Buenas tardes, A.B., muchas gracias por atendernos para hablar de la publicación de tu libro Los Niños Terribles (Letrame Grupo Editorial). Esta se presenta como una novela coral en la que nos hablas de la infancia de los personajes que intervienen y de cómo esta etapa juega un papel esencial en su futuro como adultos.
Uno de los aspectos que destacaríamos de tu libro es que cada capítulo se desenvuelve como un pequeño relato que luego se enlaza con otro. ¿Dónde buscas la inspiración para desarrollar estructuras tan peculiares?
Me encantaría decir que es resultado de mi originalidad creativa, pero con el gran número de genios literarios que nos preceden, hay poco espacio para la originalidad. Así que, más que inspiración, diría que es producto de la influencia que en mayor o menor medida han tenido en mí otros autores como Jonas Jonasson, con ese libro increíble que es La Analfabeta Que Era Un Genio De Los Números, donde los personajes avanzan en los primeros capítulos como si las suyas fueran historias paralelas e independientes, hasta que en algún momento confluyen y el resto de la historia parecen caminarla juntos.
Hay varios ejemplos más de una fórmula similar, que en algún punto terminé adoptando en forma casi inconsciente, con modificaciones, y probablemente menor genialidad. Una de las principales ventajas que le veo a esa estructura, es que me permite reflejar a través del relato, que todos tenemos una historia que contar, de la cual somos protagonistas por derecho propio, aunque las circunstancias nos coloquen a veces en el rol de antagonistas en la historia de los demás.
La trama que llevas a cabo es complicada de construir. Es por ello por lo que entendemos que siempre has tenido un apego por la escritura. ¿Desde cuándo escribes? ¿Cómo fue ese momento en el que descubriste por primera vez la escritura?
Escribo desde los cuatro años, jejeje. Pero no fue hasta los diez que logré componer algo similar a una novela escrita, con dibujos insertos entre las líneas para describir mejor lo que no alcanzaba a exponer con palabras en ese tiempo.
En cuanto a mi descubrimiento de la escritura, pienso que no se puede situar en un momento específico, pues fue algo gradual, desde las primeras obras inventadas para entretener a mis hermanos chicos, pasando por mi necesidad de reescribir los finales de las novelas que leía, para adecuarlos más a mi gusto y, finalmente, la creación del hábito a través de mis «Diarios de Vida». Ahora bien, el diario de vida como tal duró bastante poco, pues mi hermana gustaba mucho de leer lo que yo colocaba ahí, y no precisamente para alabar su calidad literaria.
Si buscamos un hito, pienso que este se dio a los catorce, cuando logré terminar mi primera novela corta, que recibió excelentes comentarios. Por supuesto que el hecho de que esos comentarios provinieran de mi mejor amiga restaba algo de objetividad al elogio.
Fue recién cuando me atreví a publicar unos cuantos fanfiction bajo pseudónimo, ya estando en la universidad, que me percaté de que había personas que querían leerme, y eso me alentó a seguir avanzando en mis historias, con miras a publicar algún día, aunque siempre pensé que lo haría en un futuro bastante más lejano.
Como decíamos, tu libro desarrolla una trama en la que todos los personajes tienen el mismo protagonismo y cuyas vidas se entrecruzan. Cada uno de ellos intenta sobrevivir a su contexto en un mundo en el que nada es fácil. ¿Crees que las circunstancias influyen en nuestra carrera o somos dueños de nuestro destino? ¿Qué personajes reflejan mejor una idea u otra?
Pienso que las circunstancias influyen, pero que es la actitud que tomemos frente a tal o cual circunstancia lo que nos define como amos o esclavos de nuestro destino. Cada uno es dueño de decidir si deja o no que tal o cual tragedia le afecte en forma definitiva, y si bien hay infancias más privilegiadas que otras, de cuando en cuando nos encontramos con estos seres admirables que, de algún modo misterioso, logran sobreponerse a las peores circunstancias.
En el caso de Andrés, tenemos un contexto de pobreza y maltrato, pero hay un hito en su historia en que descubre una alternativa a la vida que lleva, y lo marca de tal forma que él se niega a renunciar a esa imagen y a ese sueño. Es la actitud por tanto la que se sobrepone a la circunstancia.
Inés se deja afectar mucho más por las circunstancias, lo que se refleja en la agresividad con que enfrenta al mundo para evitar que la hieran.
Javier, en cambio, pareciera inmune a las dificultades del entorno. Acepta lo que la vida le arroja como parte de vivir y coloca foco en ayudar a otros, porque lo hace sentir bien.
