Hola, Tito. ¿Cómo estás? Te damos la bienvenida y te agradecemos que nos respondas a esta entrevista con motivo de la autopublicación de tu libro Pensamiento latinoamericano (2019).
Tu libro es un ensayo muy interesante en donde recoges apotegmas de diferentes autores latinoamericanos y que han nutrido la sapiencia en estos países de Suramérica. ¿Por qué has realizado esta selección de escritores y no otra? ¿Hay algún motivo especial por el que aparezcan determinados escritores?
Resulta que los escritores que aparecen en el libro son los más comentados en la enseñanza de literatura latinoamericana en la educación básica y en la universitaria en Colombia. Así las cosas, como he sido profesor de esa asignatura en los niveles básico y universitario, me di a la tarea de leerlos con especial atención y detenimiento con el propósito de ir más allá de lo que te presentan o reseñan los críticos independientes y los textos de los programas académicos oficiales.
No tengo ninguna intención exclusivista.
A guisa de ejemplo, me gustaría mucho incluir a Jorge Francisco Isidoro Luis Borges. Sin embargo, como su estilo es denso, una cita del maestro implica elaborar un contexto explicativo para evitar tergiversación de su pensamiento fundamental.
Otro aspecto es el caso de los poetas. El lirismo es un lenguaje lleno de alusiones catafóricas y simbolismos virtuales. Entonces para capturar la idea hay que hacer abstracciones subjetivas. Lo que daría lugar a debatir sobre si se interpretó bien lo que quiso expresar el vate.
Por lo demás, estoy seguro de que tienen reflexiones interesantes los desprevenidamente ausentes.
Los motivos especiales son varios. Destaco entre ellos, la idea de que los seleccionados de cada país nos permiten formar una apreciación colectiva sobre la idiosincrasia latinoamericana.
Sobre el vocablo “latinoamericano” hay en la actualidad un debate de si es cultural o literariamente correcta esa denominación para la población que habita la cuenca del Caribe, Centro y Suramérica.
La discusión se torna compleja en lo semántico. Unos abogan por ser considerados “americanos” puesto que simple y llanamente en realidad somos eso. Sin embargo, por ahora en los medios, esta expresión se refiere única y exclusivamente a los estadounidenses porque deja también por fuera a los canadienses.
Tal vez se podría acuñar “amerindios” suena interesante y autóctona, pero hay quienes les parece un clasismo degradante. Ese término al parecer deja por fuera a los afro. Muchos son los que se sienten cómodos en su zona de confort sin mirarse en el espejo.
En todo caso debo hacer la salvedad de que el título “latinoamericano” del libro no se refiere a gentilicio, sino a la comunidad parlante de idiomas con ancestros afines como lo son el español y el portugués.
Nos parece precioso el contenido principal de tu libro, que no es otro que buscar en la literatura una forma de sabiduría y reflexión que en otros campos no se puede obtener. Cuéntanos, ¿qué otros mensajes se tratan en tu libro?
Exactamente de eso se trata, aprovechar la sabiduría que podemos obtener como regalo preciosísimo de las brillantes inteligencias de los escritores reseñados —personalmente siempre los he asumido como pensadores—.
Existen distintos propósitos cuando leemos literatura. Todos son importantes porque inclusive leer por leer ya es bastante, como se dice popularmente “algo queda”. Hay quienes leen para recrearse o sea como el que viaja para contemplar o conocer el paisaje citadino, histórico o rural, por ejemplo. Los que leen para cultivarse, entonces tratan de comprender la estructura o preceptiva hasta lograr refinamiento cultural.
En el caso de este libro, sugiero al potencial lector que lea con detenimiento la introducción, esta ubica al leyente. La lectura de esta obra ofrece algo inédito, según mi opinión, y es descubrir las ideas que subyacen en cada escritor. Nos brinda también la oportunidad de conocer las apreciaciones de los autores de las sentencias sobre la cotidianidad de la vida y comprender por consiguiente aprendizajes para la vida.
Me comentan algunos de los que lo han leído que lo releen, que lo siguen leyendo y que entre más veces lo leen, más útil les resulta porque lo han asumido como literatura de crecimiento personal. A otros les ha servido como motivación para leer o volver a leer otras obras de sus escritores preferidos.
Me cuentan que ha habido docentes que se reúnen con sus alumnos para entre ellos analizar y comentar los mensajes contenidos en el libro en cuanto a que si las reflexiones son válidas ante las vicisitudes del diario acontecer.
