¡Bienvenida, Cynthia! Es un honor tenerte en Tregolam. Estamos deseando hablar de tu ópera prima, Oveja Negra (editorial Tregolam). En esta obra autobiográfica narras tu proceso de sanación durante varios años y el suceso que te marcó para siempre: el suicidio de tu hermano Allan.
Nos hemos emocionado mucho leyendo esta obra. ¿Por qué has decidido escribir tu autobiografía en este momento de tu vida?
Hace un poco más de un año, durante la pandemia, me hice la pregunta existencial «¿Para qué estoy aquí?». Para lograr contestarla, hice un ejercicio para encontrar mi propósito de vida. Ahí lo descubrí y decidí que debía escribir un libro. Mi hermano Allan, quien se suicidó hace casi seis años, estaba escribiendo uno antes de morir. Me di cuenta de que quizá yo podía hacerlo y cumplir el objetivo de los dos al mismo tiempo. ¿Cómo lo logré? Simplemente lanzándome, con la convicción de que lo iba a lograr, que iba a ser un éxito y que iba a ayudar a miles de personas en su proceso de sanación.
Cuando empecé a escribir, las palabras me salían de dentro. Era como si necesitara sacarlas. Hubo veces en las que escribí todo el día y toda la noche. Era como que algo en mi interior quisiera expulsar todo lo que pensaba, sentía y conocía. Luego fue complicado decidir qué partes iban en el libro, qué poner y qué quitar, y, claro, hacer la estructura. Fue una experiencia realmente mágica.
Finalizarlo debió ser una catarsis. ¿Qué ha supuesto para ti poder publicarlo? Como figura pública, ¿te dan miedo las posibles críticas que puedas recibir?
La verdad es que no. Una de las cosas que he aprendido con el pasar de los años es que parte de la sanación es entregar luz. Y la verdad es luz. Más bien fue absolutamente liberador poder mostrar mi esencia, mi yo verdadero. Continuamente va a haber críticas positivas y negativas. Estoy siempre dispuesta a escucharlas. Soy consciente de que no soy para nada perfecta.
En los capítulos aparecen citas inspiradoras que acompañan al contenido. ¿Cómo supiste elegir la adecuada para cada uno de ellos?
Fue un trabajo arduo y muy hermoso. Ya conocía varias de esas citas y algunos autores que podían transmitir mis pensamientos a través de sus mensajes. Sí, costó trabajo y, sobre todo, tiempo. Pero disfruté muchísimo en el camino. Pienso, y varias personas me lo han afirmado, que las citas están muy bien escogidas y su mensaje representa exactamente lo que vamos a leer en ese capítulo.
Tu hermano Allan sufría TOC y depresión. Muchas personas todavía no saben cómo tratar con estas enfermedades. ¿Consideras que debería darse más visibilidad a estos trastornos mentales?
Por supuesto. Creo que en la actualidad aún existe un estigma hacia las personas que padecen una enfermedad mental. Lamentablemente, muchos creen que tener una enfermedad mental es sinónimo de locura, y eso es incorrecto. De hecho, según la Organización Mundial de la Salud, 1 de cada 4 personas tiene una enfermedad mental. Eso entonces significaría que un cuarto de la población estaría demente. Las enfermedades mentales son como cualquier otra y se pueden tratar y curar. Debería no solamente darse más visibilidad, sino también normalizarlas. Muchas de las personas que deciden quitarse la vida no es por la enfermedad que padecen en sí, sino por la falta de empatía de la gente, los estigmas, la vergüenza de sufrirla y ser «diferente».
El suicidio de Allan no fue el único hecho traumático que viviste. Otros sucesos como la aparición de una enfermedad, tu divorcio o accidentes de coche tuvieron un gran impacto. ¿Cómo te ayudó la terapia en tu proceso de recuperación?
