¡Hola, Ángel! Bienvenido a Tregolam. Es un honor poder charlar contigo. Hoy vienes a presentarnos La manzana.
En esta novela con tintes sobrenaturales Elías Salvatierra, impulsado por su mujer Marta y junto a sus amigos y socios Juan, Alberto y Lucas, crea un nuevo partido político llamado Futuro. El propósito es gobernar con integridad y honestidad y combatir la corrupción que asola al país. Para su sorpresa, consigue la mayoría absoluta en las elecciones. A partir de este momento, Elías entrará en este mundo al que llaman el Gran Juego. Un mundo lleno de crueldad, criminalidad y falta de moral, que tiene un único objetivo: el control del mundo y de tiempo. Y cuando secretos de su pasado y personas cercanas comienzan a desvelarse como fichas adversarias en el Gran Juego, Elías toma contacto no solo con su genuina naturaleza, la de un ángel encarnado, sino con la misión que durante milenios ha enfrentado a ese ángel, Abaddona, con el poder del mundo, que no son otros que las dinastías descendientes de los Vigilantes.
¡Qué alegría nos da que hayas retomado la escritura! Desde 2012 hasta 2020, con Ocaso y La manzana, no habías publicado ninguna obra. Cuéntanos, ¿cómo has vivido esta vuelta a la literatura?
Hay muchas personas que piensan que escribir un libro es llenar páginas con mucho texto. Es posible que haya escritores que hagan eso y produzcan obras como se producen objetos en una fábrica. No es ese mi caso. Me considero autor, y la elaboración y desarrollo de una obra, especialmente si esta es compleja y profunda, con varios niveles de lectura y comprensión, lleva mucho tiempo: documentación, fragmentación, construcción, deconstrucción, ensamblado y revisiones. Ocaso me consumió más de seis años de trabajo. La manzana, otros tantos.
En la obra, un hombre común crea un partido político y consigue mayoría absoluta. Esto nos parece tanto una locura como algo plausible. ¿De dónde surgió la idea para la trama?
La idea generatriz es bastante anterior a la aparición del Movimiento ¡Basta Ya!, o del 15M. La corrupción social a todos los niveles hacía previsible que tal movimiento se generara tarde o temprano, y sucedió. La cuestión que me planteé entonces es cómo respondería el poder, si lo consentiría o no, o si quizás lo manipularía como hizo con el Movimiento Hippy o con el Mayo Francés en el 68. Ahí estaba la fuente primigenia de mi guion, de mi trama: la eterna lucha entre el poder y el pueblo gobernado, el mal y el bien, ahora vistos desde un ángulo moderno, aunque en el fondo sea el mismo conflicto desde el alba de los tiempos.
Uno de los temas de la novela es el poder. Este hace que los personajes se consideren seres supremos. ¿Crees que esta sensación es extrapolable a nuestra realidad?
Por supuesto, sí. Hay un capítulo que le dedico a eso, en la entrevista personal que mantienen el presidente saliente (un hombre realmente ambicioso y corrupto) y el entrante, Elías Salvatierra. En ella, el primero hace las veces ante el segundo de cicerone de los círculos infernales del poder, un poco a imagen de cómo Virgilio descubre a Dante esos círculos infernales en la Divina comedia. Lo que mueve el mundo de lo tangible es lo sutil de lo intangible: las ideas, los credos, los deseos, las ambiciones… Y los deseos y las ambiciones humanas, si no están conducidos e inspirados en una profunda fe de probidad, indefectiblemente conducen, siempre que es posible, a la corrupción moral y a la perdición de las personas. Es la entropía de la física humana cuando no está inscrita en una firme fe moral.
Hablando del poder, existe la tesitura de que este sea peligroso en manos malvadas. Pero también si terminan en manos buenas que se corrompan. ¿Qué lecciones esperas que la gente saque del libro? ¿Existen múltiples interpretaciones del mismo?
Como decía antes, la corrupción es consustancial a la esencia humana, salvo que haya una firme fe correctora moral. La corrupción, hoy, mueve el mundo y está en todas las escalas de la sociedad. Hay un capítulo en el que el presidente norteamericano le alecciona al español, durante un viaje en el Air Force One, de cómo funciona el poder y la corrupción, que son la misma cosa. El que un individuo no sea corrupto puede significar que aún no han puesto a su alcance el precio que lo empuje lo bastante, no que sea puro en esencia. Prácticamente todo y todos tienen un precio: sexo, dinero, vanidad, prepotencia… La cuestión es quién haría lo correcto, aunque le ofrecieran, como a Cristo cuando oraba en el desierto, todos los reinos de la tierra, que es decir todos los placeres.
En la historia hay una Orden que mueve los hilos invisibles del poder. ¿En qué te has inspirado para crearla? ¿Opinas que existe algo así realmente?