Ofreces al lector una pequeña biografía destacada de cada autor, así como sus obras principales. Entre tanta certeza en las palabras de cada uno de ellos, nos resulta difícil elegir. ¿Si pudieras irte a tomar un café con alguno de estos autores con quién te irías? ¿Por qué?
Si que es difícil o si se quiere injusta la elección que se haga.
Bueno, comienzo por señalar que el orden de mención no refleja ninguna prelación. Pero ante una oportunidad como esa, si fuera posible, en este caso aplicaría el criterio que permita comprender la falta del integracionismo latinoamericano que, como dice el expresidente Pepe Mujica, está fracturado puesto que la unidad es aparente. A propósito en el libro pretendo la ilusión —porque de ilusiones también se vive—, de que las civilizaciones allende tengan una visión más realista de lo qué somos y cómo somos los latinoamericanos. Dado que aún estamos en un proceso de compactación y sincretismo social y cultural. Gran parte de nuestra población es un trasplante socioeconómico, político y cultural. Tal vez donde hemos cimentado más la identidad es en el crisol musical de los ritmos folclóricos y también los contemporáneos que nos caracterizan.
Dicho eso, me reuniría con Manuel Zapata Olivella quien en su novela histórico-social Chango, el gran putas desarrolla hasta cierto punto la gesta de la africanidad en América en cuanto a padecimientos y la lucha por la liberación y reconocimiento. Con Ciro Alegría Bazán porque abordó el indigenismo en EL mundo es ancho y ajeno” Compartió y vivió los avatares del diario acontecer indígena. Y Jorge Leal Amado de Faria. En sus relatos —digamos, Gabriela clavo y canela ente otros— recrea la endémica y multiétnica pobreza económica latinoamericana. Presenta la mixtura del clasismo y las relaciones interculturales preñadas de prejuicios sociales.
En el Pensamiento latinoamericano recuperas también nombres de autores clásicos prácticamente olvidados. ¿Por qué crees que esto es así? ¿Por qué hay escritores que quedan relegados a un segundo plano a pesar de su gran calidad literaria?
La literatura como arte padece las veleidades mediáticas y el consumismo de los tiempos presentes como también ocurre con otras manifestaciones culturales.
Entonces la divulgación de los escritores ínclitos de determinada época o corriente está sujeta a la influencia que hayan recibido los expertos o críticos de estos tiempos durante su formación académica, a lo cual se debe adicionar sus propios criterios, vivencias y particularidades del entorno social y político.
Ahora bien, desde la perspectiva de su importancia, Rómulo Gallego, Carpentier, Asturias, García Sarmiento, Guillén, Icaza, Vargas Vila y otros mantienen su vigencia tanto para el que quiera estudiar literatura como también para los lectores de los presentes tiempos. Son maestros de la pluma y la palabra por la forma y esencia de lo que escribieron. Leerlos o estudiarlos es verdadero deleite.
Por otra parte, a la literatura formativa o constructivista le es muy difícil competir con el morbo de la folletinesca o sea la que recrea simples episodios o anécdotas.
Tu libro es una especie de compendio, de enciclopedia sobre reflexiones, aforismos, refranes…Un libro al que cualquier lector puede acudir siempre que quiera para encontrar respuestas vitales. ¿Qué motivos te llevaron a publicar Pensamiento latinoamericano?
Esencialmente es un intento de extracto del “pensamiento paralelo o lateral”, popularmente denominado “sentido común”. Vivimos una sociedad centrada en el pensamiento lógico o racional. Y es en este punto donde se presenta la encrucijada cuando no le encontramos lógica a ciertos comportamientos o actitudes. Esas incógnitas las resuelve en gran medida el pensamiento paralelo o lateral, el cual es resultado, si se quiere, de muchos años de evolución y observación de las costumbres sociales de la humanidad.
Además, a través de este libro intento demostrar o divulgar que los latinoamericanos también tienen importantes filósofos o pensadores como los hay en otros continentes. De suerte que es una especie de invitación a integrar con este humilde trabajo sus aportes filosóficos al pensamiento universal. Habrá los que eventualmente digan que la filosofía se presenta a través de disquisiciones, sin embargo, no necesariamente es así como en el caso de los aforismos de Asia u Oriente medio.
Ciertamente este compendio es para leerlo una y otra vez sin importar el día ni la hora. Te sirve en la alcoba, en el viaje, en la oficina. Abrir cualquier página y empezar con diálogo interior o monólogos internos.