Sufrí varios eventos traumáticos en mi vida y creía que todo era cuestión del destino. Me victimizaba pensando regularmente que tenía muy mala suerte. Que Dios había decidido vengarse de mí y de mi familia lanzándome maldiciones. Que el universo y el destino me estaban jugando una mala pasada. Había vivido momentos muy duros. Al igual que la mayoría de las personas que conozco, también tenía muchos sueños, deseos, anhelos. Pero, sobre todo, miles de emociones que no sabía cómo manejar y una vida que transcurría en piloto automático. En uno de los accidentes de tráfico, empecé a cuestionarme algunos aspectos de mi vida. Fue ahí cuando desperté y entendí que tenía el poder de cambiar. Que todos los hechos que me habían sucedido eran para aprender y lograr crecer a un nivel emocional mucho más profundo. Acudí en un primer lugar a una psicóloga, que me ayudó mucho. Mi alma ya estaba despierta y quería sanar. Y cuando eso sucede, no tienes que buscar: las soluciones y las respuestas llegan a ti. Poco a poco fueron llegando mensajes que me mostraban el camino. Todas las terapias que hice a lo largo de mi vida me ayudaron a sanar de una u otra forma. Mi idea con el libro es poner al alcance del público todo lo que hice para que cada uno escoja su propio camino.
La salud mental se está visibilizando cada vez más. Sin embargo, lamentablemente, todavía no está del todo normalizada en la sociedad. ¿Qué les dirías a las personas que se niegan a ir al psicólogo?
Pienso que la única opción no es la de ir a un psicólogo. Creo que la terapia es básica para el 100 % de los seres humanos. Sin embargo, no necesariamente hay que ir a una terapia tradicional. Yo siempre digo que, por ejemplo, no todos los colegios son para todos los niños. Cada uno se adapta de diferente forma en distintos lugares. Lo mismo sucede con esto. Habrá personas que sanen solamente leyendo un libro como el mío; otras que necesitan un psicólogo tradicional en psicoterapia, por ejemplo; otros, un psiquiatra, y otros, otras ramas como constelaciones familiares, psicomagia, biodescodificación, indagación compasiva, ho’oponopono, meditaciones, etc. Hay muchas terapias, lo importante es escoger una en lugar de escapar del dolor. A quienes se niegan les diría que la vida es mucho más hermosa cuando miras tu pasado para aprender y sanar. Es mejor pasar por un proceso quizá un poco doloroso, pero sanar y despertar, que vivir como un zombi eternamente con sufrimiento y en piloto automático.
La televisión y la radio son dos medios con mucha influencia sobre la población mundial. Como trabajadora en ambos, ¿crees que son buenas plataformas para concienciar de la salud mental y emocional?
Por supuesto. Trabajé muchos años en televisión y actualmente aún lo hago en la radio. Pienso que, a través de la televisión, la radio y, ahora sobre todo con las redes sociales y el internet, se puede concienciar mucho más sobre la salud mental. Personalmente, en mis redes sociales hablo del tema todos los días. Así me puedo dar cuenta de cómo las personas abren sus ojos y, a veces, con un consejo ya empiezan a hacer pequeños cambios en su vida.
En tu libro haces un recorrido por todas tus etapas de sanación. De hecho, incluyes ejercicios prácticos muy terapéuticos. ¿Piensas que tu obra puede ayudar a personas que hayan pasado o estén pasando por una experiencia similar a la tuya?
Pienso que con mi libro puedo ayudar a miles de personas. Y no necesariamente solo a quienes vivieron momentos tan dolorosos como yo. Estoy convencida de que todos pasamos por eventos traumáticos, unos más fuertes que otros. Sin embargo, todos sentimos emociones y dolor en algún momento de nuestras vidas. Por esta razón, creo que Oveja Negra es una herramienta práctica para que cualquier persona pueda sanar. La mayoría que lo han leído me ha dicho que lo tiene junto a su cama siempre y va repasando los ejercicios cada vez que necesita algo en particular.
