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Entrevista a Matías Iturbides: ‘El tejado de enfrente’

Buenos días, Matías. El tejado de enfrente, la obra que hoy nos presentas, es tu primera novela. Sus páginas poseen ciertos tintes autobiográficos, pero ¿qué porcentaje hay de realidad y cuánto hay de ficción en lo que narras?

Toda la novela publicada es ficción por definición, pero, como muchas tantas otras obras, esta novela relata algunas historias basadas en hechos reales. No obstante, esto no quiere decir que estos acontecimientos sucedieron realmente. Aunque debo confesar que hay mucho de mí en esta obra, sobre todo si consideramos la forma de ver la vida como un elemento autobiográfico.

 

Raymond, el protagonista de la novela, sufre una evolución significativa. Pasa de ver todo tremendamente gris, de estar decepcionado con la vida que lleva, a decidirse con determinación a seguir el camino que le marca su interior. ¿Qué consejo darías a todos aquellos que esconden sus verdaderos deseos tras el conformismo o el miedo al fracaso?

Raymond, en cierta forma, encarna muchos de todos aquellos temores que llevamos dentro. Sin embargo, él decide dar un paso más allá y se lanza arriesgándolo todo. Como seres humanos, como entes sociales que somos, considero que una de las cosas que más nos pueden influir positivamente es ver el ejemplo de los demás. Resulta inspirador el saber que alguien ha logrado algo tras romper sus propias limitaciones. No importa que se trate de una leyenda, un personaje de novela o el vecino de al lado. El ejemplo de los demás a veces nos puede ayudar a luchar contra nuestros propios temores. Este es el ejemplo que transmite Raymond. Así que mi consejo es que nunca nos dejemos vencer por el miedo. Ahí afuera ya encontraremos muchos obstáculos con los que luchar en el camino hacia nuestros sueños. De modo que lo peor que podemos hacer es perder la batalla antes de comenzar. Porque el miedo solo existe dentro de nosotros mismos.

 

La novela está repleta de personajes inolvidables, cada uno con una voz propia. ¿Tienes algún favorito? ¿De cuál te sientes más orgulloso?

La Gótica. Definitivamente mi personaje favorito es la Gótica. Ella es desenfrenada, un poco loca, arriesgada y simplemente va a por lo que quiere. Es toda instinto. Sin tapujos, y quizás en cierta forma conecta conmigo en algún breve espacio de mi vida. Puede que, por ello, ella sea mi personaje favorito. No obstante, el personaje del que me siento más orgulloso es doña Lucía. Ella encarna muchas de las cualidades que siempre he querido poseer.

 

El tejado de enfrente está escrito con una mezcla de humor y sarcasmo, pero sobre todo se percibe un halo de nostalgia. ¿Cuál es el mensaje que quieres transmitir con esta novela?

A mi entender en la novela hay muchos mensajes. Supongo que cada lector se identificará con uno o varios en concreto. Yo me quedo con la parte humana. Para mí es la esencia de todo. Nada tiene sentido cuando solo pensamos en nosotros, cuando actuamos de manera egoísta, cuando creemos literalmente que L’enfer, c’est les autres (“el infierno son los otros”). Lo importante es tratar de transmitir algo a los demás.

 

En las reuniones de Raymond con sus amigos en el Café Moon, se exponen relatos de temática y formato variados que nos hacen reflexionar junto a los personajes. ¿Por qué decidiste incluir este tipo de historias? De todas ellas, ¿hay alguna que no podías o no querías dejar fuera bajo ningún concepto?

Una de las funciones de los relatos es sacar a Raymond y su grupo de amigos del contexto real en el que viven. En cierto modo, estos encuentros en el Café Moon son casi como una catarsis para ellos y los relatos constituyen el hilo que los une. En lo que al lector se refiere, introducen una variedad en la voz narrativa y el tono que les ayuda a distanciarse por momentos del personaje-narrador. Es una técnica utilizada con diferentes propósitos. Vargas Llosa la utiliza en La tía Julia y el escribidor, Almodovar ha introducido cortos en algunas de sus largometrajes. Dentro de la serie de dibujos de Los Simpsons, está incluida otra serie llamada Rasca y Pica. Por citar algunos ejemplos.

De todas las historias contadas en el Café Moon, mi favorita es El viejo Huáscar, pero la que más me divierte es El origen de la palabra perdida. Otra vez me decanto por las remembranzas y no por el humor. A veces soy un poco nostálgico, lo admito.

 

En tu página web, cuentas que has tardado casi diez años en publicar El tejado de enfrente. ¿Qué fue lo que finalmente te dio el impuso necesario para continuar con ella y publicarla?

