Buenos días, Lucía. Encantada de poder saludarte. Acabas de publicar Pecados y crónicas, una emocionante novela de aventuras donde se narran los periplos de Lucas Mackwelly y Coarten White en busca del pasado de este. ¿Cómo surgió la inspiración?
Buenos días, Sara, gracias por la entrevista. ¿Se ha preguntado alguna vez si los sueños son la realidad misma o el mundo de las ideas que postula Platón? Por esa cuestión inicié un planteamiento en el cual se establecía una conexión entre dos mundos que no fueran físicos, es decir, la unión de varias imposibilidades para hacerlo plausible. Por esta razón, me inspiré en el deseo de conectar mundos usando lo más común, que son los sueños y su encuentro en cada escenario de nuestra vida.
En Pecados y crónicas, las mitologías clásica y nórdica se entremezclan para dar lugar a una original visión del mundo que recorren los protagonistas. ¿Qué relación tienes con estas narraciones?
La función del mito es explicar un origen y establecer creencias de cómo este fue dado, por eso considero que su relación es solo ampliar qué sucesos dan respuesta a ese algo que se busca, y que no es imaginarse que la realidad sea una; en un mundo de posibilidades, dejo al gusto de cada uno el análisis sobre las distintas razones que pudieron originarla.
¿Eres asidua a las novelas de fantasía? ¿Cómo surgió el mundo que recorren Lucas y Coarten y las leyendas que lo conforman?
Me causa una curiosidad enorme saber si el mundo es una realidad oculta a los ojos humanos. Descubrir que la vida no es lineal y que lo más simple, a veces, es lo más complejo. Estas narraciones me parecen estimulantes, en cualquier caso.
La historia es un crecimiento personal que desarrollé alrededor de los años. Todo comienza como si fuéramos cartas que deja una confidente a un amigo, que cuenta su visión del suceso y que permite plantearse las mejores opciones.
En el inicio solo está el personaje llamado Lucas, que sufre ansiedad y terror; luego me di cuenta de que a la historia le faltaba chicha, así que decidí colocar escenarios en los que el personaje se sintiera a gusto. Su caracterización como una persona normal daría un enfoque pintoresco de tramas unidas y secretos humanos que, en mi opinión, todo el mundo tiene, pero que mucha gente se empeña en esconder.
Todos los personajes tienen una personalidad propia y bien definida que ayuda a atribuirles determinados roles. ¿Cuál es tu preferido y por qué? ¿Te identificas con alguno en concreto?
Me encanta la personalidad del elfo. Su humor sarcástico y sincero favorece el otorgarle algo picante a la narración, que es necesario para los momentos incómodos a los que a veces se enfrentan. No es nada especial, todos tienen alguna característica que he visto en las personas corrientes, en un café o en un TransMilenio. Todos tienen ese «no sé qué» que evidencia cada escena.
A pesar del pasado de Lucas y de aquello que finalmente acontece. ¿Crees que podría haber tenido alguna posibilidad de redimirse por sus actos?
Esta es una historia fragmentada, es el inicio de una historia que va a ser circular. Entonces, para mí, lo hecho, hecho está; solo es el pegamento de las acciones del personaje. Aunque lo intente, podría haber razones para decir que fue adecuado lo que hizo y que no necesitaba redimirse.
¿Cuál era la intención que tenías cuando escribías esta obra? ¿Qué era lo que buscabas transmitir?
Humanizar los pecados. Prefiero resumirlo con esa frase. Siempre nos creemos que podemos juzgar lo que hace el otro, cuando no hay una verdad plena sobre lo que es malo o no. Es una crítica al constante miedo de las personas, una invitación a vivir la vida sin máscara y a sacar lo que uno no quiere que los demás vean.
En tu libro podemos leer distintas citas, desde Oscar Wilde hasta Jean Paul Sartre. ¿Qué peso tiene la intertextualidad en tu obra?
Generar conexión y una visión de un tema que todos conocemos o que simplemente ignoramos. Partir de una voz conocida a una que quiere darse a conocer.
Sabemos que el mundo del arte tiene una gran importancia en tu vida. ¿Hay alguna otra rama artística que cultives? ¿Crees que ha influido a la hora de elaborar Pecados y crónicas?
Me considero un camaleón. No busco la adaptación, más bien el conocimiento y cómo entenderlo. Por eso, desde pequeña tuve esa necesidad de poder realizarme como persona y poderme personificar a mí misma. Caminé por los senderos de la pintura, la danza, el canto y las artes marciales, que en mi forma de pensar es sentirte en cada movimiento. Claro, vivo como escribo y escribo como siento.
¿Hay algo más que quieras decirle a tus lectores antes de que abran tu novela?
Que no lo miren desde una postura normal, que lo gocen y que, si ven que pueden ser como algún personaje, se suelten y se relajen. A veces, el placer es simplemente leer y dejar que todo fluya.
Disponible en: Amazon y Casa del libro
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