el final de la historia, decidieras incluir unas partituras entre el texto. Le da una textura muy especial a la lectura. Para aquellos que no sabemos de música, ¿qué «misterio» entrañan?
Se trata de un pasaje que el personaje no se puede sacar de la cabeza. Ahí entra solo el oído interno, sin instrumentos ni voces. La dejé en estado puro, con la partitura, escrita en su idioma. La elección de esa obra es mi única intromisión personal en la novela.
En el libro también podemos encontrar distintas conversaciones donde los personajes cuestionan el buen hacer de la Iglesia. ¿Es tu libro un manifiesto antieclesiástico? ¿El objetivo era levantar polémica?
He procurado plasmar una realidad con sus luces y sus sombras. Creo que lo he conseguido porque me han felicitado personas de muy diferentes convicciones. Esa ha sido la primera sorpresa que me he llevado.
A pesar de las dificultades que se les presentan a los distintos personajes, intuimos un mensaje de positividad a raíz de ese punto de inflexión que a Lina le toca vivir. ¿Solo aprendemos de las desgracias y los malos momentos?
De las desgracias no siempre se aprende algo bueno. Supongo que depende de la semilla de cada uno. Hay quien sale reforzado y quien se convierte en alguien peor. Los personajes de la novela que transforman las desgracias en algo positivo tienen una predisposición a la bondad.
La dama del piano y el fraile de la montaña también se ha publicado en inglés. Háblanos de la acogida que está teniendo en el mundo anglófono.
He recibido unas críticas excelentes. Esa ha sido la segunda sorpresa que me he llevado.
Y para terminar, ¿hay algo que quisieras decirle a tus lectores antes de que abran el libro?
Solo me gustaría darles las gracias por leer, no me refiero solo a esta novela, sino a leer en general.
Disponible en: Amazon, Fnac y Barnes & Noble
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