Mejora de textos o Editing

Uno de los factores en los que muchos autores muestran carencias o complicaciones es en la redacción. Por un lado, nos encontramos con textos con una serie de fallos ortográficos que deben ser subsanados, desde la puntuación, el uso de las marcas tipográficas (cursivas, negritas, etc.) hasta la composición de las oraciones (el orden lógico y sintáctico de las mismas).

Por otro, abundan los textos con una redacción en extremo enrevesada, accidenta o compleja que, de manera innecesaria, impiden la fluidez de la historia y afectan a la lectura. En este caso, la mejora de textos corregirá dichos fallos y, mediante comentarios al margen derecho, sugerirá cambios y comentará posibles soluciones en aquellos casos en los que los fallos sean excesivos.

Para muchos, elegir en qué tiempo quieren contar su historia parece una nimiedad y no siempre es así. Las historias funcionan mejor si el autor/a tiene muy claro lo que quiere contar y cómo hacerlo.

La diferencia entre contar una historia en pasado o en presente existe y no es una cuestión baladí, puesto que incidirá en el éxito o en el fracaso del cuento o de la novela en donde esté enmarcada dicha historia. Si se elige el pasado, lo ideal es mantener ese tiempo de manera uniforme y no alternarlo con otro tiempo de manera deliberada. Asimismo, narrar en pasado implica saber usar sus modos verbales: pretérito simple, pretérito imperfecto, pretérito perfecto, pretérito pluscuamperfecto, etc.

Aquí, el editing señalará aquellos momentos en donde esto no se cumple y sugerirá los cambios que sean convenientes.

De manera similar al punto anterior, no es lo mismo emplear un narrador en primera persona (protagonista o testigo) o un narrador en tercera persona (omnisciente). La elección de quién será el encargado de contar la historia y su puesta en práctica no siempre es la acertada. Cada tipo de narrador tiene sus propias características y sus limitaciones.

En ese sentido, en un trabajo de editing el editor sabrá detectar si el narrador elegido está cumpliendo su función y señalará aquellos momentos en los que aparezcan fallos y/o alternancias erróneas con otros tipos de narrador, si se diera el caso.

No se trata simplemente de determinar si el personaje llamado Julián al inicio de la historia no termina llamándose Juan al final de la misma. Se lee ridículo, pero sucede, especialmente en textos demasiado extensos que quizás se han escrito en distintos momentos de la vida del autor/a o en aquellos personajes nombrados con grafías exóticas.

En un proceso de editing, se trata, además, de determinar incoherencias en el rol o en «la vida» de los personajes y de sugerir, si la ocasión lo pide, cambios en la manera en que el autor/a los presenta dentro de la historia; por ejemplo, en el caso de personajes-cliché o poco desarrollados.

Lo que a primera vista parece algo sencillo —construir un diálogo— no siempre lo es. Más allá del aspecto gráfico, que implica el uso de la raya (—) para cada intervención, con su correcta puntuación, espaciado y acotaciones, se debe diferenciar también si se trata de un diálogo directo, indirecto o un pensamiento de algún personaje.

Y, lo más importante, determinar si el diálogo es realmente efectivo para el devenir de la historia y que no existe exceso de verbos del habla en las acotaciones (dijo, etc.) o bien acotaciones mal ubicadas o imprescindibles. Untrabajo del editing abarcará la mejoría de este aspecto, mediante intervenciones directas o comentario al margen.

Sea lo que sea que el autor/a quiera contar y el género de su predilección (ciencia ficción, incluida) un rasgo que debe prevalecer en un buen cuento o en una buena novela es el de la verosimilitud. Dicho rasgo está asociado directamente con los personajes y sus acciones dentro del espacio (ámbito) creado para ello. En la actualidad, existe una tendencia a la copia de novelas inscritas en ciertos géneros que han funcionado como best-sellers: novela negra, thrillers, novela fantástica, de ciencia-ficción, juvenil, etc.

Por si fuera poco, muchas de ellas presentan una influencia mal asimilada de autores consagrados o, lo que es peor, de producciones made in Hollywood. Un buen editor es capaz de detectar si esto ocurre con sólo leer las primeras páginas de un manuscrito.

Por lo tanto, su función será sugerir o recomendar alternativas para mejorar o, al menos, para que tales peculiaridades no sean tan evidentes.

La mejora de un texto comercial o dossier  implica que un editor profesional se involucre en el mensaje que se quiere trasmitir. Reforzando el relato, el orden y la redacción para dar con una imagen limpia y clara del producto.

La webs o plataformas online tienen una narrativa propia que se debe respetar. Deben ser textos sintéticos, precisos y sobre todo cortos, que condensen en pocas palabras el mensaje que se quiere transmitir en el menor tiempo posible.