Como ya es por todos sabido, el coronavirus (COVID-19) ha llegado para poner en riesgo nuestra salud y la de nuestros seres queridos, situándonos en un panorama de preocupación e incertidumbre. Debido al estado de alarma decretado por el Gobierno a mediados de marzo, los ciudadanos nos vemos obligados a evitar el contacto social y a confinarnos en nuestros hogares. Esto supone una desestructuración de nuestros hábitos, costumbres, horarios y rutinas.
El tiempo que antes nos hacía falta para cumplir con nuestras obligaciones, para disfrutar distendidamente con la familia o para poder llegar a todas las actividades de nuestra predilección, es muy probable que ahora nos sobre y no sepamos muy bien en qué ocuparlo o qué hacer con él.
Para quienes amamos los libros y la literatura, quizás sea el momento perfecto para retomar lecturas interrumpidas, releer aquellos libros que creemos que merecer una nueva lectura o ir acortando nuestra lista de libros pendientes. Para los amantes de la escritura, pues a lo mejor también sea un momento adecuado para ponerte manos a la obra y darle rienda suelta a tu imaginación y a las muchas ideas que, sin duda alguna, rondan y poco a poco se van desarrollando en tu cabeza. Sí, la situación se presta para que quizás te aventures a iniciar algún relato de tipo apocalíptico o a lo mejor una novela de corte distópico. No obstante, no necesariamente tiene que ser eso. Como tampoco tiene que ser escribir algo nuevo.
Si lo que realmente te gusta es la escritura o eres ya un escritor en ciernes, sabrás —o deberías saber— que la escritura, como muchas otras artes y oficios, implica un proceso. Sí, escribir con la idea de publicar un libro, se logra a base de etapas. Uno no escribe del tirón una novela en una semana y al día siguiente ya está de venta en las librerías. Ni siquiera en el sector de la autopublicación sucede así. Muchos libros nacen a partir de un par de notas hechas en una servilleta, otros se construyen siguiendo un esquema pensado y meditado, otros a partir de un borrador de un par de páginas, otros transformando un texto breve en uno mucho más extenso, otros mediante varios momentos de reescritura, de prueba y error, de hacer y deshacer, etc.
No hay procesos iguales y cada autor «se las apaña» según sus gustos y su conveniencia; pero lo que está claro es que un libro no surge por arte de magia ni en un par de sentadas al ordenador: hay que «trabajar» para lograr un resultado que nos merezca la pena. Y esto, queramos o no, puede llevar tiempo.
Por eso mismo, hoy queremos hablarte de algunas tareas relacionadas con la escritura durante estos días de confinamiento y que seguramente encontrarás entretenidas:
Tabla de Contenidos
Si eres del tipo de escritor que suele tener varias libretas o cuadernos repletos de anotaciones, ideas, frases que te hayan llamado la atención, citas, curiosidades, anécdotas de algo que te haya pasado, párrafos sueltos, posibles inicios o finales para un cuento, etc., podrías empezar por ir viendo qué podría serte útil de cara a algún proyecto en el que ya estés trabajando o para empezar uno nuevo. Podrías también hacer un filtro y pasar en limpio aquello que creas útil o simplemente ordenar aquello que veas un tanto lioso.
Al hilo de esto, ten en cuenta dos premisas importantes: por un lado, no todo lo que hayas anotado tiene que ser obligatoriamente útil o valioso; y por otro, no todo lo que hayas anotado tiene que ser obligatoriamente útil o valioso en este momento, aunque probablemente sí más adelante. Tú decides.
Si no eres de esos escritores que suelen destruir aquellos manuscritos que consideran deficientes, mal logrados o de poca calidad, seguramente en algunas carpetas de tu ordenador guardes algunos cuantos que se quedaron ahí, en el banquillo, esperando saltar a la cancha y debutar. Pues aunque presientas que nada bueno saldrá de tales textos, porque precisamente por eso no quisiste trabajarlos más o buscarles una salida en su momento, no descartes que si ha pasado una cantidad considerable de años, tu mirada y tu percepción sean totalmente otras en relación con aquella que decidió que era mejor prescindir de ellos.
