Tabla de Contenidos
Cada dos por tres, vemos en la televisión que tal o cual personalidad está posando alegremente en un photocall con su nuevo libro publicado. Además de presumir de publicar un libro, nos dicen que ese manuscrito es una autobiografía interesantísima o una novela debut que va a superar cualquier expectativa. Parece como si escribir un libro fuese una labor tan simple que hasta la vecina del quinto nos presentará algún día la biografía de su gato. Pero miremos más cerca: detrás de esa celebridad, de esa marca, seguramente haya un escritor fantasma.
Se considera escritor fantasma –ghostwriter en inglés– a todo aquel profesional de la escritura contratado por un autor o una empresa para elaborar un texto de cualquier temática y estructura sin recibir reconocimiento público por ello. También son conocidos como negros literarios, término coloquial usado con mayor frecuencia. Entre sus trabajos más populares se encuentran las novelas y las autobiografías, pero también realizan cuentos o artículos. Existen casos en los que un escritor fantasma finalmente ha conseguido salir de la sombra, como el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa. Aunque, por regla general, permanecen en el anonimato absoluto. A lo sumo, pueden aparecer en calidad de colaborador.
No siempre sus niveles de participación son iguales. Si bien los autores pueden encargarles la completa realización de una obra, en otras ocasiones, su tarea se limita a reescribir partes o a continuar con la historia original por razones diversas –por ejemplo, que una novela esté inacabada–. En España, algunos de los casos más llamativos de escritores fantasma los encontramos en torno a Sánchez Dragó y Ana Rosa Quintana. El novelista confesó abiertamente en el previo a una entrevista con Ana Botella que le habían escrito su libro Libertad, fraternidad, desigualdad. Derechazos. Por su parte, la periodista se vio obligada a reconocer la “aportación de un colaborador” en su obra Sabor a hiel, pues esta incluía también partes de novelas de otros autores.
Y aún más: si viajamos en la historia, Alejandro Dumas contó con decenas de negros que le ayudaban a mantener el ritmo de sus publicaciones. Incluso el director Roman Polanski se ha encargado de transportarla al séptimo arte con su película The Ghost Writer (2010). En ella, un escritor por encargo debe elaborar las memorias del ex Primer Ministro británico Adam Lang. Mientras realiza dicha labor, se verá envuelto en una compleja trama de conspiraciones y traiciones políticas.
La lista de personalidades y empresas que contratan a estos profesionales clandestinos es interminable. Escritores, periodistas, políticos, famosos y famosillos, deportistas… Todos buscan compensar su falta de habilidad literaria o de tiempo contratando a alguien que embellezca sus memorias o sus historias. Esto siempre –o casi siempre– en los límites de la legalidad mediante un contrato claro en el que, por supuesto, se garantiza la confidencialidad.
A pesar de lo que pueda parecer dado el tabú en torno a este tipo de escritores, el procedimiento para solicitar su servicio es sencillo:
Hasta aquí la definición y los aspectos más relevantes de un escritor fantasma. Si su contratación por parte de los autores puede interpretarse como una estafa o algo completamente inmoral… Todo depende del prisma a través del que se mire.
Empresa de Servicios Editoriales. Agregador de #Concursos Literarios y Becas, #ServiciosEditoriales, #Noticias, #Entrevistas, #Literatura
TREGOLAM tratará sus datos con la finalidad de gestionar su comentario en este sitio web. Puede ejercer sus derechos de acceso, rectificación, supresión, portabilidad, limitación y oposición, como le informamos en nuestra Política de Privacidad y Aviso Legal.