Buenos días, Guillermo. Gracias por hablar un rato con nosotros sobre tu libro Retrógrados (Editorial Tregolam), en donde haces una serie de reflexiones sociales y humanas sobre la situación del mundo actual. Un libro que refleja tu idiosincrasia más sincera.
¿En qué momento pensaste en ponerte a escribir sobre todo aquello que sentías? ¿Cuál fue ese punto de inflexión?
A raíz del artículo «Reaccionarios, de cara y sin complejos» de la señora Milagros Pérez Oliva, publicado en El País el 7 de enero de 2018, escribí una carta de respuesta, con algunos comentarios y apreciaciones: veintiocho páginas sobre dicho artículo. Ninguna reacción, naturalmente, de la señora Milagros. Un año y algo más después empecé a escribir el libro, gracias al pequeño empujón que recibí durante una reunión navideña.
Tu libro nos ha parecido un ensayo sobre las reflexiones de una persona que quiere cambiar muchas cosas que le rodean. ¿Con qué tres palabras resumirías tu obra?
Sorpresa, preocupación, responsabilidad.
¿Por qué elegiste ese título para tu libro? ¿Crees que hay gente todavía anclada en el pasado con respecto a su forma de pensar?
Es una antítesis al título de la señora Milagros. Sí, creo que hay gente todavía anclada en el pasado, pero no lo considero un mal. Simplemente está preocupada por cómo las cosas están tomando un matiz oscuro, que vuelve su mirada hacia atrás para ver si definitivamente será forzada a aceptar condiciones que, sin lugar a duda, cada día son peores.
¿Crees que nuestras vidas están inevitablemente ligadas a las relaciones personales con los demás? ¿Por qué?
Sin lugar a duda. Los adultos no podemos evitar sufrir las consecuencias de una infancia que nos produce una permanente sensación de abandono, no ha permitido que de adultos sepamos relacionarnos en modo proficuo con los demás y exista, por lo tanto, una reprimida agresividad que se manifiesta en actos de violencia muchas veces imposible de controlar. La sociedad todos los días habla de paz, pero la agresividad está cada vez más presente en nuestra vida cotidiana imponiéndose una no declarada ley de la selva donde los más fuertes, sobre todo económicamente, imponen sus condiciones.
En tu libro hay ciertas pinceladas de contenido político. ¿Qué le dirías a esas personas que se consideran apolíticas? ¿O a aquellas otras que no votan?
Lo último que nos queda para tratar de defender los derechos de las personas es el voto. No haciéndolo, hacemos el juego a intereses que disfrutan de nuestra apatía y aparente apolítica para imponernos condiciones siempre más dramáticas. Las mayorías silenciosas dejando, por miedo o por comodidad, que se le impongan ideas como, por ejemplo, el políticamente correcto y comportamientos que tienden a que consumamos muchas veces cosas que no necesitamos, son las principales responsables que derechos como el trabajo (o el no trabajo) o la libertad de expresión sean cada día más precarios.
¿Has considerado traducir Retrógrados para llegar a más lectores?
Sí, y es oportuno decir que el libro nació cuando una amiga de la Polonia (residente desde hace mucho en Italia), argumentando sobre los temas del feminismo y la homosexualidad, me pidió, durante la reunión navideña mencionada antes, que el artículo que había enviado a la señora Milagros lo tradujera al italiano para poder discutir mejor al respecto. He iniciado la traducción, sin haberla nunca terminado, pero a medida que traducía fui agregando más texto que al final, casi un año y medio después del artículo de la señora Milagros, se convirtiera en el libro Retrógrados.
¿Cuáles crees que pueden ser los motivos con respecto al desencanto político generalizado en nuestro país?
La derecha y la izquierda, salvo algunos matices, terminan por defender y privilegiar siempre a los más potentes: banca, medios de comunicación, casas farmacéuticas, dueños de la información, dueños, ahora, de los servicios básicos (agua, energía, transporte, educación, salud) e industriales, poco interesados, estos últimos, a puestos de trabajo que dicen crean para que los gobiernos siempre les den más facilidades para enriquecerse siempre más, haciendo que la brecha entre ricos y pobres crezca constantemente. Los partidos de izquierda y similares tienen un lenguaje que para las mayorías silenciosas da impresión de libertinaje, más que de libertad, y un comportamiento que no tiene nada que ver con lo que predican. Casos de incoherencia, como el de Iglesias, que, a pesar de toda su perorata en favor de los pobres, terminó por ir a vivir en uno de los barrios más exclusivos de Madrid.
¿Consideras que hoy en día es difícil hablar sobre la opinión que tiene cada uno y que solo podemos expresarnos con aquellas personas de confianza? ¿O todos tenemos derecho a decir lo que pensamos sea lo que sea?
Sin lugar a duda la libertad de expresión desaparece paulatina y constantemente. Es por eso que la gente dice una cosa, pero en realidad está pensando en otra. Los populistas aprovechan la situación proponiendo eslóganes más que soluciones, haciendo pensar a las mayorías silenciosas que ellos sí van a resolver los problemas que los partidos tradicionales no han podido resolver.
Como decíamos, Retrógrados es un libro muy personal. ¿Cómo te sientes con el libro una vez publicado?
Asustado y un poco preocupado. La agresividad de los colectivos hace siempre más difícil tener ideas que no sigan la corriente de la mayoría (aunque en realidad son una minoría) que tiene visibilidad y que se consideran poseedores de la verdad.
Tu libro es un ensayo introspectivo que te habrá llevado tiempo, precisamente por las reflexiones. ¿Cómo ha sido tu proceso de escritura?
En realidad, cuando la máquina interna nos motiva a decir presente, con las ideas claras de lo que quería decir y trabajando casi veinticuatro horas por día, necesité de cuatro meses para escribir lo que podría considerar la primera edición. Espero la respuesta del público para eventualmente publicar la segunda edición, todavía más documentada y completa.
Ahora que ya has publicado tu primer libro ¿podremos volver a leer algo tuyo en un futuro cercano?
Creo que sí. Tengo la idea de escribir un libro sobre la libertad, de la cual todos hablan, partidos de izquierda y derecha, populistas, xenófobos, pero que de la cual, sin necesidad de cadenas, tenemos siempre menos.
Estamos llegando al final de la entrevista, Guillermo. Te dejamos unas líneas a continuación para que le comentes lo que quieras a tus lectores.
Diría a los lectores que lean, pero que sobre todo lean autores que digan cosas diferentes, incluso, a nuestras propias ideas. Solo así podremos entender qué es lo que realmente debemos considerar importante para volver a tener los derechos que en la actualidad perdemos a plena luz del día.
Muchas gracias por concedernos esta entrevista. Desde Tregolam te deseamos mucha suerte con tu libro.
Disponible en: Biblekiosk y Amazon
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