Si no optaste por destruirlos o borrarlos, por algo habrá sido. Búscalos, ve a esos archivos y dales un vistazo. Puede que alguna de aquellas ideas mal desarrolladas ahora sepas cómo enfocarlas mejor, cómo darles una vuelta y transformarlas. Y si definitivamente no ves que nada es rescatable, al menos te echarás unas risas al recordar las cosas que escribías cuando eras un adolescente o en determinada época del pasado.
Si te tomas la molestia de leer o visualizar en YouTube entrevistas a escritores publicados, conocidos, reconocidos y premiados, verás que muchos de ellos mencionan, en algún momento, cómo trabajan sus libros; es decir, explican con más o menos detalles, su proceso de creación o escritura. Y por ahí quizás aparezcan términos como «añejamiento» o «pulir». El primero se refiere a dejar que el texto «repose» un tiempo, que se «añeje».
Muchos escritores, al terminar un relato o una novela, suelen guardarla durante unos meses y luego vuelven a ella para verla con nuevos ojos o nuevas sensaciones. A raíz de ello, puede originarse un proceso de reescritura. El autor hará retoques, cambios que considera significativos, enmendará algún posible desliz involuntario o que había pasado por alto, en fin, se tomará su tiempo para «pulir» su texto y dejarlo mejor de lo que ya estaba.
Bien, si cuentas con algún texto o varios en reposo, ahora es momento idóneo para sacarlos al sol, releerlos y sopesar la posibilidad de pulirlos, es decir, de mejorarlos. Revisa las acciones y repara en si de verdad son verosímiles o no, cerciórate de que hayas escogido al narrador adecuado para tu historia, lee en voz alta los diálogos y confirma que en realidad replican voces reales, valora la construcción de tus personajes y sus naturalezas, etc. Si necesitas reescribir, hazlo.
Es una regla que no está escrita, pero que es vital porque te ayudará a obtener un mejor resultado de cara a tus lectores. No lo veas como una obligación o como una tarea forzada. Si lo tuyo es la escritura, esto más que incomodarte debería entretenerte.
En caso de que decidas que uno de tus textos está en condiciones de ser publicado, luego de haberlo releído y pulido, puedes optar por dar un paso más en dos direcciones:
a) si estás seguro de que está listo, puedes valorar la opción de una corrección ortotipográfica o de estilo;
y b) si no estás del todo seguro y necesitas una opinión experta, ajena y objetiva, un informe de lectura podría ayudarte en ese sentido. Sea lo que sea que decidas, te estarás asegurando
Si los anteriores escenarios no son los tuyos, quizás este sí: arrancar con algo nuevo, desde cero. Sí, toma tus notas, organízate, en cuanto al tiempo, y ponte a ello. Quizás lo peor de una situación de confinamiento sea dedicarnos a tareas un tanto monótonas, así que podrías establecer un plan que a muchos escritores les ha funcionado:
a) fíjate un horario para escribir: por la mañana, por ejemplo;
b) ponte una meta: una cuartilla o media cuartilla lo más fluida posible, sin relectura;
c) revisa lo escrito y ve dándole forma, puliéndolo, retocándolo; esto lo puedes hacer a la mañana siguiente.
En resumen: un día escribes, al día siguiente revisas, y así, sucesivamente. Los fines de semana, permítete descansar o emplear más tiempo a la lectura, que te vendrá como anillo al dedo para conectar con tu proceso de escritura.
Como ves, tareas hay muchas y muy variadas en relación con la escritura, las cuales podrán ayudarte a rebajar el nivel de encierro y de aburrimiento, si es tal el caso. Prueba con alguna de ellas y recuerda: la mayoría de los mejores libros no se han escrito en un día. El trabajo, la dedicación y la constancia son importantes.
Empresa de Servicios Editoriales. Agregador de #Concursos Literarios y Becas, #ServiciosEditoriales, #Noticias, #Entrevistas, #Literatura
TREGOLAM tratará sus datos con la finalidad de gestionar su comentario en este sitio web. Puede ejercer sus derechos de acceso, rectificación, supresión, portabilidad, limitación y oposición, como le informamos en nuestra Política de Privacidad y Aviso Legal.