Bueno, en esto no se tiene uno que inspirar en nada. Es obvio que esa Orden ha existido desde siempre y existirá hasta el fin de los tiempos. Nada nuevo, en fin. Sin necesidad de llegar a la última Thule, imagínese los deseos de ese restringido club de personas (una veintena de familias) que acaparan entre ellos el 95 % de los recursos del planeta. ¿Cree alguien que no se protegen entre ellos, que hacen lo necesario para preservarse y dominar en toda circunstancia o que desean repartir su poder con alguien venido o no de la democracia o el pueblo?… A ellos no les satisface comprarse algo porque lo tienen todo… excepto la vida eterna. A los hombres, con corrupción, los compran para que los sirvan. Punto.
La manzana es un símbolo muy importante en la novela. Esto, por supuesto, no es algo casual. De hecho, da título a la obra. ¿Crees que los lectores lo interpretarán de varias maneras?
Espero que sí, porque la manzana es un símbolo universal con distintas connotaciones. En el Edén, representa la desobediencia por el sexo; en el Jardín de las Hespérides, como en la literatura nórdica, la Vida Eterna.
En La manzana se cuenta la rebelión de los Vigilantes según el Libro de Enoc. Y, aunque no se la menciona, debemos recordar que el deseo de sexo de los Vigilantes (… y vieron que las hijas de los hombres eran hermosas, y las desearon…) los condujo a la soberbia, no al revés, y ésta a renunciar a la vida eterna por el sexo, que es un placer de unos minutos que no se puede satisfacer plenamente jamás, pero por el que casi todos los hombres de todos los tiempos han llegado a la corrupción propia e incluso al crimen y al genocidio.
La simplicidad del título, así en seco y sin calificativos, me pareció el único posible porque es dejar abierta la propia interpretación, como la trama deja abierta la conclusión al lector para que rellene los espacios con sus propias creencias. Naturalmente, es una novela con distintos niveles de lectura y comprensión, para que tengan cabida en ella todo tipo de lectores.
El sexo es otro de los temas que más peso tiene en la obra. Placer, lujuria, amor… Todos ellos son los causantes de la toma de ciertas decisiones. ¿Hasta qué punto consideras que estos guían al alma humana?
Absolutamente en todo. Es la piedra angular. Si se considera de una manera metafórica el Génesis, el Edén estaba ubicado en el centro de la Tierra, desde donde nacían cuatro ríos. El centro del hombre es su sexo, donde se encuentra el Árbol del Bien y del Mal, y de él nacen cuatro ríos, que son cuatro extremidades. Como dije antes, el placer es tan intenso, que incluso los ángeles, los hijos de Dios, renunciaron a la vida eterna por un poco de eso. Por su causa ha habido toda suerte de guerras, crímenes, matanzas… El sexo es la razón de todo. ¿Para qué quiere el hombre la fama, el dinero, el poder, si no es por el sexo?…
Sin embargo, el sexo es un universo en sí mismo, y lo hay de todos los tipos, tal y como juego con él en La manzana: tienes el sexo vulgar, animal, primigenio, brutal; tienes el sexo retorcido, mental, perverso; tienes el sexo criminal, sádico, enfermo; y tienes el sexo espiritual, en el que criaturas distintas llegan a formar uno con la existencia misma. El sexo es caminar por el borde de un abismo insondable: quien da un mal paso, ya nunca puede volver al camino, porque el sexo siempre quiere más y más fuerte. Rara vez hay marcha atrás.
En la novela también destacas el impacto de la opinión pública sobre la política y su relación con ella. ¿Crees que los medios son los principales causantes de la persuasión de las masas? ¿Existe la posibilidad de que estos medios hablen en ocasiones por mandato de las propias fuerzas políticas?
No creo que las fuerzas políticas tengan nada que ver directamente con los medios. No; no lo creo. Y no tienen que ver con ella porque ambos, los medios y la política son propiedad de las 20 Dinastías, la Orden de la que hablábamos antes. La práctica totalidad de los medios del mundo les pertenecen directa o indirectamente. Cosa lógica, por otra parte, ya que quien quiera controlar el poder, la sociedad o lo que sea, ha de controlar el pensamiento, y para eso es preciso controlar los medios en todas sus facciones: prensa, radio, televisión, redes sociales, cine, juegos… Entonces, estos sirven a la política porque ambos son propiedad de los mismos dominadores.
Mire, si gana un partido, hay muchos que creen que pierde la oposición, y es cierto…, salvo que usted sea el dueño de ambos partidos. En tal caso, gane quien gane, azules o rojos, gana usted siempre. El poder lleva demasiados años en el oficio como para que no controle esto. Fue Roosevelt quien dijo que no existe la causalidad en la política. Y no, no ha existido nunca la casualidad en el Gran Juego.
La obra cuenta con multitud de personajes. Nos ha parecido que, en cierta medida, muchos de ellos representan ciertos pecados capitales. Pero, sin duda, el más interesante es Elías. ¿Tuviste claro desde el principio la evolución que tendría durante la historia?
