Buenos días, Juan. La soledad parental de los hijos únicos es el título de tu nuevo y decimotercer libro publicado, y está protagonizado por Siempresolo, un chico que fabrica un mundo ilusorio debido a la soledad que siente por no tener hermanos, primos o amigos. ¿Cómo surgió este peculiar personaje? Háblanos un poco de él.
Siempresolo era huérfano de padres y estos huérfanos a su vez, por lo que sentía la necesidad de escribir historias como la suya, para contárselas a los demás. Para ello, le sirvió el haberse criado bajo la estricta y melancólica educación de su madre, hasta que un día, al morir ella, se viera obligado a vivir solo. Es una historia que nace de la realidad, aunque luego deriva hasta la ficción buscando un mundo irreal y unos parientes inventados que le resuelvan tales carencias, asociadas a sus necesidades parentales.
Tal y como puede deducirse del título y del nombre del personaje central, el principal tema que trata el relato es la soledad. ¿En qué momento dijiste “tengo que escribir este libro”?
En principio, me movió la reflexión porque hace tiempo que necesitaba escribir una obra sobre la necesidad de los niños únicos o adoptados. Después, se desarrolló con la experiencia porque nuestro “hijo único” llevaba casi toda su vida hablando con un ser invisible, simétrico a su persona, que compartía unas veces sí y otras no sus mismos problemas. Y, por último, surgió de la necesidad porque las personas (los hijos únicos, principalmente), como el resto de los humanos, necesitamos de otra persona, animal u objeto con quien compartir nuestra vida.
A pesar de nuestra naturaleza social, ¿crees que cada vez más las personas tendemos a refugiarnos en nosotros mismos como Siempresolo?
A veces sí, aunque la necesidad nos obligue con frecuencia a ello.
La soledad parental de los hijos únicos empieza con una dedicatoria a todos aquellos que no cuentan con hermanos o primos con los que compartir travesuras e inquietudes, al igual que el protagonista. ¿Hay cierto porcentaje autobiográfico en tu libro?
No. Aunque, como ya se cuenta al principio, la novela comienza en la realidad para luego derivar y terminar ya en la ficción.
Como autor teatral, has trasladado ese lenguaje a La soledad parental de los hijos únicos para construir una interesante mezcla de relato, dramaturgia e incluso ensayo. ¿Adaptar un texto teatral a uno narrativo sido complejo?
No, realmente no ha habido adaptación teatral. La obra empezó como ensayo, pero luego, viendo que no cumplía las condiciones, se apartó hacia la novela o libro de autoayuda.
¿Cuáles son las principales dificultades que has encontrado al escribir esta historia?
El que algunos lectores que leyesen mi obra pensarían que se trataba de una novela autobiográfica, mientras que otras pensarían que era ficticia.
¿Te plantearás llevar La soledad parental de los hijos únicos al teatro?
Nunca me lo he planteado. No obstante, si su éxito fuera tal que alguien interesado en el teatro me lo propusiera, sería cuestión de hablarlo.
Entrelazar géneros con tanta solvencia requiere de un gran conocimiento de los mismos y del dominio del lenguaje. ¿Cómo has desarrollado tus habilidades literarias? ¿Has asistido a cursos y talleres?
Mis habilidades literarias, si las tengo, son fruto de mi cultura, pero nunca de cursos o talleres especializados.
¿Qué es lo que más disfrutas al escribir?
En mi caso, como el cazador que busca la presa, cada paso que da o capítulo que termina, espera a que la liebre o la perdiz se levante delante de sus pies; en este caso, que a cada capítulo le surja con una nueva sorpresa.
Después de La soledad parental de los hijos únicos, ¿cuáles son tus próximos proyectos?
Mi próximo proyecto es otra obra de autoayuda titulada La Ilusión, el motor de la vida, que en estos momentos edita Difundia Ediciones.
Libro: La soledad parental de los hijos únicos
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