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En Tregolam somos especialistas en la corrección ortotipográfica y de estilo. Somos una referencia en este bello oficio y a lo largo de los años nos hemos dado cuenta de que existen ideas erróneas sobre la corrección de un texto por parte de algunos usuarios.
Mucha veces nos llegan preguntas y dudas con respecto a la corrección de un texto. Por eso, nos gustaría aclararos algunos puntos.
Por otro lado, es normal cometer errores puesto que no somos máquinas y es fácil que se nos pasen algunas cosas. Ese es uno de los principales motivos por los que os recomendamos realizar siempre una corrección de vuestras obras.
¡Es mucho mejor prevenir! ¿Acaso como lectores no sentís que un libro pierde calidad si encontráis algún fallo en el texto?
En todas las editoriales siempre se hace una revisión de la obra, en primera instancia, y después se hace una segunda revisión. En Tregolam siempre nos aseguramos de repasar al menos dos veces cada una de vuestras obras para verificar cada uno de los cambios propuestos.
Estamos seguros de que al terminar de leer este artículo vuestros interrogantes quedarán resueltos.
Sobre el proceso de corrección de un texto siguen existiendo, al día de hoy, innumerables confusiones, mitos, ideas erróneas y preguntas mal respondidas que en este listado conviene repasar:
La corrección de estilo es una de las más solicitadas. Se utiliza para dar coherencia al texto mediante la observación de repeticiones, frases enrevesadas, elementos malsonantes y poco armónicos entre sí (cacofonías), palabras innecesarias que no aportan información (redundancias), el tipo de vocabulario utilizado (léxico), etc. Por ejemplo: «Se despertó y se peinó.
Cuando terminó de peinarse se duchó y después desayunó. Cuando terminó de desayunar se fue al trabajo». Si os fijáis, hay mucha repetición tanto los pronombres reflexivos («se») como de la construcción «cuando terminó» y de los verbos «peinar» y «desayunar».
Un corrector profesional detectará estas repeticiones y dará opciones para la mejora de la frase. «Se despertó y, después, se peinó. Cuando terminó se fue a la ducha y después desayunó. Al acabar, se fue al trabajo».
Es importante saber que la corrección de estilo no cambia la forma de escribir del autor ni la historia escrita, sino que busca enriquecer y favorecer el texto sin intervenir en la estructura de la obra.
Por su parte, la corrección ortotipográfica se refiere, principalmente, al correcto uso de la ortografía en los textos. Más concretamente, al buen uso de cursivas, comillas, rayas de diálogo, mayúsculas y minúsculas, tildes, leísmos, laísmos, etc. ¡Todas esas faltas que el profe nos corregía en los exámenes!
Por ejemplo: «Cuando valla allí, podré conocerle». El corrector profesional detectará rápidamente los errores marcados y lo modificará. «Cuando vaya allí, podré conocerla/lo».
Como tal, no existen correctores para cada género, sino que puede haber correctores especializados en materias. Por ejemplo, podéis buscar un profesional especializado en física para corregir una tesis. Sin embargo, cualquier corrector con años de experiencia a sus espaldas también puede corregir un ensayo (ya sea de física, de historia, de ciencia, etc.).
Este es uno de los temas más peliagudos a los que nos enfrentamos como correctores. No tengáis miedo a la hora de solicitar una corrección de estilo, pues no significa que se vaya a reescribir tu obra, sino a mejorarla sobre los aspectos que os hemos explicado en el punto 1. El corrector profesional no es un redactor.
Entre uno de los muchos cometidos de su trabajo se encuentra el de subsanar posibles errores en el texto.
El hecho de corregir una obra implica leerla de manera tranquila y profunda. Por tanto, ningún corrector profesional podrá realizar una lectura por encima, sino que precisamente su trabajo consiste en llevar a cabo una revisión exhaustiva para que el texto quede impoluto.
El corrector profesional permite la mejora de cualquier texto y seguir sus indicaciones es la mejor opción para que vuestro libro quede impecable.
La presentación del texto así como las reglas del aspecto visual también forman parte del trabajo del corrector. Nos referimos a las sangrías, a la justificación del texto, a los títulos, la separación correcta de los capítulos, etc.
Por más veces que leáis y corrijáis vuestro texto, es muy probable que siga teniendo errores. Vuestra obra literaria siempre va a merecerse una corrección para no dejar flecos sueltos. La calidad debe estar por encima de cualquier otro parámetro.
Un acabado profesional en vuestro libro asegurará que los lectores sientan que se encuentran ante un autor que se preocupa y que maneja la escritura.
Como habéis visto, el trabajo de un corrector implica muchas funciones que solo buscan mejorar una obra. Sin más interés que el de ayudar a los autores con una revisión de su libro para que no contenga ningún fallo, por pequeño que sea.
Una coma mal situada, una mayúscula ausente, una pregunta sin interrogación, una negrita excesiva, un diálogo con las acotaciones en otro párrafo…etc., pueden generar distracciones en los lectores.
Si todavía os surgen dudas sobre si contratar a un corrector profesional merece la pena, os dejamos una serie de ventajas:
Esperamos haber resuelto algunos de los interrogantes que siempre sobrevuelan en la profesión del corrector profesional. Si tenéis cualquier duda, estaremos encantados de resolverlas.
Y si queréis contratar un servicio de corrección estaremos encantados de acompañaros en la travesía para publicar vuestro libro.
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