Buenos días, Guillermo. Estamos muy contentos de poder hablar contigo sobre tu libro Reflexiones en el espejo (Editorial Tregolam), el cual lanza varias interrogaciones que se clavan en la cabeza del lector: «¿Quién quiero ser?», «¿Soy feliz con la vida que llevo?». Pero también, resulta un continuo aprendizaje para perseguir nuestra felicidad, haciendo un análisis sobre la vida que llevamos.
Tu libro, Reflexiones en el espejo, está escrito en segunda persona, dirigiéndote a lector en todo momento ¿Querías, desde el principio, mantener una conversación constante con el lector?
Sí. El lector es la piedra angular sobre la que gira el libro. Mi intención fue crear una atmósfera de complicidad y empatía. Se trata de convertir al libro en una conversación entre amigos.
Al inicio del libro, nos cuentas una anécdota de un conocido tuyo quien al mirarse en el espejo este no le devuelve la imagen que quería ver, no se reconoce a sí mismo ¿Deberíamos hacer todos una reflexión en el espejo para saber si somos felices?
Todos tenemos que hacernos esa pregunta. Muchas personas van por su vida de forma automática. No se paran a reflexionar si realmente lo que hacen es lo que quieren hacer y si eso les hace felices. Son como robots siguiendo un camino predeterminado, la mayor parte de las veces por otros.
En tu libro hablas del mapa vital (o plan de vida) de cada uno de nosotros, cuyo trazo está siempre escrito por nuestros padres. ¿Es posible que haya una relación directa entre la imposición paternal y la falta de realización personal?
Sí, conozco muchísimos casos de personas que han estudiado carreras que no querían, simplemente por complacer a sus padres. O personas que trabajan en profesiones que odian porque su entorno cree que es lo que deben hacer y si no lo hacen es que están locos. Recuerdo a un funcionario que quería ser titiritero pero no era capaz de decírselo a su pareja y mucho menos a su familia.
Nos ha gustado mucho la forma que tienes de presentar los capítulos, los cuales, además de llevar un título propio, están relacionados con cada una de las etapas de la vida: nacimiento, infancia, adolescencia, adultez, etc. ¿Reflexiones en el espejo es también tu recorrido vital y personal?
Bueno, algo hay en algún capítulo de mi cosecha propia pero los diferentes capítulos están basados en personas que conozco.
¿Crees que la vida que llevamos cada uno de nosotros está enfocada siempre a realizar los planes de otros, a hacer lo que se supone que se espera de nosotros, a alcanzar una felicidad llena de perfección impostada? ¿Por qué crees que sucede esto?
Sin duda lo creo. Vivimos en una sociedad de apariencia y de postureo. Los medios nos venden una felicidad irreal. Y el materialismo nos ahoga.
Solo tienes que ver las redes sociales de tus conocidos y solo se muestran vacaciones idílicas, piscinas de azul infinito, personas sorprendentemente felices. Es como si la vida fuera una película rosa continua y si tu vida no es así es que eres idiota.
Tu libro es una continua introspección gracias a la narración de las anécdotas que siembran la iniciativa a la autocrítica por parte del lector. Hay en concreto una frase: «La vida no es solo un regalo, también hay que pelearla». Es decir, «quien algo quiere algo le cuesta». Incurrimos en que la felicidad hay que buscarla en aquello que nos completa como personas. ¿Qué podemos hacer si existe algo que nos hace felices pero que no se nos da bien?
Eso es algo muy personal. Cada persona tiene que elegir lo mejor para ella. En mi caso me quedaría con la felicidad.
Has escrito un libro que nos parece muy instructivo, porque nos ayuda a buscar nuestra propia felicidad ¿Has pensado alguna vez en traducir Reflexiones en el espejo para hacerle llegar a más lectores tu obra?
Sí. Además es un proyecto que me encantaría abordar.
¿Por qué crees que siempre que alguien quiere perseguir los sueños existen personas alrededor que desalientan?
Por interés. Siempre hay personas que nos rodean cuyo confort depende de alguna forma de lo que nosotros hagamos. Y nadie quiere perder su zona de confort: pareja, hijos, amigos, familia, etc.
También señalas en tu libro que muchas veces somos nosotros mismos quienes nos ponemos trabas porque no estamos dispuestos a arriesgar la comodidad que tenemos de una vida ya «hecha» en detrimento de perseguir nuestros sueños, porque «el precio del peaje» es muy alto. ¿Por qué crees que nos autoboicoteamos?
Porque el miedo nos atenaza. Todo el mundo tiene miedo a perder lo que tiene, por poco que sea. Nadie se plantea que puede mejorar. Todos solemos pensar en que nos va a ir mal. Cuando alguien se arriesga y triunfa solemos oír una frase muy recurrente: «Qué suerte ha tenido». Lo que no solemos pensar es en todo lo que ha tenido que trabajar o en lo que se ha arriesgado.
¿Qué consejo le darías a aquellos que no son capaces de hacer las paces consigo mismos?
Lo primero que les diría es que lo tienen muy jodido. Van a ser infelices toda su vida. Lo que les recomendaría es que para que las cosas cambien primero tienen que cambiar ellos y no se puede cambiar si no tenemos paz interior.
Estamos llegando al final de la entrevista, Guillermo. ¿Quieres decirle algo a tus lectores que nosotros no te hayamos preguntado?
Que intenten ser felices. Tenemos solo una vida y se nos escapa entre los dedos como el agua . Cada segundo es irrecuperable.
Muchas gracias por contestarnos a esta entrevista. Te deseamos lo mejor con tu libro Reflexiones en el espejo.
Disponible en: Amazon
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