Por supuesto, sí. Siempre he sostenido que un autor siempre comienza su obra por el final y la escribe desde atrás hacia delante. Si no sabes cómo termina, si ignoras el mensaje que quiere transmitir, en mi opinión es una obra muerta, no merece la pena. Será como otra, como mucho, pero nunca tendrá carácter de ejemplar. Los personajes están vivos para el autor mientras los escribe, y solo quedan eternizados en su papel cuando se ha concluido la obra; pero hasta ese momento evolucionan y cambian. Y Elías cambió mucho, evolucionó rápidamente e incluso protestó en ocasiones por el papel que le asigné. Se rebelaba. Ya me había sucedido con otro personaje en mi novela Lemniscata, pero lo de Elías era más lógico por su doble condición de mortal y de encarnación de un ángel, una criatura inmortal. Era lógico que ambas naturalezas chocaran en él de una forma brutal y lo desmembraran entre la pureza de lo excelso y lo inmundo de lo perecedero. Elías es una ínsula, el territorio intermedio entre dos dimensiones irreconciliables.
La manzana es la última incorporación a tu amplio repertorio literario. Este cuenta con obras tan diversas como Adán Nada, Germen de Dios, semilla del diablo, Carne, El Autor prodigioso, Lemniscata o La hora, entre otras muchas. Eres un autor muy versado. Pero esto implica que también tuviste tus comienzos. ¿Cómo ha evolucionado tu estilo desde tus publicaciones mas antiguas a las más recientes?
Evoluciona el hombre, el autor. Cuando apenas era un chaval que se planteaba qué quería ser de mayor, y barajaba esas posibilidades locas de los chicos, como buzo, torero, astronauta y cosas por el estilo, un día percibí que no tenía que hacer nada para ser lo que sería, que ya lo era. Y desde que tengo memoria escribo. Lo hago con lo que me nace del corazón. La realidad me hace sufrir, y ese sufrimiento me lleva a combatirlo con la literatura para comprenderlo y encajarlo en mí. Supongo que el pintor lo pinta, el escultor le da volumen y el que no tiene un arte acude al psicólogo o al sacerdote. El escritor escribe su sufrimiento y lo comparte con el mundo a través de sus lectores. En cierta forma, somos como antenas que captamos lo que vibra en nuestra atmósfera y lo interpretamos, aunque en este caso en forma de trama, en forma de novela. ¿Sabe?… La novella nace en el Quattrocento para acercar la filosofía al pueblo a través de una trama, sacándola del ámbito exclusivamente erudito. Supongo que mi novela es esto, y ha ido evolucionando igual y al mismo ritmo que el autor lo ha hecho, ganando en experiencia, conocimiento y, espero, sabiduría.
Ahora que has regresado al mundo de la escritura, ¿tienes algún proyecto nuevo en mente?
Me queda mi gran obra. La única, la perfecta. Me he manifestado en todos los géneros y subgéneros de la literatura, desde la novela costumbrista o romántica a la histórica o metafísica. Estoy trabajando una segunda parte de La manzana, pero tengo previsto retirarme durante un tiempo para escribir mi obra magna, la que pone broche de oro a mi vida. O eso espero.
Para terminar, ¿te gustaría compartir alguna cuestión con los lectores?
En todo caso, que le den importancia al lenguaje y a las palabras. Una partícula pequeña, como por ejemplo «qué», da un sentido u otro a la vida. Si para uno ese «qué» es evolución, por ejemplo, todo es lícito, incluso lo peor, y lo único malo es que te pille la policía. Si, por el contrario, su «qué» es espiritual, sabe que, vigilado o no, ha de hacer siempre lo correcto y que por todo se han de rendir cuentas. Una partícula, ya lo ve, como en el efecto mariposa, puede convertir a un hombre en un ángel o un demonio.
Por último, a mis lectores les diría que leer es bueno si quien lo hace es más rico cuando ya ha leído que lo era antes de hacerlo. Sin embargo, hoy no destaca el mundo literario por su calidad o su riqueza. En muchos casos, uno lamenta el tiempo invertido en leer algo aberrante o sin contenido, porque el mundo en todos sus niveles se va haciendo vulgar. Les diría, en fin, que sean exigentes a la hora de elegir qué leen, porque son páginas que van a entrar en sus almas.
¡Muchas gracias por atendernos, Ángel! Esperamos que tu trayectoria literaria siga durando muchos años más. La manzana está disponible en librerías.
Germen de Dios, semilla del diablo (1986)
Una flor en el infierno (1999)
Carne (2002)
El Autor prodigioso (2020)
Sangre de Lunas (2006)
Lemniscata (2008)
La otra -irreverente, pero verdadera- historia (2011)
Multiverso (2012)
La hora (2012)
Crepuscular (2020)
La manzana (2020)
Relato
Dimensiones I (1988)
Dimensiones II (2010)
Dimensiones III (2018)
Ensayo
Constitución Deontocrática (1992)
Artículos
Artículos de prensa y opinión publicados por el autor tanto en la prensa nacional como en otros medios internacionales.
«España, sin más remedio I» (2009)
«España, sin más remedio II» (2011)
«España, sin más remedio III» (2013)
«España, sin más remedio IV» (2015)
«España, sin más remedio V» (2017)
«España, sin más remedio VI» (2020)
Poesía
Panorama inconsciente (1978)
Abstracciones de ahora (1978)
Tiempo de nada (1978)
Disponible en: Página web del autor, Amazon, Kobo, Scribd, La Fratelli ibs.it, Librería Códex, Fnac, Casa del Libro
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