Un accidente horrible. Un único testigo. Y una verdad todavía oculta a punto de desvelarse. ¿Qué ocurrió el verano del 46?
Esta es la premisa de Camelias en noviembre (Editorial Universo de Letras), de Ana María Rojas. La primera novela de la autora atrapará a los lectores desde la primera página.
La historia comienza con la travesía de Sarah por Galicia haciendo el Camino de Santiago el uno de noviembre. Esta bella mujer de clase acomodada se ha embarcado en un viaje para olvidar sus problemas personales. El inminente divorcio de su marido Ander, con quien dirige una empresa. Y el fallecimiento de su madre, Bárbara, que siempre vivió atormentada y alejada de sus hijos.
De noche y enferma, Sarah se ve obligada a desviarse de su ruta. Así da con un pazo convertido en un hotel de lujo. Berta Balboa, Señora de Boixas, es su propietaria y dueña del lugar. Sarah conoce a Álvaro Ulloa, un apuesto y aristócrata empresario. Él muestra interés en ella, más allá de lo meramente casual. Sarah es invitada a una cena de gala en el hotel al día siguiente. Cuando la ve, Álvaro la mira como si hubiera visto un fantasma.
«Algo que miraba le mantenía petrificado. Me di la vuelta para ver de qué se trataba. Era Sarah… Estaba bellísima, con un vestido como yo no había visto nunca. Parecía salida de una pasarela de moda. La cara radiante, aquel cuerpo y una forma de moverse que atraía las miradas de los presentes. Una reina. Ella tuvo que sentir el peso de nuestra mirada, porque en un momento se giró hacia nosotros, levantó la vista. Yo incliné la cabeza en signo de aprobación. Por lo menos, pensé, el señor se iba a alegrar. Lo que fuera que le estuviera preocupando quedaría en otro plano ante aquella aparición…, pero, me equivoqué. Siguió inalterable. No podía entender qué estaba pasando».
A partir de ese momento la vida de Sarah cambia por completo. Las viejas y espeluznantes creencias regresan con fuerza. El trágico accidente de la hija de Berta Balboa quizá no es lo que parece. Los secretos que ocultaba Bárbara están más cerca de salir a la luz. Y un destino parece unir la vida de los protagonistas misteriosamente.
«Mientras comía un bocadillo en la barra de la cantina, observaba a las pocas personas que por allí circulaban. Algunos eran viajeros y otros acompañantes. A mí nadie me despedía ni recibía. Tenía prisa por dejar atrás y para siempre aquel lugar: el pazo, la Casa del Escritor, la extraña casita de Marta… ¡Y de pronto…! Fue como una revelación:»
“¡No! ¡No son las personas las que me producen tal desasosiego! ¡Son los lugares que he visto los que me emocionan y remueven! Subo los escalones del tren y me quedo quieta en el pasillo. No busco mi compartimento. Miro al andén. Manos que se agitan diciendo adiós, pero sigo sin moverme. Se me viene una pregunta: ¿Sarah, huyes de algo? Un pasajero entra a última hora deprisa en mi vagón y al pasar por mi lado me empuja. El último aviso del jefe de estación. Reacciono. Cojo mi maleta y bajo deprisa los tres peldaños. Cuando toco el suelo del andén estoy a punto de caerme y allí me quedo, mirando cómo el tren se va alejando”».
Pasado y presente se mezclan en un relato paralelo narrado por varios personajes. La autora mantiene un perfecto contraste entre ambas épocas, separadas por cuarenta años, y expone perfectamente la situación de la década de los 80 en España: los conflictos con ETA —en el País Vasco en particular—, los primeros divorcios, etc. Asimismo, presenta un ritmo acompasado al suspense, una dosificación del misterio y un vínculo de los personajes que consiguen mantener la tensión hasta el final con honores.
Los personajes irán revelando su faceta más privada a lo largo de las páginas. Cada uno de los hechos aviva nuevas incógnitas. Estas se sumarán al principal interrogante con el que arranca la novela: ¿quién era Bárbara?
«Toqué mi cuello, que aún me dolía, rememorando las palabras que Alonso había pronunciado mientras apretaba, para después ir aflojando… Decía: “Eres fuego que abrasa mis entrañas. Vendrás conmigo. No dejaré que nos separemos nunca más… De nuevo como aquel tórrido verano —repetía—: eres aire… agua… luz… tierra…”. Yo no intentaba defenderme. Todos los esfuerzos que había hecho por olvidar a aquel hombre en un momento se me vinieron abajo. Lo deseaba con todas mis fuerzas, con un deseo prohibido… Alonso tan pronto se mostraba compasivo que me maltrataba. Me transportaba a un mundo inexistente sin barreras: su ternura y delicadeza me elevaban a la gloria y su brusquedad y ansias me llevaban más lejos».
El talento narrativo de Ana María Rojas impregna toda la obra y se plasma en una historia que traspasa las barreras de la ficción. Camelias en noviembre es un relato crudo, desgarrador, maléfico, misterioso y, sobre todo, esperanzador. Una magnífica y brillante vuelta al pasado. Un rompecabezas trepidante y lleno de intriga. Una obra siniestra de la literatura contemporánea ideal para los amantes de la década de los 80. Y, en especial, una historia que los lectores nunca olvidarán.
Camelias en noviembre ya está disponible en distintos puntos de venta.
Disponible en: Amazon, Casa del Libro, Agapea, El Corte Inglés, Fnac, Libros.cc
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