En cierto modo, todos los personajes del libro, incluso los que parten siendo adultos, son niños desafiados por contextos complejos, que deciden enfrentar de una u otra forma, y es lo que define el tipo de adulto que serán.
De hecho, relacionado con el periodo infantil, ya habías escrito un cuento titulado El príncipe rata (Editorial Gunis) en donde contabas la historia de un príncipe al que convierten en rata, para que conozca el mundo real. ¿Por qué el cuento fue tu primera opción para adentrarte en el mundo de la literatura? ¿Tienes pensado volver a publicar en este género?
A decir verdad, El príncipe rata fue una sorpresa para mí, porque lo escribí para mis hijos sin tener ninguna intención de que fuera mi primer libro. Al enviar ese cuento a Editorial Gunis, lo que buscaba era una editorial dispuesta a venderme las imágenes y maquetación, que yo no tenía tiempo de hacer, para crear un libro que pudiera obsequiar a los niños en Navidad. Nunca imaginé que la editorial lo considerara apto para ser publicado, pero con esa oportunidad vino el ánimo para probar suerte con mis novelas, y estoy feliz del resultado.
De todos modos, no creo que abandone el mundo de los cuentos por ahora, pues mis hijos han sido los más felices en todo el proceso de creación y edición de ese libro. Ellos mismos me aportan las ideas de lo que quieren oír, y yo me dedico a darle forma y colocarlo en papel, de modo que tenemos al menos dos nuevos cuentos a la cola y uno de ellos listo para mandar a revisión, esta vez con una niña en el personaje principal, a solicitud de mi hija.
Cuando estás desarrollando un libro, ¿piensas en el lector o consideras que es mejor escribir siendo fiel a una misma sin tener en cuenta al público?
A decir verdad, escribo porque para mí, escribir es una necesidad, y mientras lo hago soy lo suficientemente egoísta para buscar mi satisfacción, más que la de algún potencial lector. Pero una vez completada la historia, en las correcciones posteriores, coloco esfuerzo en hacer que el relato se transmita adecuadamente, de modo que quien lo lea pueda ver lo que hay de bello o terrible en la historia. Estoy clara de que no puedo asegurar que guste a todo el mundo, pero me esfuerzo en conseguir que los emocione, pues si lo logro, estaré aportando con un granito de arena a la creación literaria. Es una forma de saldar mi deuda con los libros, que han sido una fuente inagotable de emociones para mí.
En tu novela, uno de los temas centrales es la relación familiar entre los distintos personajes protagonistas. ¿Qué otros factores crees que marcan la personalidad de cada uno de ellos?
La condición social es sin duda algo que marca a Andrés y genera uno de los móviles de su ambición, a tal punto que sigue intentando escapar de la pobreza incluso cuando esto ya no tiene sentido.
En el caso de Inés, el ser señalada por otros como una persona trastornada, ciertamente refuerza su actitud de rechazo hacia el mundo exterior y condiciona su agresividad, lo que solo perpetúa el rechazo en un círculo vicioso que es difícil de romper.
Javier, por su parte, se ve influenciado por un sistema escolar que concibe el éxito como sinónimo del logro académico o laboral, y que menosprecia otros tipos de talentos. Es eso lo que genera esta contradicción en que tienes un personaje con un altísimo nivel de inteligencia emocional y que sin embargo se concibe a sí mismo como un inútil, pues ni los colegios ni las aulas estudiantiles han sido capaces de trabajar las áreas donde él podría destacar.
El perfil psicológico de tus personajes está muy bien matizado, entre otras cosas gracias al buen uso del narrador en tercera persona. ¿Qué te resultó más complicado a la hora de crear una descripción psicológica de los protagonistas?
Lograr que parecieran reales. En mi cabeza tenía muy claro todas y cada una de las estructuras mentales de los personajes, lo que acabó haciéndolos demasiado predecibles, como sacados de la descripción de un libro de psicopatología. Pero en la vida real los seres humanos no son fáciles de encasillar en un único perfil psicológico, somos más bien una mezcla de ellos y, por lo mismo, no somos precisamente predecibles. Pienso que los personajes tampoco deben serlo, así que trabajé mucho en hacerlos más humanos y por lo mismo más complejos e impredecibles.
Estamos llegando al final de la entrevista, A.B. ¿Quieres comentarle algo a los lectores antes de despedirnos?
Que sinceramente espero disfruten de leer el libro tanto como yo disfruté al escribirlo. Y muchas gracias a ustedes por esta entrevista.
Muchas gracias por habernos atendido. Desde Tregolam te deseamos un gran futuro como escritora.
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