También ayuda a la vida contemplativa, para el efecto cito textualmente un aparte de la introducción:
«Leer con atención los apotegmas y apreciarlos constituye un acto sublime. La frase penetra suavemente en el pensamiento y éste se apodera de ella hasta llegar a un envidiable estado de contemplación. Se vive una nítida transparencia mental parecida al sentimiento experimentado ante la comprensión de un conocimiento complejo. Primero: complicado, difícil; después: sencillo, fácil hasta capturarlo por completo y penetrar en su quinta esencia. Luego, súbitamente aparece cierta e inefable actitud de suficiencia interior».
Relacionado con la esencia misma de tu libro, te queríamos preguntar cómo fue la labor de selección de las citas de cada uno de estos autores. ¿Por qué seleccionaste determinadas reflexiones? ¿Cuáles fueron tus principales fuentes de recursos? ¿Hay alguna frase que te haya marcado más que las demás?
La selección básicamente obedece a la enseñanza o sabiduría intrínseca de ellas y también a lo brillante de cada expresión. Contienen inmensos pensamientos en pocas palabras. Lo bueno si es breve es dos veces bueno.
Sucedieron dos ocurrencias, una, el contenido y otra, la estructura.
Para la época cuando ejercía como profesor de literatura, enseñaba la preceptiva, nudo, desenlace, tema, trama y otras cosas propias de las formas que en los textos denominan análisis literario. No obstante, con el tiempo comencé a sentirme insatisfecho con mis clases. Entonces resolví hacer talleres con mis discípulos para que las clases resultaran de mejor provecho y más amenas. Recreábamos fragmentos de las obras en el sentido de que tal evento podía narrarse de distintas maneras y así fuimos descubriendo estilos de los escritores. Eso desde luego se convirtió en un inmenso reto para mí porque me obligó a leer en profundidad a los escritores, a escrutarlos línea por línea, párrafos por párrafos lo cual dio como resultado que encontré muy agradable esa paciente y dispendiosa labor. Subrayaba y tomaba apuntes y notas repentinas. Por esa vía me dediqué a escrudiñar biografías, escuchar o leer conferencias, entrevistas, ensayos. De ese modo obtuve el contenido del libro.
El diseño de la estructura u organización siempre fue objeto de perturbadoras incertidumbres.
Cualquier día en tertulia de compañeros de trabajo de la secretaría de educación nos dimos a la tarea de divagar por qué la gente lee muy poco. Una de las razones fue que la gente dispone supuestamente de poco dinero para comprar libros. Entonces se nos dio por organizar una colecta de donación de libros usados. La jornada resultó todo un éxito hasta el punto de que llenamos una bodega de 75 metros cuadrados. Y sucedió lo que suele suceder con la administración pública, nunca hubo un vehículo a disposición para distribuir los libros. En nuestro medio el apoyo a la lectura es aparente. Es simplemente un discurso para posar. El tiempo pasaba y nada que se echaba mano de ellos. Mientras tanto yo aprovechaba para entrar a la bodega y leer aquellos que me llamaban la atención. En una de esas tomé uno titulado Serie nacional de libros de lectura de Alfredo M. Aguayo. Me gustó su organización y lo asumí como modelo.
Luego surgió otra duda. Quería cerciorarme acerca de antecedentes concernientes a mi proyecto. Entonces descubrí que lo que estaba compendiando se conoce como género de la paremia y existe desde tiempos remotos. Las hay compiladas sobre temas específicos, autores que las tienen de su propia creación como el filósofo Séneca, Reflexiones morales o Máximas de Rochefoucauld, las de Marie Von Abner Eschenbach escritas en alemán.
Me dediqué a encontrar y leer paremias y por esa vía tuve la fortuna de leer Las Analectas del filósofo chino Confucio. Finalmente, esta lectura me convenció sin dubitaciones de hacer la compilación de los escritores latinoamericanos que según mi humilde opinión es novedosa en cuanto a la agrupación por autores.
Hoy día tengo en mi sencilla biblioteca una colección de varios libros de paremias con diversas presentaciones y de diferentes países.
En cuanto a las frases que me hayan conmovido son muchas. De cualquiera de ellas se puede discernir. Me volvería intenso si me refiriera a varias, pero me limitaré a dos que abordan un aspecto del tejido social y el sempiterno y casi vano grito de las clases populares.
«Que fatales son los matrimonios desiguales» de Tomás Carrasquilla a pesar de lo aparentemente llana y simple es tan patética su enseñanza que basta con mencionar casos visibles. Por ejemplo, Trump y Melania con sus desaires en público, los comentarios sobran. Los melodramas de rica con pobre o viceversa, la procesión va por dentro. ¿Cómo se acopla o armoniza la parentela de las dos familias?, cómo encaja el refinamiento con lo agreste. Esa clase de enlace por lo regular está atada a una especie de arribismo social, por un lado, y por el otro a la primacía del noble sentimiento del amor. Son uniones conflictivas pero sucederán por siempre. Entonces frente a situaciones como éstas surge el análisis a través del pensamiento lateral para que la pareja pueda convivir ignorando el entorno perturbador.
