¡Bienvenida, Esther! Muchas gracias por atendernos. Es un placer para nosotros hablar contigo sobre tu novela Misterios gozosos (Editorial Amarante). En este libro, Eude se muda con su hija adolescente a la isla de Gozo, Malta, tras la muerte de su madre y su marido. Pero la calma de la isla muy pronto se verá afectada por la crisis migratoria y la existencia de una secta. Y Eude deberá evitar que su hija cometa el mayor error de su vida.
Esta novela es una crítica a la sociedad, a la política, a la religión… Podríamos definirla como «impactante». ¿Por qué decidiste embarcarte en la escritura de esta obra? ¿De dónde surgió la idea?
La economía neoliberal y el poder de manipulación de las nuevas tecnologías han erosionado enormemente el sistema democrático y me preocupa la sociedad que se está formando, cada vez más desigual, inconsciente e insolidaria. Quería reflejar los nuevos tipos sociales más allá de cómo pudiera hacerlo en un reportaje periodístico, sencillamente observando a la gente y describiéndola. Básicamente, una sociedad de gente que ya no tiene certezas pero que busca desesperadamente otras nuevas o se aferra, más allá de toda racionalidad, a las antiguas. La idea surgió de esa observación crítica de la evolución social. Pero, sobre todo, y porque soy una persona a la que le encanta escuchar a los demás y a quien los demás le importan sobremanera, de la observación atenta de las personas que voy conociendo.
La novela está ambientada en Gozo, Malta. La descripción de la isla es maravillosa. Cuéntanos, ¿has estado allí alguna vez? ¿Te ha resultado difícil construir la ambientación de un archipiélago con tanta diversidad cultural?
He vivido cinco años en Gozo y la isla ha sido una auténtica inspiración. Por un lado, Malta es un país con una antiquísima y densa historia, lo que le da un gran interés. Pero, por otra parte, es como Liliput, un mundo en miniatura. A pesar de ser tan pequeña, en esa isla se concentra todo tipo de gente: malteses profundamente tradicionales pero cosmopolitas; ingleses que buscan y encuentran el paraíso en su retiro, en la necesidad de un cambio de vida o en la búsqueda de un retorno a la simplicidad; inmigrantes europeos en busca de trabajo, y, por supuesto, inmigrantes no europeos en busca de una alternativa vital. Es, en suma, como un pequeño y encantador faro desde el que verlo todo y de cerca.
Eude sufre dos grandes pérdidas que la impulsan a reconstruir su vida lejos de España. Su sufrimiento es palpable a lo largo de la lectura. ¿Te ha resultado complicado plasmarlos en la novela? ¿Crees que los lectores se identificarán con la manera de sentir y pensar de la protagonista?
Me ha resultado muy fácil porque los sentimientos de la protagonista son los míos propios. De hecho, el punto de partida de la novela —la muerte de las dos personas que son su referencia y apoyo en la vida— es también el punto de partida de mi propia aventura en Gozo. En realidad, la novela, aparte de las consideraciones sociológicas y políticas, es una historia de amor o la historia de un gran amor. Y es una historia de duelo. Creo que es fácil que se sienta identificado con ella cualquiera que haya amado y cualquiera que haya perdido a un ser amado. Amor y muerte… ¿qué hay más humano y universal?
En tu novela reflejas una enfermedad tan cruda y, por desgracia, actual como es el cáncer. ¿Cómo afecta esta a la evolución personal de Eude?
Lo tremendo del cáncer es que, como dices, es una enfermedad muy común y, sin embargo, la sola palabra provoca pavor. Del mismo modo, aunque somos perfectamente conocedores de nuestra condición mortal, casi todo el mundo vive con la íntima certeza de que las personas a las que ama son inmortales. Eude, como los demás, vive en el fragor de un mundo lleno de luz y de sonidos que, de pronto, queda en la oscuridad y el silencio en cuanto presiente la cercanía o la mera posibilidad de la muerte. Cuando tu vida empieza a girar en torno a un hospital, ya no existen más que los sonidos, los olores, las palabras, los sabores, las sensaciones… que hay dentro de él. Y cuando todo acaba y sales del hospital, el mundo es completamente diferente y ha perdido completamente su sentido, el que antes tenía para ti. Lo llaman duelo y es una palabra muy acertada, porque es un dolor lacerante y también un duelo a espada con la vida para abrirse camino, entender y volver a reconocerse.