Esta novela la comencé hace diez años. Luego, la continué para presentarla como trabajo final en el Máster de Creación Literaria de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Después, estuvo unos seis años en el cajón. Finalmente, sentí la necesidad de cerrar el círculo, la retomé y volví a leerla. Me pasé todo un verano quitando y poniendo cosas. Eliminé más de quince mil palabras y en respuesta a la insistencia de mi esposa y mi suegra, que años atrás se había leído el primer manuscrito, decidí publicarla.

 

¿Cómo se te ocurrió el título de la novela? ¿Qué significado hay detrás?

El título tiene un doble papel que el lector descubre a lo largo de la novela. No es algo que deba mencionar aquí y, aunque no se trate precisamente un spoiler, considero que es importante que el lector perciba que es algo que va más allá que aquel conjunto de tejas que el protagonista alcanza a ver por el tragaluz de la buhardilla donde vive. En este caso, la conexión del título con una parte determinada de la novela es algo prefiero dejar en manos del lector.

 

Como decíamos al principio, El tejado de enfrente supone tu debut como novelista. Sin embargo, anteriormente has realizado relatos cortos que han sido publicados en antologías de Bilbao y Barcelona. ¿Cómo fue la experiencia? ¿Qué sentiste al ver tus ideas materializadas?

En Bilbao, publicaron uno de mis relatos que salió seleccionado en un concurso que realiza cada dos años Ediciones Beta. Fue una sensación rara. Por un lado, me llenó de satisfacción recibir mi primera carta de una editorial y que, además, era de felicitación. Por otro lado, sin embargo, sentí que había perdido algo. Los derechos de mi relato habían pasado a ser propiedad de la editorial. Ver mi nombre como autor de un texto no era algo que me hiciera particularmente ilusión. Ya no. La primera vez sí, pero de aquello hace más de 25 años, cuando un diario de circulación nacional publicó mi primer trabajo periodístico. Así que me pregunté: ¿qué he ganado entonces? Luego, comprendí que mi mayor premio fue haber escrito algo que, a juicio de una importante editorial, merecía ser publicado.

 

Tu trayectoria profesional está marcada principalmente por tu trabajo como periodista. De hecho, la literatura y el periodismo se parecen en cierto grado, pues ambas se basan en la construcción de una historia a la que se debe dar sentido y coherencia. Pero ¿qué crees que caracteriza a un buen escritor y a un buen periodista?

Una buena prosa; definitivamente, la belleza. La estética en el lenguaje es imprescindible para ser un buen escritor. Desde mi punto de vista, es más importante el cómo está contada una historia que la historia en sí misma. Una historia mal contada es como un cuadro mal pintado. De nada sirve un cuadro que represente un hecho importante si no está bien pintado. Lo mismo pasa con la literatura. «La escritura es la pintura de la voz», según Voltaire. Solo cuando se alcanza esa belleza en el lenguaje es posible transmitir algo. Creo que este debería ser el objetivo de todo escritor. Maupassant decía que la meta del buen escritor no es contar una historia, sino llevarnos a entender el sentido profundo de los hechos. A mi entender, la estética es el camino que nos conducirá a dicho objetivo.

En el caso del periodismo, hay que tener en cuenta la objetividad y la veracidad, que son imprescindibles en géneros como la noticia y el reportaje. Pero, en todo caso, volvemos a lo mismo: una buena prosa.

 

Después de El tejado de enfrente, ¿cuáles son tus próximos planes?

Esforzarme más en acercarme a esa meta a la que Guy de Maupassant se refiere.


    • Nombre: Matías Iturbides
    • Género: novela contemporánea, de aprendizaje.
    • Bio: Matías Iturbides (Santo Domingo, 1965). Es un experimentado periodista trabaja para la prensa escrita desde hace veinte años. También ha sido profesor adjunto de la Universidad O&M, donde impartió clases de Periodismo y ha realizado talleres de Periodismo Literario en el Taller Literario Planetababel de Barcelona. Durante los últimos años, de forma independiente, se ha desempeñado como relacionista público, asesor de comunicación, redactor y desarrollador web. Es miembro del Col·legi de Periodistes de Catalunya y posee el Máster de Creación Literaria (MCL) de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Como escritor, ha publicado algunos relatos cortos en antologías editadas en Bilbao y Barcelona, donde reside actualmente. El tejado de enfrente, su primera novela, presenta una historia contemporánea de carácter existencialista que ha sido bien acogida por la crítica.

Libro: El tejado de enfrente

El tejado de enfrente

Disponible en:
Distribuidora libros.cc
Amazon
Barnes&Noble

  • Páginas: 394
  • Editor: Cuarto de Letras, S.L.
  • Idioma: español
  • ISBN: 978-8494495632

 

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