«Son campanas de palo las razones del pobre» de José Hernández. Conmovedor por decir lo menos. Sin adentrarnos en la historia toda vez que este asunto es atávico, basta observar las justas reclamaciones de los chalecos amarillos en Francia, ¡cuánto tiempo llevan clamándolas ante la sordera de los gobernantes!; las protestas en Chile, muchos son los que han perdido la vista y hasta la vida con tal de que las autoridades cedan un ápice de bienestar social; las recurrentes manifestaciones populares en Colombia, atrapadas en las políticas económicas neoliberales luchan a brazo partido sin ser escuchados por los detentadores del poder. Todo esto pone en entredicho el idealismo del Contrato Social de Rousseau.
Como dijo Julio Cortázar —frase que hemos extraído precisamente de tu libro—: «Las buenas lecturas y la inteligencia dan confianza». ¿Consideras que hoy en día se lees más debido a la pandemia que comenzó en el año 2020 o todavía queda mucho camino por recorrer en cuanto a los hábitos de lectura?
Según el 25° Foro Internacional por el Fomento del Libro y la Lectura durante la pandemia se ha incrementado el número de lectores o por lo menos se han vendido más libros. Afirman en ese evento que al parecer la razón radica en que para leer se necesita un espacio en el tiempo y esta crisis sanitaria ha alterado la rutina de los horarios de los quehaceres. Verdaderamente quedarse en casa un fin de semana sin nada que hacer es dramáticamente agotador o estresante, luego quedarse todos los días resulta insoportable toda vez que el entretenimiento giraría en torno a la televisora, seguidilla de películas, repetición de eventos deportivos con desenlace conocido lo cual carece de motivación. Aflora el sentimiento del prisionero. Así las cosas, leer es una muy buena alternativa y responde a ese incesante interés de las personas por satisfacer curiosidades.
Lo anterior es coyuntural. Así que toca crear hábito perdurable para lo cual aventuro decir que se requiere conformar un equipo multidisciplinario integrado por docentes, neurólogos, sicólogos, informáticos, sociólogos, arqueólogos, lingüistas y obvio que también escritores.
Habría que escrutar la manera como se ha logrado la afición del público por el cine, la música y los deportes, entre otras, para poder extrapolar el gusto por la lectura. Dicho de otra manera es necesario revisar las estrategias hasta ahora intentadas para fomentar la lectura.
Otra opción probable puede ser que la tecnología de la informática programe procesador (chip) mental en los seres humanos con ese propósito, esta hipótesis da lugar a debates morales. Lo cierto es que la mejor conversación posible es con el contenido de un libro. Te respeta, no se altera, te deja pensar, te contradice sin que te ofendas, la imaginación vuela y lo más valioso transporta al interlocutor a la sublime y maravillosa contemplación.
Para todos aquellos lectores que quieran adentrarse más profundamente en la literatura latinoamericana, ¿qué tres obras les recomendarías?
Asumo que cualquier obra de los escritores reseñados sirve a esa inquietud, no obstante, subjetivamente sugiero Doña Bárbara de Rómulo Gallegos. La problemática del latifundio en América que sigue sin resolverse.
La vorágine de José Eustasio Rivera. El desangre que genera la violencia por la explotación de los commodities.
El coronel no tiene quien le escriba de García Márquez. Retrato de la dignidad alimentada con la esperanza.
El maravilloso escritor mexicano Juan Rulfo tuvo una vida difícil con una corta bibliografía, según él porque no quería repetirse a sí mismo. En tu libro además de estos datos curiosos también leemos de él: «En estos cuentos la vida es un caminar fatigoso, un triste pasado que elimina el futuro; es un esfuerzo inútil; es, finalmente, un andar a tientas entre las tinieblas». ¿Crees que la literatura puede salvarse o por el contrario con la era de la tecnología esta se está olvidando? ¿Cómo ves el panorama literario actual?
Bueno, para quienes gustan de escribir o leer cuentos les sugiero Es que somos muy pobres de Rulfo. En mi opinión una obra maestra. Nada sobra, nada falta.
Siempre habrá literatura porque es connatural a las personas, cosa distinta es que no se consuma como pan caliente. Probablemente su presentación cambie con los tiempos como toda costumbre humana.
