Un fotógrafo solitario, un misterioso tatuaje y una trama de corrupción son los elementos elegidos por el escritor Rubén Tinajero Ubidia para elaborar su novela El hombre de la cámara. Este libro publicado por la editorial Tregolam acompañará al protagonista en sus caóticas vivencias por las calles de Quito, Londres e incluso Italia.
El autor nos narra la vida de un fotógrafo que vive por y para su trabajo. Un día se topa con Alina, una joven con el tatuaje del número 34 en su antebrazo que se convierte en su obsesión. No es hasta que se ve involucrado en una misteriosa muerte en una tienda de antigüedades donde se hallan unos grabados de Durero relacionados con el tatuaje de Alina.
«Pasé al interior de la tienda de antigüedades, la curiosidad copaba toda mi atención. Caminé a través del pasillo, pero me sorprendió el silencio, nadie aparecía; entonces me dirigí hacia el fondo del estrecho corredor, y mi sorpresa fue inmensa al ver en el sillón a un anciano con el rostro demacrado y unos ojos blancos en los que el brillo de la vida había desaparecido. El resto de su rostro era una máscara pálida, con los labios ensangrentados, la nariz perfilada y unos pómulos macilentos que mostraban su lenta agonía».
Alina empieza a trabajar para Pablo Escudero y se ve envuelta en un complot de corrupción con delitos como la evasión tributaria o el soborno, entre otros. Cuando es acusada de algo que no ha cometido, busca la ayuda de Eulalia, una amiga que tiene en el juzgado. Paralelamente, el fotógrafo se entera de este suceso y comienza a investigar a la estructura corrupta a la que pertenece Pablo. Muy pronto descubrirá que esta involucra al Estado y a las altas esferas del poder económico.
Gracias a estos hechos, Alina comenzará a pensar en el fotógrafo como un hombre con el que se siente segura. Ambos se acercarán hasta fraguar una apasionada relación.
«Alina, después de contar todo a Elena, se mantuvo en su aislamiento voluntario. Sentía que estaba realmente agotada y no hizo más que sentarse detrás del escritorio, reclinar la cabeza y tratar de encontrar alguna solución en medio del caos. De pronto, olvidó su problema y recordó la imagen del fotógrafo. ¿Cuál fue la emoción que ese instante le condujo a pensar en él? Quizá su obstinada presencia, o sus súbitos aparecimientos en los momentos menos pensados».
El escritor concibe las relaciones personales de una manera cruda y arriesgada. El fotógrafo se encuentra divido entre su figura solitaria y su figura paterna. A lo largo de la novela trata de acercar posturas con su hija Isabela, fruto de su primer matrimonio fallido, que vive en Londres. Por otro lado, las salidas nocturnas que le hacen sentirse libre se calmarán cuando Alina y él se conozcan íntimamente, avivando la pasión de los personajes hasta un punto de no retorno.
«Nos quedamos en silencio por instantes que parecieron interminables, y luego acosados por el deseo, la tomé entre mis brazos, acaricié el contorno de su cuello, besé sus labios entreabiertos, hasta que su cuerpo se estremeció en un oleaje incontenible».
Esta historia está plagada de una intriga que mantiene tan cautivados a los lectores que no podrán soltar el libro. Rubén Tinajero Ubidia ha encontrado la mixtura perfecta para elaborar una obra tan absorbente como impactante que retrata la realidad de la sociedad política y social actual. El final desgarrador y auténtico remueve la conciencia y nos hace reflexionar sobre la fugacidad del tiempo y las injusticias presentes de las que somos espectadores y, a veces, partícipes.
El hombre de la cámara ya está disponible en las librerías online para aquellos lectores que quieran ver la vida a través de las palabras como el protagonista lo hace a través de su cámara.
Disponible en: Amazon, Gonvill Librerías
Compartir esta información
Tregolam
Empresa de Servicios Editoriales. Agregador de #Concursos Literarios y Becas, #ServiciosEditoriales, #Noticias, #Entrevistas, #Literatura