La relación entre Eude y su hija es más bien compleja. Eude comparte muchas reflexiones sobre cómo han de ser los padres y qué errores comenten. ¿Piensas que los padres que lean la obra entenderán estas consideraciones sobre la educación de los hijos? Como madre, ¿te has sentido alguna vez de esa manera?
Por supuesto. Lo que he pretendido es describir a una adolescente bastante típica. Ciertamente, cada persona, a cualquier edad, es un mundo. De hecho, yo tengo dos hijas y las dos son muy diferente entre sí y muy diferentes a la hija de Eude. Pero creo que cualquier madre de adolescentes vive un cambio natural y a menudo drástico en la relación con sus hijos, de modo que es ahí cuando las madres solemos plantearnos muchas cuestiones sobre nuestro papel. Esta novela es, por debajo o por encima del argumento y el suspense, un conjunto de reflexiones, entre ellas sobre la maternidad. Yo espero que esas reflexiones, sean o no compartidas, puedan ser hasta cierto punto útiles o, al menos, reveladoras.
En Misterios gozosos, la Orden de Malta tiene una especial relevancia para la trama del libro. Para los que no la conozcan, ¿qué podrías contarnos de ella resumidamente? ¿Por qué decidiste construir la novela alrededor de esta orden religiosa?
Quiero que quede claro que la trama urdida en el seno de la Orden de Malta es pura ficción en lo que a la Orden se refiere, pero el marco me pareció propicio por la singularidad de esta organización. De hecho, esta es mucho más que una orden religiosa o una organización benéfica, pues es un Estado, el único Estado sin territorio del mundo. Sus características son tan particulares que la tentación de utilizarla como marco para la fantasía es inevitable. Al menos yo reconozco que es fantasía, porque si buscas en Internet páginas sobre la Orden de Malta encontrarás muchísimas fantasías —incluidas auténticas locuras— “vendidas” como realidad o sencillamente creídas por gente que la culpa de todos los males de este mundo. Yo solo me he limitado a imaginar en su seno una secta que no existe, pero que podría perfectamente existir en ese o cualquier otro lugar.
Como decíamos, en tu novela aludes a varios problemas sobre la actualidad. Uno de ellos es la grave situación de los refugiados. ¿Cómo ha sido ponerse en la piel de personajes que piensan de forma tan distinta sobre este tema? ¿Qué medidas crees que se tendrían que tomar para solucionarlo?
Yo creo que la grave situación a la que aludes es doble: la de los refugiados que buscan su supervivencia y la de los europeos que estamos creando una sociedad cada vez más deshumanizada, basada en la desconfianza y el egoísmo. Son tiempos de una visceralidad constantemente alentada. En España hay cada vez más personas que cuestionan que la colonización de América fuera una invasión, pero que califican de invasión la llegada en patera de inmigrantes desesperados por tener las migajas que caen de nuestras mesas. También en Malta. En todas partes. No tengo soluciones ni soy quién para proponerlas, pero expongo mi preocupación, tanto por esas personas a las que se les niega su legítimo derecho a sobrevivir o mejorar sus vidas, como por quienes nos enrocamos en nuestros falsos derechos sobre un trozo de tierra conquistado a sangre y fuego por lejanos antepasados.
Otro tema al que haces referencia es la edad laboral. La edad de Eude es un impedimento para conseguir un trabajo para el que está cualificada. ¿Crees que este tipo de situaciones discriminatorias siguen ocurriendo? Como periodista, ¿has notado que en tu ámbito profesional ocurra a más a menudo que en otros puestos de trabajo?
Seguramente ocurra más a menudo en otras profesiones que requieren cualidades físicas, pero es más concluyente situar el problema en una profesión liberal o intelectual, porque resulta más absurdo. Quiero decir que parece injusto que un obrero no encuentre trabajo porque, cumplidos los cincuenta, se le considere débil para acarrear ladrillos, pero ¿qué excusa hay para que a un periodista o a un abogado se le deseche por su edad cuando lo que se le requiere es experiencia y conocimiento? Yo creo que se ha pasado de una sociedad que veneraba a los ancianos a otra que sacralizaba la juventud, y de esta a la actual, en la que unos y otros son igualmente maltratados: a los jóvenes se les niega su derecho a empezar dignamente su vida laboral y a los mayores a terminarla con la misma dignidad. Estamos dominados por la imagen, y la que se impone es la de alguien joven, pero no demasiado, con un determinado aspecto: profesional si es un hombre y atractivo si es una mujer.
Eude escribe un blog llamado Gozadas. Los lectores pueden leer los artículos tan interesantes que hay sobre los rincones del Gozo. ¿Cómo se te ocurrió la idea de crear el blog? ¿Ha sido divertido escribirlo?