La tecnología entendida como fuente de entretenimiento jamás conseguirá que sea olvidada la literatura. Por el contrario hay expertos lingüistas que aseguran que la forma de entrenamiento de los espectáculos se está agotando por ser recurrente. Generalmente la tecnología del entretenimiento está centrada en competencia de ganadores y perdedores, pero cada día la expectativa del resultado es previsible lo que le quita expectativa. En cambio, en la literatura el lector es actor, autor, protagonista, contradictor y otros roles.
Considero que la tecnología como lo dije en alguna respuesta anterior es una herramienta que será interdependiente con la literatura.
En cuanto al panorama actual creo que hoy día hay mas escritores per cápita lo que genera abundancia de opciones en las temáticas narrativas y, por consiguiente, más competencia entre escritores.
Hablando del mercado actual de la literatura, hay un boom de escritoras latinoamericanas que están dando mucho que hablar debido a su calidad literaria, como Fernanda Trías, Mónica Ojeda, Mariana Enríquez o Selva Almada, entre otras. ¿Qué tiene la literatura latinoamericana que la hace tan especial?
Fabuloso esta pléyade de escritoras jóvenes, preparadas, cultivadas dado que todas ellas y otras han estudiado literatura en academias. Así que sus respectivas vocaciones más la formación individual les deparará grandes logros para bien de la literatura citadina. Con lo cual se rompe el decir que la literatura latinoamericana está en deuda con lo urbano. Este hecho ya ha sido superado. Además, la crítica les ha sido favorable. Ellas son el relevo generacional.
Lo de “especial” de la literatura latinoamericana quizás se debe a que la población del subcontinente con sus abigarrados y heterogéneos grupos sociales rompe los preconceptos unanimistas que se tiene sobre otras regiones del universo.
Además de Pensamiento latinoamericano, has publicado dos cuentos: Percepción y Dilema. ¿Crees que tu estilo se ha visto influenciado por algún escritor concreto? ¿Quién? ¿El oficio de la escritura es innato o hay que trabajarlo cada día? ¿Tienes pensado escribir y publicar más relatos?
Creo que con lo que hasta ahora he escrito es difícil para mí afirmar quien sería el influyente toda vez que en todo lo que hago y pienso tiendo a ser ecléctico. Pero en las intenciones que he tenido de narrar in extenso tal vez seguiría al maestro León Tolstói.
Pienso que para escribir para los demás requiere natura, estudio y cultivo exhaustivo.
Tengo la idea de escribir sobre el Clasismo en el Derecho positivo. Me asaltan serias dudas sobre la justicia formal frente a la equidad.
Antes de dar por finalizada la entrevista, nos gustaría dejarte un espacio para que les comentes lo que quieras a los lectores.
Invito a los potenciales lectores a que lean, analicen y reflexionen sobre el contenido del libro frente a las vivencias propias y ajenas. Las paremias dan la inconmensurable oportunidad de conocer y tener mucha experiencia sin padecerla. Son como consejos que alertan.
Por último, me gustaría que las máximas y sentencias de nuestros escritores sean divulgadas en la China ya que como imperio emergente es conveniente que nos conozcan y sepan como pensamos.
Muchas gracias por tu tiempo, Tito, y por contestar a nuestras preguntas. Esperamos tener noticias tuyas muy pronto.
Egresé como licenciado en educación de la universidad Javeriana de Bogotá. Me gradué como abogado en la universidad Simón Bolívar de Barranquilla. Posteriormente obtuve el título de especialista en derecho público y administrativo de la Universidad Nacional de Bogotá, con base en una beca que me fue otorgada. Obtuve diplomado en docencia universitaria y he asistido a diferentes seminarios de diversas temáticas.
He ejercido, entre otros los cargos de catedrático de las universidades San Buenaventura (temas educacionales), Pamplona (literatura), Antonio Nariño (metodologías), U. Popular del Cesar (temas jurídicos); supervisor de educación, rector y profesor en varias instituciones educativas. Inspector de policía, presidente de acción comunal, conferencista y tallerista de educación, literatura y legislación, coordinador de comité evaluador de obras escritas de docentes, examinador oficial de extranjeros aspirantes a la nacionalidad colombiana, asesor jurídico, agricultor, pionero en la mecanización del cultivo de yuca en mi región.
Además, promoví la oficialización de varios establecimientos educativos, fomenté los consejos estudiantiles como escuelas de liderazgos, aporté varias propuestas a la ley general de educación.
En la actualidad me dedico al ejercicio del derecho como abogado litigante en seguridad social.
Disponible en: Amazon, Apple books, Google Play
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