En Oveja Negra tratas el tema de las víctimas de la herencia familiar. ¿Cómo se concilia ese tema con el conocerse a uno mismo?
Los seres humanos estamos interconectados. Pienso que a todas las personas les ha pasado que, por ejemplo, piensas en alguien y después de unos segundos suena el teléfono y justo te está llamando. Para mí no existen las coincidencias, sino los sincronismos. Todos tenemos traumas personales que vivimos en nuestra niñez y que podemos sanar conociendo esta y nuestra esencia. En la herencia familiar, todos también tenemos traumas transgeneracionales que son repeticiones que se dan en nuestro árbol genealógico. Un ejemplo de esto sería una enfermedad, una violación, un aborto, un asesinato o simplemente repetir una profesión por lealtad hacia el clan. En este caso, lo que hay que conocer es el árbol y tratar de entender qué sucedió en nuestra familia y qué nos quiere decir el árbol a través de ellas para poder sanar.
Además de talleres de constelaciones familiares y meditación, también has realizado talleres de psicomagia. ¿En qué consiste esta técnica? ¿Cómo puede ayudar en la sanación?
Esta es una metodología inventada por el chileno Alejandro Jodorowsky en la que puedes realizar acciones metafóricas que ayudan al inconsciente para sanar. Por ejemplo, si percibes que cargas traumas o sentimientos ajenos que no son tuyos, sino de tu madre, puedes devolverlas de forma literal. Simplemente construyes un lugar donde puedes poner la fotografía de tu madre y vas devolviéndole sus cargas una a una en forma de palabras, recuerdos, fotografías, etc. Esta sanación ayuda porque en el momento en que el inconsciente mira estas acciones percibe que el trauma ha sanado. A diferencia del psicoanálisis donde la terapia es hablar, en la psicomagia la terapia es hacer.
Sabiendo todo lo que sabes ahora, ¿qué le dirías a tu yo de hace veinte años?
Si pudiera conversar con mi yo de hace veinte años le diría que haga todo exactamente igual. Si mi yo de esa época no hubiera cometido todos los errores que cometió y no hubiera vivido lo que viví, yo no sería la persona que soy en la actualidad. A veces decimos: «Qué ganas de regresar el tiempo con toda la sabiduría que tengo hoy». Sin embargo, eso sería imposible porque no podría saber tanto si no hubiera pasado por todo ello.
Para terminar, ¿hay alguna cuestión qué te gustaría compartir con tus lectores?
Sí. Quisiera compartirles el porqué del nombre de mi libro. Muchos creemos que una oveja negra dentro de una familia es la rebelde, la que trae vergüenza, la que no conoce el camino, la «mala». Sin embargo, es realmente todo lo contrario. Las ovejas negras en un rebaño son las únicas que tienen lana que no se puede teñir. Según la metodología de constelaciones familiares, una oveja negra no es ninguna de esas cosas, sino todo lo contrario. Una oveja negra es quien es auténtico, honesto y la que, aún sin estar seguro de cómo hacerlo, busca la sanación propia y de la humanidad. La oveja negra es la que descubre los secretos que deben salir a la luz, la que pone a las personas en el lugar que les corresponde, la que reconoce a los ancestros que fueron excluidos y la que corta las cadenas para liberar al clan de las repeticiones. Es la que sana las raíces para que los frutos que llegaron y los nuevos que vendrán lo hagan sanos.
¡Muchas gracias por atendernos, Cynthia! Te deseamos todo el éxito del mundo con tu historia. Oveja Negra ya está disponible en librerías.
Disponible en: Libros.cc, Casa del Libro (formato físico), Casa del Libro (formato digital), Agapea, Amazon (formato físico), Amazon (formato digital), Elkar, Fnac (formato físico), Fnac (formato digital), Librería LibriMundi, Libelista, Storytel, Librería Siglo
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