El blog nació como una obra paralela que la editorial decidió no incluir dentro de la novela, aunque estaba pensado como parte de la misma. Gozo fue para mí una revelación y he constatado que lo es para cada una de las personas a las que les hablo de ese lugar. No quiero mitificarlo y creo que no lo hago tampoco en la novela, pero es realmente una isla muy singular y atractiva, en la que aún pervive una forma de vida natural y armoniosa, así como unas relaciones humanas muy intensas. Todo el tiempo tuve la sensación de que era un pequeño paraíso condenado a perderse y, por ello, necesitaba dejar constancia de él, describirlo más allá de lo que pueda hacerlo una guía turística. Y sí, desde luego que ha sido divertido: explorarlo, vivirlo y contarlo. Por cierto, el blog existe y puede leerse en Gozadas.
Tenemos entendido que te anteriormente has explorado el mundo de la poesía: Duelo (Multiverso Editorial). Publicar un libro de un género tan diferente a la narrativa debe ser toda una aventura. ¿Con qué género literario te has sentido más cómoda? ¿Qué retos te supuso escribir Misterios gozosos?
Cuando aprendí a escribir, muy pequeñaja, empecé ya a escribir poemas: a la Virgen, a los Reyes Magos, a mis padres… Siempre he escrito poesía, pero a los doce o trece años ya escribí una novela, que no conservo e imagino espantosa. Durante muchos años mi trabajo como periodista me restó tiempo para la poesía y para la narrativa, pero seguí escribiendo reportajes, artículos de opinión… En fin, de todo. De modo que considero la escritura, en cualquier género, una forma natural de expresión para mí. Lo haga mejor o peor, me encuentro cómoda con cualquier género y el único reto que supone es el tiempo.
El próximo mes de mayo se publicará tu nuevo libro Ven y Mira. Historia del Cine Club Universitario de León (Editorial Reino de Cordelia). ¿Nos puedes avanzar algo sobre él?
Este es, en realidad, un trabajo periodístico, aunque ello no excluya la literatura. El Cine Club Universitario de León tuvo una gran importancia porque fue la primera y, durante algún tiempo, única actividad estudiantil en la recién creada Universidad de León, en 1979. Pero el libro es, sobre todo, el retrato de una generación que vivimos los últimos años de la dictadura y los primeros de la democracia. Fuimos una generación enormemente activa que cometimos muchos y lógicos errores. Pero también tuvimos muchos logros que, sobre todo, conseguimos con un espíritu de auténtica generosidad. En León, además, probablemente fuimos la última generación a la que podemos describir como movimiento juvenil, porque después unos se apoltronaron, otros se fueron, otros se dedicaron a hacer dinero… Y, además de dejarles un planeta hecho un asco, empujamos a nuestros hijos a la emigración. No es un libro nostálgico, aunque a veces la nostalgia sea inevitable, sino un legado a los jóvenes de hoy que, como nosotros, viven en una encrucijada entre dos mundos muy diferentes que deberán resolver con solidaridad y creatividad.
Estamos llegando al final de la entrevista. Pero antes nos gustaría dejarte un espacio para que compartas lo que quieras con los lectores.
Bueno, esta es, desde luego, la pregunta más difícil. Yo tiendo a la excesiva locuacidad, hablando y escribiendo, así que es peligroso decirme que hable de lo que quiera porque podría hacer un largo discurso. Solo diré que mi mayor temor es la pandemia de racismo, xenofobia y narcisismo suicida de quienes llenan el mundo de fronteras físicas y mentales. Pero también tengo una gran esperanza en los jóvenes con ganas de ver, escuchar, viajar, crear cosas nuevas…, implicados en nada menos que salvar el planeta de amenazas tan reales como terribles. Les pediría indignación, pero no rabia. Les pediría que dudasen, porque de la duda surge la creatividad y esta prevalece sobre la represión y la propaganda; pero que rechacen la tendencia a la desconfianza porque, como ha escrito mi filósofo de cabecera, John Ralston Saul, la desconfianza pública es el primer paso hacia la destrucción de un sistema político y solo beneficia a los falsos populistas, los corporativistas y demás enemigos de la democracia.
¡Muchas gracias por todo, Esther! Esperamos que tengas muchísimo éxito con tu obra. Misterios gozosos ya está disponible en las librerías.
Disponible en: Amazon, Agapea, Casa del Libro, Librería Universitaria de León, Librería Artemis de León, Librería Valderas de León
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