Pones el punto final a tu novela, o a tu narración, o a tu libro de cuentos. Por una parte estás satisfecho con el libro escrito; más que eso, orgulloso. Y haces bien en estarlo. Has terminado una obra de narrativa, lo que es una empresa nada fácil. Crees que lo que has escrito es bueno, que tiene futuro, que quizá tu obra pueda encontrar una editorial para editar un libro, o ganar alguno de los cientos de premios literarios existentes o venderse bien como ebook autoeditado.
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Pero por otra parte te ronda una cierta desazón: la incertidumbre de saber si la obra es realmente buena.
Entonces la relees, rectificas algunas cosas, añades más detalles… te obsesiona la idea de publicar un libro y el asunto continúa oliéndote bien. Lo peor es que también persiste la comezón, la maldita incertidumbre. Así que sacas unas copias de tu obra–probablemente hayas actuado así siempre, lo hacen muchos escritores- y las repartes a tu círculo más cercano: tu pareja, algún familiar, un par de amigos.
De acuerdo, está muy bien, es un paso casi obligado, parece positivo. Pasa un tiempo y comienzan a contestarte. Y no hay sorpresas porque están entusiasmados y te dan la enhorabuena. Si acaso, alguno te comenta que tal personaje ganaría si haces esto; o que tus frases le parecen un poco largas; o que si en la trama hubiera más agilidad la obra se devoraría con más placer todavía.
Fantástico. Les ha gustado a todos. Pero sin embargo tú inquietud continúa, ya que por varias razones dudas si creerlos o no: porque intuyes que todo que haces lo ven y juzgan a través de un prisma tan deformante como subjetivo.
Porque sabes que a nadie le gusta dar malas noticias y porque imaginas que a todos ellos les daría corte, si fuera el caso, decirte lo que de verdad piensan, por la sencilla razón de que es un asunto muy delicado y pudiera ser que te lo tomaras a mal. Tú les has metido en un charco y ellos salen de él como pueden.
En mi opinión, dar a leer una obra tuya a alguien cercano en el fondo es como pedirle –a veces exigirle, depende de la ansiedad con que se lo solicitas- que te diga que le gusta, que es maravillosa, que qué bien escribes. Y eso es engañarte a ti mismo.
Y además, incluso si son honestos y te dicen la verdad de lo que piensan, no van a saber explicarte de una forma ordenada y analítica lo que es positivo y negativo de tu obra.
Saber si una obra es buena o mala o regular, o así o asá, es un deseo difícil de satisfacer por la sencilla razón de que, para gustos, colores. No hay criterios objetivos y aceptados universalmente para dictaminar los grados de calidad de una obra. Si los hubiera, todos los críticos del mundo coincidirían en sus apreciaciones sobre cualquier libro. Y eso no ocurre.
Pero sí que existen unos profesionales capaces de darte una opinión sobre tu obra lo más cargada posible de objetividad y desde el punto de vista del mundo de la industria editorial además: los lectores editoriales.
Si escribes narrativa, hayas publicado o no, y de verdad deseas conocer cómo es tu obra porque te das cuenta de que a partir de saberlo puedes mejorarla, y mucho, te aconsejo que encargues un informe literario a un buen lector editorial con experiencia probada.
Los informes literarios suelen incluir mucha información de golpe y a veces no se sabe bien por donde empezar. Pero para que te hagas una idea, un informe te servirá para:
Si te estás preguntando constantemente qué es un informe literario o dónde puedo solicitar uno, debes tener en cuenta que ay muchos portales y particulares que ofrecen informes editoriales en internet. Pero ¡cuidado, porque como bien sabes, se vende mucho humo en internet. Compruébalo tu mismo. Haz unas búsquedas y verás como prácticamente nadie te dice el nombre del profesional que hará el informe, y mucho menos hace público su currículum.
Tregolam, el país de los escritores, te ofrece un servicio de informes literarios compuesto por un equipo de profesionales de contrastada experiencia, un trato personalizado y un riguroso control de calidad.
Si estás interesado, ponte en ➡️ contacto con nosotros.
1.1. Sinopsis sintética (de 3 a 8 líneas)
1.2. Sinopsis (de 1 a 2 hojas).
1.3. Época, lugar y tiempo narrativo
1.4. Trama y estructura
1.5. Temática
1.6. Posición del narrador
1.7. Personajes
1.8. Diálogos
2.1. Construcciones lingüísticas
2.2. Lenguaje y estilo
2.3. Ortografía y sintaxis
3.1. Aspectos positivos generales
3.2. Aspectos negativos generales
3.3. Valoración y calificación literaria
3.4. Valoración y calificación comercial
3.5. Público potencial
3.6. Recomendaciones sobre posibles correcciones y reescritura.
3.7. Comentario global, resumen final y, en su caso, recomendación de editoriales
Toda obra, por muy bien escrita que esté, necesita un informe literario puesto que esta aporta un punto de vista que el autor desconoce. Pero además, a la hora de pedir este tipo de análisis, hay que tener en cuenta:
Tregolam
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